—¿que quieres que?—Frank me miró con una media sonrisa de sarcasmo en su cara mientras tomaba la lista en sus manos.
—quiero añadirla a la lista de invitados de la grabación.—traté de hacerme entender esta vez, con una voz clara y más fuerte, mirándole sin ningún atisbo de sarcasmo o burla en mi rostro.
Frank se rió. Y sentí como si alguien me hubiera dado una cachetada ahí mismo.
—¿y poner en riesgo toda la producción del video, Jackson?
Fruncí mi ceño. Volví a tener esa punzada de dolor al escucharle decir aquello, esa punzada que me avisaba que algo estaba saliendo mal, que algo estaba pasando, y lo sentía cada vez que Frank tenía ese mismo tono, esa misma actitud hacia mi y seguía sin entender el por qué.
¿No había quedado claro ya? ¿Necesitaba más explicaciones? ¿Desde cuando cuestiona mis decisiones?—no me digas Jackson.—bisbisee bajando la mirada, y sintiendo como mi estómago se revolvía.—me duele que cuestiones lo que decido así. No soy nuevo en nada de lo que haremos, Frank. Solo añade a Jenna a la lista, no te estoy pidiendo más. Por favor.
—solo es un consejo, hijo.—su tono bajó, pero la sensación de acidez podía sentirla en su mirada.
Le pasé el bolígrafo, y su mueca de enfado accedió después de unos segundos de mi propio martirio.
Tomó el bolígrafo y escribió en el papel, solo ahí pude soltar el aire que retenía en mis pulmones.—gracias.—murmuré, y sin nada más que añadir salí de ahí para pasar al estudio a terminar más avances del álbum.
Hoy era un gran día, no quería arruinarlo ni mucho menos mancharlo con las expresiones de Frank, o las intenciones desbocadas de mi madre. No quiero escuchar nada que arruine la deliciosa emoción que crece dentro de mi al pensar que la veré de nuevo, que llevará consigo esa hermosa sonrisa y ese mar azul en su rostro. Pensar en ello me hacía sonreír, casi levitar mientras cantaba las mismas tonalidades una y otra vez.
—hoy estás rugiendo, Mike.—Quincy exasperó—estás en fuego.
—hoy es un gran día.
—pensé que estarías estresado por las grabaciones y ya sabes, todo eso.—le vi apretando botones y remasterizando, su mirada seguía puesta en sus dedos y eso lo agradecí bastante.
—mis ansias son algo...diferentes el día de hoy.
Me miró con una sonrisa fugaz y pude sentir como mis mejillas se llenaban de sangre.
—ya veo. Espero que lo sea que esté pasando siga manteniéndote en fuego para el estudio.
Elevé mis manos y tapé mi nariz.
Que peligroso era saber que me hiciera sentir tan vulnerable, y que de la misma manera me haya vuelto tan adicto a lo que podía causar la sola idea de pensarle.
—yo también.—susurré para mi mismo cuando la canción empezó a sonar en mis audífonos de nuevo.
El tiempo pasó justo como tenía planeado que pasara y cundo el reloj marco la 1 de la tarde escuchar el teléfono fue un enorme alivio.
—Michael, ya vamos en camino, solo quería avisarte, hijo.
Sonreí como si de arte de magia se tratara. Nunca me había sentido tan feliz de escuchar la voz de Bill.
—muchas gracias, Bill. Nos vemos allá.
—claro que sí. Adiós.
No mucho tiempo después de que colgué el teléfono, ya me encontraba en el asiento trasero de mi auto. Canalizando mis pensamientos y mordiendo de nuevo mis labios una y otra vez, por sentirme un manojo de nervios como la última vez.
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Sanando Heridas/Michael Jackson.
Roman pour AdolescentsDescubre lo que Jenna tiene para decirte de nuestro cantante favorito. La historia está tomando fecha y lugar en el inicio de la Bad era, donde Michael inicia su Tour en las afueras del país, y Jenna le conoce en una de sus muy frecuentes visitas de...