¡Alerta! ¡Héroe enamorado! [DekuBaku]

Capítulo 5

— ¿Estás ansioso por algo? No dejas de mirar la puerta.

Midoriya casi tiro parte de sus materiales cuando la voz de Hatsune se escuchó en su oído derecho. Sonrojado, asustado y alterado se alejó de ella, que le dió una mirada curiosa y analítica. Estaba seguro que hasta hace menos de unos minutos se encontraba a más de un metro de él, en otra mesa, trabajando en sus propios inventos sin prestarle atención.

Realmente estaba distraído como para no oírla acercase tanto.

—N-No —tartamudeo en respuesta —No lo estoy.

— ¡Sí lo estás! —refutó la femenina muy convencida —Parece que quisieras hacerle un agujero a la puerta. Puedo prestarte a uno de mis babys para eso.

— ¡No hace falta! —gritó el de pecas asustado de que su compañera insistiera con el tema si no lo cortaba de raíz — ¡En serio!

—Te lo pierdes —le saco la lengua, se sentó sobre la mesa y le siguió mirando con curiosidad —Dime, ¿a quién esperas, Midoriya?

El mencionado se sonrojo todavía más y bajo la cabeza, jugando con las tuercas que quedaban sobre la madera. El jueves pasado había almorzando con Bakugou y su grupo de amigos, pensó que no sería malo si la situación se repetía y teniendo en cuenta los consejos de su padre, se prometió a sí mismo bajar un poco más la guardia con el de quirk explosivo cerca. Pero ya era miércoles y todavía ni lo había visto. No pasó por la sala ni se lo cruzó a lo lejos en los pasillos del edificio principal. Escucho que el departamento de Heroísmo tenía semanas muy duras a veces y creía que por eso no lo fue a ver. Pero también imaginaba qué pudo haber hecho mal durante el almuerzo y si su forma de tratar al cenizo termino por alejarlo.

En caso de ser lo segundo, la culpa sería suya y solo suya. Y se sentía como un total idiota por eso. No tenía el derecho de estar deprimido tampoco ya que se lo busco por su cuenta. Con su actitud antipática y defensiva.

Un tirón en su cabello hizo que volviera a mirar hacia su compañera, la cual tenía un ligero puchero y una expresión de molestia.

— ¡Al menos respóndeme! —reclamó ofendida porque no le escuchaba.

—L-Lo siento, lo siento —se disculpo y giro a ver a su compañera que estaba con las manos en la cintura esperando sus excusas —Yo...creo que he arruinado las cosas con Bakugou-kun. Han pasado muchos días y no lo he visto.

—Él no ha venido a verte —corrigió la femenina —Pero tú tampoco lo has ido a buscar, Midoriya.

Izuku no tuvo un excusa válida para ese sólido argumento, Mei tenía razón, todos esos días solo espero a que el cenizo apareciera y ya. Era un poco presuntuoso de su parte, ¿no? También podía irlo a buscar. Pero...¿estaría bien? Es decir, él era un simple estudiante —sin quirk para rematar— del departamento de Soporte Técnico y el de quirk explosivo era el genio del departamento de Heroísmo, ¿no se vería raro que fuera a verlo? ¿antinatural?

—Lo estás pensando mucho, Midoriya. Dentro de unos minutos es el receso, ¿por qué no vas a buscarlo? —le propuso la de cabello rosado —Estoy segura que le dará gusto verte.

El de pecas no estaba tan seguro de eso pero, por una vez, quería ser optimista. Así que se retiró de la sala, dejando a Hatsune seguir trabajando sin preocupaciones y camino por los pasillos. Los miércoles las clases teóricas eran solo dos y el resto del día se podían usar las salas y talleres libremente hasta eso de las cinco de la tarde. Sus profesores eran bastante exigentes y sus exámenes aterradores, pero la verdad contaban con varias horas libres en su día a día.

Al llegar hasta el edificio principal hubo varias miradas en su persona que trato de ignorar lo mejor que pudo. Como no estaba muy convencido de dónde quedaba el salón de la clase A de primer año de héroes estuvo dando vueltas por un rato hasta que escucho unos característicos gritos que venían desde el patio interior. Con una leve sonrisa, el de pecas se dirigió hasta ese lugar y encontró a varios chicos y chicas entrenando en el patio con unos muñecos. Estaban todos con el uniforme azul deportivo y apenas le prestaron atención, aunque él también se mantuvo a distancia para no molestarlos ni salir herido.