Capítulo 39

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Bakugou no sabía cómo describir la tensión que sentía circulando entre ellos en ese momento. Midoriya parecía iracundo pero, a la vez, extrañamente calmado. Si no fuera porque tenía sus ojos esmeralda ardiendo en llamas y se mordía los labios, nunca se habría dado cuenta de lo enojado que realmente estaba.

Mierda, ¿eso significaba que estaba celoso? ¿o solo enojado como amigo porque alguien quisiera solamente acostarse con él? Esperaba que por favor fuera lo primero.

—Ni que le fuera a permitir algo así —aclaró notando que el de pecas parecía apunto de gruñir —Llegaste antes de que se me acabará la paciencia y le explotará la cara.

—Debiste haberlo hecho —comentó el de pecas casi deseando que hubiera pasado.

El cenizo alzó una ceja, después se acercó al contrario que seguía emanando tensión y se veía un tanto atractivo de esa forma. Había algo sensual en verlo con la mandíbula tensa y esos ojos esmeralda enojados. Le causaba cierto cosquilleo en el estómago que sabía que era contraproducente para su entrepierna y cordura.

—Estamos en un lugar muy público —murmuró ya que si, elevaba la voz, tenía miedo de revelar lo divertido que se le hacía ver al más alto molesto —No sé tú, pero a mí no me daba la gana de que un jodido policía viniera a meterme preso por golpear a un idiota.

—...Tienes razón, Kacchan —suspiró el más alto, dejando escapar algo de tensión y haciendo el esfuerzo por sonreír aunque no le salió muy bien —No habría valido la pena.

—Claro que no —dijo el cenizo y mostrándose más seguro, agrego —Además, no era mi tipo. Sus ojos verdes eran un asco al lado de los tuyos.

Si hubiera estado menos nervioso de lo que se sentía, Katsuki se habría reído de la manera en que la mandíbula de Izuku cayó dos centímetros y pareció por un segundo tan perdido como Eijirou y Denki en sus clases de matemáticas. En cambio, debido a sus nervios —el decirle que eso fue algo de último momento— se dió la vuelta y fue en busca de un canasto para llevar las compras. Unos segundos después, pudo escuchar los pasos del pecoso que lo seguían y al girar la cabeza, se encontró con que tenía el rostro levemente rojizo y parecía muchísimo más tranquilo que antes.

Bien, algo bueno salió de su inesperado comentario.

A medida que iban haciendo la compra para la comida, la tensión fue bajando y lo que pasó antes quedó en segundo plano, aunque el de pecas seguía pensando en ello cada vez que veía al cenizo de perfil y recordaba al sujeto que tuvo la osadía de tocarlo. Recordar eso le causaba una sensación de molestia horrible y picazón en la garganta. No se sintió tranquilo hasta que dejaron la tienda y fueron a reunirse al parque con el pelirrojo y Hisame para volver a la casa de Kaminari. Solo entonces estuvo mejor, Hanta los recibió con la bebé que acababa de despertarse y Naoto que extraño a su mellizo, siendo lo primero que hizo abrazarlo en la entrada y preguntarle qué fue a hacer al parque.

El de quirk explosivo se metió en la cocina para hacer las pizzas mientras que el de pecas iba a entretener a los mellizos en la sala de estar junto con el pelirrojo. El azabache se sentó cerca de ellos, con la bebé en el regazo para que participará en los juegos de los mellizos. Que debido a la participación de su querida hermana menor, cambiaron a cosas más simples y no hicieron tanto ruido para que estuviera tranquila. Los mellizos sabían que los ruidos fuertes podían asustar a la bebé.

Ya que estaba todo maso menos en control, el de pecas aprovecho para mandarle un rápido mensaje a Ochako. Podía sentir que ella tendría alguna idea de lo que le sucedió y sería capaz de ayudarlo, quizás experimentaba unos extraños celos porque el cenizo era su primer amigo y, de acuerdo, nunca fue muy dado en compartir con nadie lo que era suyo. No que el de quirk explosivo fuera suyo pero se entendía la metáfora, al menos, dentro de su mente no sonaba tan mal como debería ser para otra persona.

¡Alerta! ¡Héroe enamorado! [DekuBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora