Capítulo 41

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— ¿Qué le sucede? —murmuró preocupado el pelirrojo.

—No lo sé —respondió la de quirk ácido —Ya estaba así cuando llegue.

Bakugou fingió que no podía escuchar las voces de Kirishima y Ashido hablando acerca de él y se giro en la cama, abrazando una almohada que no era suya y maldiciendo entre dientes su puto estado de ánimo que no lograba cambiar sin importar cuánto lo intentará. El sonido de la puerta abriéndose apenas hizo que prestará atención y el sentir el colchón hundiéndose cerca suyo tampoco le afecto mucho.

Sero era increíblemente confiable cuando quería serlo. No decía nada y no preguntaba nada. Apenas llegó con una cara horriblemente demacrada, le dijo que se acostara en su cama y que él se encargaría de preparar su pequeña fiesta de año nuevo. Agradecía que fuera tan considerado con él que en ese día estaba siendo un amigo de mierda para todos.

—Imagino que no nos vas a decir porqué Bakugou llegó antes que nosotros y está durmiendo en tu cama —comentó la de cabello rosado mirando la espalda del cenizo con algo de preocupación — ¿Acaso están saliendo?

—Sí, así es —confirmó el más alto con total tranquilidad —Estamos saliendo.

El cenizo se alzó de la cama con rapidez al escuchar los gritos de los otros dos y le lanzó una almohada al azabache que soltó una fuerte carcajada, para después decirle que se fuera al carajo y quedarse sobre el colchón de brazos cruzados, con una mirada de enojo que no surtió efecto en el de ojos onix.

—Dios, no saben tolerar una broma —hizo un puchero el más alto.

—La puta broma no me hizo gracia, bastardo —gruño el de quirk explosivo —No la vuelvas a hacer.

—Vale, vale, perdóname, ¿sí, cariño?

Está vez, la habitación del azabache no se salvó de la serie de explosiones que causó el cenizo y que hicieron a la de quirk ácido reírse escandalosamente. El pelirrojo tuvo que calmar a su amigo para que la habitación no acabará prendida fuego y después de una ardua batalla contra una bestia enojada, todo se tranquilizó. El cenizo salió por la puerta, argumentando que iría por un vaso con agua —para que los demás supieran que no se iba a largar en ese instante de la fiesta— en lo que los otros tres se quedaban en la habitación. Entonces, un silencio tenso los invadió y tanto la femenina como el pelirrojo giraron a mirar al azabache, el cuál ya no estaba sonriendo ni aparentaba tanta tranquilidad como antes.

—Al parecer, Midoriya lo está evitando. No le contesta los mensajes y hoy cuando Bakugou lo llamo para invitarlo a venir un rato a nuestra fiesta, le dijo que no podía y que lo vería en el templo junto con Uraraka e Iida —contó el azabache —Estaba bastante enojado pero también algo deprimido por eso. No supe qué más que decirle que venga a descansar un rato acá.

—Eso explica que su temperamento este tan fuera de sí —asintió la de quirk ácido, poniéndose de pie y yendo hasta la puerta — ¿Kaminari iba a traer cervezas no? Tal vez necesita distraerse antes de que nos vayamos al templo.

—No me parece buena idea, Ashido —comentó el pelirrojo inseguro —Mamá Reiko me dijo que el alcohol no va a solucionar todos tus problemas, solo hace que los olvides por un rato.

—Bakugou necesita olvidar por un rato —hizo un puchero la femenina pero el de dientes puntiagudos se mantuvo firme —Bien, de acuerdo. Si nos pasamos, nos detienes.

—Me parece bien —acepto el de dientes puntiagudos.

—Yo tampoco voy a beber, así que los cuidaremos entre los dos —agrego el más alto —No me gusta tanto la cerveza.

Mina salió primero de la habitación, acompañada por Hanta y Eijirou que la siguieron. La casa del azabache no era muy grande, tenía dos pisos, tres habitaciones y una sala de estar con una linda y moderna cocina. Sus padres estaban en ese momento trabajando, ambos eran propietarios de una hermosa galería de arte en la ciudad y profesores en un colegio de arte, daban una pequeña fiesta de año nuevo en la galería como todos los años. Por lo tanto, tenían la casa despejada para su pequeña, improvisada e íntima fiesta que sería solamente entre ellos, Kyoka e inesperadamente, Shoto que venía por invitación del pelirrojo. La idea era no hacer un desastre en la casa, por esa razón eran tan pocos. Ya después cuando fueran al templo que acordaron con toda la clase A —y cierto pecoso esquivo— para recibir el año nuevo harían un desastre.

¡Alerta! ¡Héroe enamorado! [DekuBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora