93- El mal hijo.

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La lluvia caía fuera de la única ventana de la habitación en donde se encontraban, sus muñecas dolían apenas con un ardor y su cabeza parecía querer reventarse por el fuerte golpe que había recibido allí. Daebin no dejaba de ver el rostro de su hermano mayo mientras la sangre ahora se secaba en contra de su frente algo tostada. 

Jinwoo estaba herido y eso le inquietaba. 

—Se lo que estas pensando... —hablo su hermano mayor quien no despegaba la mirada de Nayeon. 

A la menor le había vencido el sueño, por lo que en algún momento había recostado su cabeza en los muslos de su hermano mayor y cerrado los ojos. 

Daebin hizo una mueca rápida mientras escuchaba la voz de Jinwoo. 

—Apoco ahora lees mentes. —soltó con burla viendo a su hermano— Ah, seguro es por el golpe que te dio Bogum con el arma, si, debe de ser eso que te dio los poderes. 

Un profundo suspiro salió de los labios de Jinwoo. 

—Le prometí a papá que cuidaría de Na, y ahora estamos atados en la habitación de una casa extraña a kilómetros de casa. —gruño Daebin. 

—También le prometí eso a Jungkook. 

—Pues déjame decirte que estas haciendo un pésimo trabajo en ello, Jin. —rodo los ojos. 

Un bostezo nació del alfa menor mientras recostaba la cabeza en la pared fría de la habitación, aun en esa posición incomoda con sus manos fuertemente atadas a su espalda. Cerro los ojos imaginándose acostado en su cama con sus auriculares puestos viendo los poster en el techo de su habitación. 

Jinwoo miro a su hermano y recordó las palabas de Jungkook, en como este siempre le recordaba que debía cuidar a su manada. La tormenta fuera de la casa se volvía mas fuerte con los minutos, el cielo temblaba por los truenos y rayos que se hacían eco en las paredes, iluminando la habitación por momentos con su luz. 

Hubo un tiempo en el que le temía a las tormentas, se quedaba despierto encima de la cama fingiendo que podía dormir, que no le temía a las tormentas. Siempre había cargado con la responsabilidad de ser el mas fuerte, fingir ser el mas valiente, mientras ni siquiera podía dormir con normalidad en esas noches. 

Jungkook lo noto, así fue como comenzó la costumbre de mantenerse despierto en las noches de tormentas. El alfa con sonrisa de conejo aparecida en su habitación luego de los primeros minutos de la noche, le sonreía desde la puerta y mostraba una manta azul junto con un almohadón blanco. De inmediato Jin tomaba lo suyo y bajaba de su cama en silencio de sus hermanos para seguir al alfa. 

Habían creado una rutina juntos, llegaban a la sala donde había un gran ventanal que daba al jardín trasero, cubrían las ventanas, tiraban todos los almohadones del sofá sobre la alfombra y se sentaban allí juntos, apenas iluminados por la luz de una lampara de la sala y extendían los auriculares. Los de Jungkook eran rojos y los suyos eran grises. 

Recordaba cada detalle de su infancia con Jungkook. 

El alfa elegía la primera canción y cuando la melodía comenzaba a sonar la lluvia y los truenos desaparecía de su cabeza. 

La inseguridad de no poder tener la relacion que el queria con un padre le atormento desde siempre, desde que Bogum decidió irse en primer lugar, cuando tuvo un hijo para sustituirlo como solía escuchar de las personas... y luego Jungkook tuvo sus propios hijos. 

Las noches de tormenta ya no le daban miedo, pero aun así esperaba a Jungkook aparecer por la puerta sosteniendo la manta y la almohada, pero eso no paso, estaba demasiado cansado para siquiera despertarse por la tormenta. 

Un alfa para, ¡Papá! - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora