31. Deseos de cumpleaños

93 6 0
                                    

Jenna

Gwen solía decirme que los cuentos de amor que leía eran una basura comercial, que realmente el amor verdadero no existía y que jamás podrías besar a un sapo para conocer al amor de tu vida. Estúpido era pensar de todas las maneras posibles que después de Liam, eso era real. Que los seres humanos no tienen nada en común entre ellos, que no están hechos los unos para los otros, que realmente éramos almas solitarias vagando por las calles de un mundo oscuro que se hacía pasar por vida. Creía que era totalmente incrédulo el pensar que un cuerpo estaba hecho para el otro, que un alma podía ser como un rompecabezas y necesitabas la pieza faltante.
Hasta ayer.
Cuando miré como todas las piezas de un rompecabezas que había tratado de destruir hace mucho tiempo por fin se completó. Cuando su cuerpo se unió al mío, y en verdad estaba en condición perfectamente a mi medida, cuando le miré morir de amor hasta deshacerse en mi piel y yo me haya derretido con él una y otra vez hasta que los dos habíamos sentido lo más parecido a una unión de nuestras almas. Cuando sentí perfectamente como su espíritu y el mío se abrazaron y entrelazaron.

Excepcionalmente me di cuenta de que el amor es saber que no tenía que cortarme para que él encajara, no tenía que acoplarme a él y que él tampoco tenía que hacerlo. Ni hoy, ni en cien siglos. De que era ridículamente suya en la misma medida que él era mío, y sin siquiera intentarlo.

¿Había sido todo un sueño?
Estiré mis brazos por encima de mi cabeza.
¿Me iba a despertar sola como la última vez que me ocurrió y tendría que fingir que no había soñado algo inapropiado?
Intenté levantar mis párpados a pesar de la somnolencia peleando contra mis impulsos.
¿De verdad ayer habíamos hecho el amor por primera vez?
Llevé las manos a mi cara y rasqué mis ojos.
¿Y de verdad hoy cumplía 28 años?
Levanté mi mirada con pereza, y mi pulso se aceleró. Michael tenía la cabeza apoyada en su mano, mientras me miraba con sentimientos que no era capaz de percibir con claridad, pero seguro que el amor era uno de ellos. No era un sueño, aunque verle pareciera como vivir en uno.
—no lo digas.—gruñí, cerrando de nuevo los ojos y metiendo la cabeza debajo de la almohada cuando vi su expresión burlesca.
¿Estábamos desnudos debajo de las sábanas?
Mis mejillas se encendieron, y lo comprobé solo moviendo mi mano hacia mi muslo, donde no había nada más que la delicada tela que nos cubría.
—cumplir 28 años no es para nada vergonzoso...—levantó la almohada que cubría mi cara y la dejó en el otro lado de la cama. Soplé un mechón de cabello que cayó en mi rostro y él lo apartó con dulzura pasándolo detrás del hélix de mi oreja y dejando su pulgar en mi mejilla.—cumplir treinta por el otro lado.—arrugó la nariz. Hice una mueca.
—había olvidado que eras del tercer piso.—alcé mis cejas.—tuve que haberlo recordado con esa cana enorme que sale de tu cabeza.—fingí mirar una cana falsa en uno de sus rizos, Michael tomó la almohada que recientemente había dejado lejos y la tiró en mi cara. Suspiré hondo entre carcajadas, dándome cuenta de que podría estar así todo el día y no me quejaría.

Cuando quité la almohada de mi cara y se la tiré, a pesar de que la atrapó en el aire, entendí que probablemente él no tenía los mismos planes que yo para hoy. Michael no podía quedarse quieto, y hoy no sería la excepción. Preguntarlo no me haría daño de igual manera.

—muy graciosa.—acercó su cuerpo al mío y besó mi frente. El roce de nuestra piel me llenó el estómago de mariposas que parecían más piedras. Recordar lo de anoche no me estaba ayudando si quería mantenerme serena.
—aprendí del mejor.—puse mi mano en su pecho, y seguí la línea de la pequeña figura café que manchaba su pectoral.—¿podríamos no hacer nada hoy?, Sería el perfecto regalo de cumpleaños.
—lamento decirte que difiero con que pienses que quedarte aquí es el mejor regalo de cumpleaños, aunque me tiente la idea.—mordió su labio y a mi se me calentaron las mejillas y tal vez más que eso.—tengo algunas sorpresas que te gustarán.

Sanando Heridas/Michael Jackson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora