08.Uvas y vinos

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—¿y bien?
El silencio de mi cuerpo estático y mi rostro desfigurado creo sinceramente que le obligaron a hablar unos minutos después de esperar una respuesta que nunca llegó.

Era un helicóptero. Un maldito helicóptero. Me había dejado indudablemente sin aliento.

—pensé que bromeabas cuando de verdad decías que me mostrarías cosas... no sabía que esas cosas podrían ¡matarme!

Mi corazón se agitó en tan sólo imaginarme en una altura los suficientemente alta como para llegar en partes al suelo.

Creo que voy a vomitar.

—respira hondo...—siseó Michael junto a mi, y después de intentar varias veces de tirar de mi mano para moverme, lo logró.—me dijiste que no le temías a las alturas.

Le fulminé con la mirada instintivamente, mientras mis pies entrecortados caminaban con pasos claramente inseguros hacia la enorme máquina.

—pensé que hablabas de algún juego mecánico, o del techo de alguna casa, jamás pensé en... esto.

Puse los ojos en blanco en cuanto me di cuenta que yo misma le había dicho que esperaba cualquier cosa de él, y ahora era yo misma quien admitía que me había sacado de órbita.

Un hombre trajeado de negro nos recibió, estaba bastante seguro de con quien estaba tratando, pues  apenas llegamos frente a él se quitó su sombrero oscuro y saludó a Michael con un apretón de manos bastante firme.

—piloto Smith, que alegría verle de nuevo. Pensé que te retirarías.—Michael hablaba, y yo solo podía imaginarme a mil pies de alturas devolviendo lo poco que había comido antes de llegar aquí.

El frío parecía menos insoportable, y ahora lo único que me importaba es la gran máquina frente a mi. Mis piernas temblaban, y aunque mirara a mi alrededor, la seguridad de Michael no se inmutaba, es más, parecían más acostumbrados a la situación que cualquier otra persona.

La mirada del piloto hacia nuestras manos entrelazadas me hizo estallar de calor... ¿era así de extraño?

—adelante, esta belleza es toda suya esta noche.—la grave voz del alto y delgado piloto prosiguió, y esta vez mi mente si logró captar lo que quería decir.
Abrió la puerta de las cabinas dándonos espacio para entrar. Inconscientemente apreté más fuerte mis manos, y Michael reaccionó al apretón de su mano mirándome con su ceño fruncido.

—¿entonces está todo listo para el aterrizaje en Red Rose'?—continuó, yo decidí seguir en silencio.

Abro la boca, y estoy segura que  vomito.

—todo listo, señor.

"Red Rose'"... "Red Rose'"... sin duda alguna habré escuchado ese nombre antes, y siento que lo tengo en la punta de la lengua.

—¿todo bien, Jen?—murmuró junto a mi, haciéndome salir de mis pensamientos. Tenía un tono tan tranquilo, como si no estuviéramos en la azotea de un edificio frente a un helicóptero.

—iremos a algún lugar que no conozco en un bendito helicóptero.—inferí, él solo sonrió orgulloso. Y no tuvo que decir absolutamente nada más que esa enorme y blanca sonrisa para afirmarlo.

Soltó desgraciadamente mi mano, para así ayudarme a subir las escaleras del helicóptero para al fin encontrarme con dos pequeños asientos en una cabina negra.
Él se sentó junto a mi, y se inclinó para ponerse encima todos los objetos de seguridad. Yo solo le miraba en la oscuridad, sin saber que demonios hacer.

Un viaje en auto sería normal, pero no... lo normal está descartado aquí. Y no pude haberme sentido más culpable de haberme metido en este lío yo misma.

Sanando Heridas/Michael Jackson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora