Capítulo 3

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Skyleen

Sólo falta estar en el ring de las peleas clandestinas donde suele trabajar Killian por las noches para que esto sea más poético. Mi madre y yo seguimos tratando de calmarlos y separarlos, pero tal parece que Killian está empeñado en desquitarse con su padre.
La odisea no termina y la preocupación va en aumento. Tal parece que estamos atrapados en una disputa irremediable, y mientras todos ocupamos un papel en este problema, él único que sin duda no está afectado en lo más mínimo es Elijah, el gran dilema de nuestras vidas.
Estando ocupada interponiéndome entre Killian y su padre, no pude evitar percatarme de la sutil risa que hacía eco detrás de nosotros, como si todo esto fuera el espectáculo más esperado y finalmente Elijah puede disfrutar de él.
Hay tantas preguntas rondando en mi cabeza, pero sé que no es momento de darlas a conocer. Killian no tiene la paciencia necesaria para responder y dudo que Robert quiera hablar al respecto, y si lo hiciera no sería conmigo con quien debería arreglar los malentendidos. En primer lugar está Killian, después mi madre y al último, por simple consideración, estoy yo.
Creí que había tenido la mala fortuna de nacer en una familia rota, con un padre ahogado en adicciones y una madre sumisa al maltrato, pero ahora entiendo que nosotros vivimos lo que otras cien familias. No somos ni seremos los únicos en vivir violencia familiar. Creí que no había nada peor que vivir con maltratos y desamor, pero después de saber lo que son capaces en la familia de Killian, y todo lo que han sufrido a consecuencia de ello, entiendo qué hay situaciones mucho peores.

-     Si crees que algún día voy a perdonarte por esto eres un estúpido- gruñó Killian.

-     Ten mucho cuidado en como me hablas- advirtió Robert. -Sigo siendo tu padre.

-     Mi padre murió junto con mi madre hace ocho años- dejó en claro, sin titubear. -Tú no eres nadie para mí.

Killian liberó a Robert de su fuerte agarre dándole un empujón. Se veía desesperado, desorientado y lleno de ansia. Caminaba de un lado a otro con la mirada perdida en el piso y desordenando su cabello castaño con la mano derecha.
Por primera vez en mi vida me sentí una completa inútil. No sabía que decir o hacer para tranquilizarlo, y aunque lo supiera no podía acercarme a él en frente de nuestros padres y su hermano, eso levantaría demasiadas sospechas y lo último que necesitamos es más drama en esta familia. 

-     Quiero saber que carajos pasó- dijo aún sin mirarnos. -¡Exijo saber que carajos pasó!- su grito volvió a exaltarnos a todos.

Era una locura verlo en ese estado. Creía que ya conocía lo peor de él, pero después de esto ya no estoy tan segura de saber si conozco siquiera una parte de su lado oscuro.
Odiaba admitirlo, pero Killian me preocupa, más de lo que quisiera. Él es una persona impulsiva, vengativa, intensa y bastante orgullosa, dudo que pueda reponerse fácilmente de toda esta mierda. Aunque espero que no sea en mí en quien recaiga todo el peso de sus acciones. No quisiera ser un saco de boxeo al que pueda recurrir cuando necesite descargar su ira.

-     Oh Killian, ya detén tu rabieta- se queja Elijah, tapando su oído derecho con la punta del dedo índice. -Estás haciendo que me sangren los oídos por tantos gritos.

-     Y juro que haré que te sangre otra cosa si no me dices de una maldita vez lo que sucedió hace cinco años.

Killian caminó furioso hacia él y lo tomó de las finas solapas de su saco con los puños apretados, casi blancos por usar la misma fuerza que con su padre.

-     Siempre tan agresivo y lleno de amenazas, pero sigues siendo el mismo niño llorón atrapado en el pasado- espeta Elijah.

-     No sabes ni un carajo sobre mí- refuta Killian.

Amor Inquebrantable (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora