01. ¿Quién demonios es John Branca?

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Caminé temblorosa hacia los adentros del hospital, mientras el tiempo respiraba en mi nuca.
Había sido otra noche sin dormir desde la primera vez que vi a Liam luego de tantos meses.

Solo dos días atrás.

Sus ojos azules me miraron y me trataron de dar una sonrisa que no pude devolver, por que me encontraba muy ocupada ocultando las malditas lagrimas que se resbalaban por mis mejillas.

Verle de nuevo, con su peinado de siempre, sus gestos impecables y su presencia extremadamente pulcra de cirujano se sentía tan ajeno a lo que quería experimentar al verle, cuando me retraté miles de veces un encuentro casual y sin ninguna discusión, y fue por muy lejano lo que experimenté, iniciando con el nudo en mi garganta y las ganas de vomitar.
Su traslado hacia otro hospital había sido tanto una maldición como una bendición para mi, para mi trabajo, para mi carrera, y me prometí más de mil veces no volver a esto, no volver a noches oscuras, a un irrevocable insomnio, a almohadas mojadas, a sollozos en silencio, a días sin sol. Estaba harta de aquello, me había ya enamorado del tiempo que me había enseñado a caminar de nuevo, pero él no me había enseñado a cómo reaccionar si le veía, y por aquello le culpaba, una y otra vez.

—¿entonces solo te sonrió y ya?—Hayley y Alice cruzaban sus brazos frente a mi, con una expresión enojada, mientras yo trataba de esconderme detrás de una expresión en blanco.—¿cree que de verdad tiene derecho a sonreírte después de lo que te hizo?

Gritos, peleas, insultos, mentiras, heridas, daños; frío, solo frío.

—ya no importa.—fruncí mi ceño.
Mordí mis labios, tratando de canalizar las ganas de gritar.

El ácido que sentía por escuchar su nombre todavía quemaba.
Hayley miró a Alice, y el gesto de preocupación que le lanzó solo hizo que encendiera alarmas en mi cabeza, no quiero comentarios o indirectas acerca de este tema, no quería ni siquiera pensarlo, estaba ya más que cansada de lo mismo.
—si importa...—susurró Alice, con una pequeña mueca en su rostro.—pero ahora no es el momento para hablar de esto.
Suspiré hondo, muy de acuerdo con lo que mencionó, sintiendo un instantáneo alivio que casi se vio interrumpido por las miradas amenazadoras de Hayley, las cuales me prometían que la charla no había terminado ahí. Miré a otro lugar, buscando alguna que otra excusa para distraernos.

—está algo movido esto—Alice me fulminó con la mirada cuando cambié drásticamente de tema. Mi voz estaba chillona.

La sala de reuniones estaba llena de mis compañeros, algunos salieron antes de tiempo, otros tuvieron que retirarse de sus puestos, nadie sabía que rayos pretendía Webber con reunirnos a todos en esta sala donde el calor era infernal, o al menos eso estaba sintiendo yo.
Todos murmuraban con más fuerza ante la presencia del director y del presidente dentro de la sala.

—que rayos es esto.—apareció Jackie junto a mi, susurrando, se le veía ofuscado.—estaba con una chica, y me interrumpió un dermatólogo loco diciéndome que esto era importante.

—demonios, Jackie. Tienes chupetes por todo el cuello.—Alice le señaló chupetes imaginarios en su cuello mientras hacía una mueca de asco bastante fingida.
Yo no podía evitar sentirme bastante risueña ante las ocurrencias de Alice.

—¡¿qué?!—exclamó, casi reventándome el tímpano mientras tapaba con sus dos manos su cuello descubierto.
Las tres reímos mirando su expresión de terror antes de abandonar la habitación esquivando a Geller y Gunther, que se acercaban a nosotras confundidos ante la actitud de su mejor amigo, quien ya había cruzado toda la sala.

—gracias a esto tuve que cancelar mi viaje con Susan.—se quejó Geller, rodeando sus ojos. Yo le miré divertida, sintiéndome un poco ligera. Ellos causaban eso en mi, todo el tiempo, paz.

Sanando Heridas/Michael Jackson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora