Taehyung se muda para comenzar de nuevo junto a sus hijos, pero el comienzo se ve afectado cuando estos incendian por accidente la casa del vecino, quien es un alfa gruñón y odia a los niños. El alfa termina viviendo junto a los niños y su padre ome...
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El día estaba hermoso, el sol irradiaba en su mas grande esplendor. Las nubes apenas aparecían para dar un poco de sombra y pintar el cielo azul. Todo parecía mas que perfecto, Taehyung se sentía tranquilo a pesar de todas las cosas que sucedían.
Su casa nunca estaba en silencio, con siete niños dentro de esas paredes, apenas y tenia tiempo de sentarse a leer. Pero esa mañana se habia despertado temprano, solo abrazado al torso de Jungkook, en una habitación llena de silencio.
El sol apenas salia a esas horas de la mañana de sábado y el alfa respiraba profundo a su lado, aferrado a su cintura. El resto de la hora siguiente se la paso observando el rostro dormido y calmado del pelinegro a su lado, le acaricio y le beso con amor mientras rememoraba todos los momentos vividos junto a el en esos ocho largos años.
Al fin estaba completo. Amar a Jungkook habia sido algo que no habia planeado, mucho menos rehacer su vida junto a el, tener mas hijos, casarse o siquiera volver a ser marcado por un alfa.
Las cosas estaban funcionando y por primera vez en su vida no tenia miedo de lo que fuera a suceder, porque sin importar lo larga que pueda ser la siguiente tormenta, el sol siempre volvería a salir.
—¿Te despertaste hace mucho? ... —La voz ronca del alfa le tomo por sorpresa.
Jungkook habia despertado hacia unos momentos, pero al notar que el omega no se habia movido de sus brazos y que solo acariciaba la porción de su piel que tuviera a la mano, el alfa le imito. Se quedo quieto abrazándolo y respirando suavemente el aroma del rubio en sus brazos.
El rubio rio suave cuando el alfa beso su hombro, corriendo besos pequeñitos por la piel canela ajena hasta hundirse mas en su cuello, donde la marca nacía. Jungkook siempre habia sido de las personas que aceptaban lo que tenían y ya, nunca habia pensado en marcar a alguien o en tener hijos, simplemente dejaba que las cosas pasaran como al destino le gustara mas.
Pero ahora, cuando su marca estaba justo bajo sus labios, y sentía en su pecho como un lazo fuerte se le aferraba a la vida, se dio cuenta de la maravilla que era compartir algo tan profundo con otra persona. No era posesión como todo el mundo describía la marca, era una rara emoción de admiración.
Como si Taehyung se hubiera vuelo todo por lo que vivir o sentir. Como si el sol dejara de ser el centro y el rubio tomara ese importante lugar y el alfa simplemente orbitara a su alrededor. Era algo que no podía evitar por mucho que deseara, y la verdad es que no lo deseaba, le gustaba.
Entre las suaves risas mañaneras que soltó el omega mientras los besos se volvían pequeñas cosquillas en su piel y las manos del alfa se metieran por dentro de la camisa del pijama, nada mas podían pensar que en lo mucho que se amaban.
Claro que en una casa con siete niños las cosas se dificultaban en grande, eso de estar solos era algo un poco, por no decir muy, difícil. El fuerte impacto de algo les asusto, ambos padres se sentaron en la cama para verse a los ojos y levantarse rápidamente.
