05. Cenas y huracanes

139 11 0
                                    

—¿eso es todo?—Gunther tomó asiento junto a Alice con un pedazo de pizza.—¿se lo ofreciste y solo así él aceptó?

—¿qué esperabas?—Hayley le regañó mientras tomaba ella un pedazo de pizza también.—¿mil protocolos? Es una persona como todos nosotros.

—entonces iremos con el tipo de los zombies y los mocasines...—Gunther siguió hablando, y sino fuera por que estaba a unos metros de distancia, Hayley ya le hubiera golpeado.

Y algo me huele a celos.

Gunther siempre ha sido el chicle de Hayley, y si por la mente se le pasaba algo que fuera más importante para Hayley que pasar el rato; él tomaba esta actitud molesta que para Hayley parecía invisible, ¿cómo diablos no lo notaba?

Además lo había olvidado; el hecho de que Gunther no pudo siquiera saludar a Michael, pues le llamaron de emergencia a su departamento, y desde ese día ha lanzado pequeñas indirectas por nuestro pequeño... "privilegio".

—Cierra la boca, Gunther.—Hayley le señaló, y Gunther solo fingió acatar sus órdenes para después explayarse sobre su sofá.

Los demás les mirábamos. Geller rodeaba los ojos y buscaba la mirada de su esposa, Susan.

—cálmense.—Susan les lanzó una mirada lo suficientemente pesada como para que los dos no volvieran a abrir la boca.—habrá una razón por la cual él haya aceptado la invitación de Geller y es algo completamente normal.

Yo me incorporé para tomar un pedazo más de pizza.
Así era ella, simplemente la madre del grupo.

—¿estás seguro de la hora, Geller?, ¿no vas a cambiar de opinión a último momento como la última vez?—traté de cambiar el tema, no estoy segura de cuan a gusto estaba de lo que estaban hablando, además él sabía a que me refería; a todas esas veces que tuvimos que cambiar nuestras actividades por que se le ocurría retrasarse en el trabajo o simplemente no asistir.

—es la única hora en la que todos podemos estar.—Geller miró a su esposa, y ella asintió con sus mejillas rosas. Había algo escondido ahí, pero por supuesto no lo sabremos hasta que alguno de los dos lo diga.

—claro que está seguro. A menos de que quiera sentir la furia de Hayley encima de él durante años.—Alice alzó su tono sarcástico sobre nosotros. Yo la miré en aprobación y Hayley solo rodeó sus ojos.

Claro que sí, y estaba segura y dispuesta a jurar que después de la salida con Michael, Hayley seguirá hablando de ello por meses, como lo ha hecho desde que le vimos, y como lo hará hasta que le veamos.
Igual que cuando intentó encontrarse con él después de su gira anterior, igual que siempre desde aquel día en el metro cuando sin querer escuchó una de sus canciones.

—bueno, yo me iré ahora.—Susan se puso de pie y se inclinó para darle un beso en los labios a Geller, uno que dejaba mucho que desear a los ojos de todos.

—búsquense un maldito cuarto.—Jackie se quejó.—al menos uno que esté lejos de todos los que no podemos hacer eso.

Susan sonrió y dejó un pequeño beso en la mejilla de Jackie antes de irse. Yo rodeé mis ojos inconscientemente, sabiendo que la maldita suerte de Jackie no le permitía encontrar una mujer que durara con el más de un mes y se ha quejado de ello por años.

—ya pronto, querido.—Susan se dirigió a Jackie, después volteó hacia nosotros y con un dulce gesto de su mano se retiró.

Voltee hacia Geller solo para reiterar como sus ojos le miraban hasta salir de la sala, y volver a rendirme de ternura con la manera en la que se amaban ese par.

Sanando Heridas/Michael Jackson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora