Sanando Heridas/Michael Jackson.

17. Sanando Heridas (1)

(Canción del capítulo: Kiss me—Ed Sheeran)

••

El día estaba a punto de acabarse, mis pies estaban hinchados, y al verme al espejo en el baño solo vi unos ojos bien abiertos por la cantidad de cafeína que tomé y un rostro enrojecido y brotado por usar cubrebocas diferentes en todo el día.
Mis manos olían a látex más que nunca en todo este año... no había almorzado, y no se me ocurrió ni siquiera un minuto detenerme a pensar en lo que significaba la palabra descanso... tan solo unos minutos, tan solo en unos momentos terminaba mi turno. Anoche me había quedado junto Amanda en su turno, con la excusa de "querer aprender más del doctor Nelson Waters" casi me repudio por decir esa mentira, pero Amanda lo agradeció, y por gracia divina todo había salido bien.

Solo me había tomado 10 minutos para darme un baño en casa y volver. Y al hacerlo encontré a Hayley ahí.

—estás deshecha.—tenía puesta su pijama, se acercó a mi y pasó su mano por mi espalda en un gesto consolador, sacándome un suspiro.
—estoy a punto de terminar este día, y si todo sale bien Amanda y yo saldremos intactas.
—un día pasé por lo mismo cuando el rector llegó a visitarnos...—se disoció y luego tembló.—también pasé 3 días sin dormir, y cuando se fue me dió insomnio por 1 mes entero. Todo salió bien, y confío que contigo también será así.

Fue la única vez que hablé con mis amigos en todas estas horas desde que Nelson tocó nuestro horario y me obligó a asistirle en cada cirugía, desde que decidió que yo y mis... "dedos"... le ayudaríamos a abrir y cerrar su trabajo. Lo mismo que había hecho hasta ahora, pero en esta cirugía Amanda estaba presente para terminar nuestro turno y darle la bienvenida a Gregory, quien llegaría pronto. Y yo no me presentaría en el hospital hasta dentro de dos días, cortesía de Webber al mirar los buenos resultados de mi bendito esfuerzo.

—solo por aquí...—el doctor volvió a corregir a Amanda, era la tercera vez que lo hacía y a la segunda ya había visto una vena saltar en su frente.

Sabía que los regaños la hacían temblar más, aunque su expresión era decidida sus dedos temblaban. Yo me puse nerviosa, tensa, quieta junto al doctor mientras él fulminaba con su mirada a Amanda frente a él. Las enfermeras empezaron a murmurar y yo las miré buscando su apoyo, una de las más jóvenes, Linda, asintió con ternura la cabeza para motivarme. Una gota de sudor bajó sobre la frente de Amanda.

—está bien.—me atreví a susurrarle a Amanda mientras diseccionaba la piel del bebé. La piel sonrosada era tan delicada que parecía deshacerse en sus dedos, yo me tuve que retener para no agonizar... si ella hacía un mínimo mal movimiento con sus dedos la niña podía quedarse sin brazo. La presión del hematoma empezó a desvanecerse con suavidad.—solo necesitas hacerlo más firme y más suave...—le motivé, el doctor se incomodó a mi lado.

—¿hace cuanto terminó su internado?
En el momento en el cual Nelson hizo esa pregunta, Amanda terminó de diseccionar lanzando un suspiro. Bien. Lo había hecho bien. Lento y seguro. La sangre empezó a fluir en el espacio pálido del cuerpo de la nena, y las enfermeras detrás de mi también suspiraron de alivio.

Una vida más habíamos salvado, una más, pero eso no parecía importarle al doctor junto a mi.

—hace 6 meses, doctor.—confesó Amanda y miré como su rostro se enrojeció. El doctor bramó una maldición sobre la mesa que me dejó helada, casi tapé los oídos de la pequeña neonata en la camilla de operaciones. Me empeñé en cerrar la herida lo más antes posible mientras mis dos compañeros se miraban fijamente.

—no me parece correcto que esté operando alguien como usted. Es peligroso.
—me gradué con honores, fui la mejor de mi clase.
—y eso...—el doctor empezó a quitarse su equipo quirúrgico cuando la cirugía se dió por finalizada y la pequeña sería transferida a post-quirúrgico.—no me interesa en lo más mínimo. Eso no te sirve en nada en mi sala de cirugías si ni siquiera sabes deshacerte de un asqueroso hematoma, ¿no le enseñaron eso en el segundo año de su carrera? ¿No le dieron ninguno en su internado, señorita?