Skyleen
Cuando mi madre me dijo que vendríamos a Nueva York tenía la ligera esperanza de hospedarnos en un hotel sencillo y así olvidar por un momento la locura de familia en la que estoy viviendo, pero está claro que subestime el control de la familia Knight.
Justo ahora estamos nada más y nada menos que delante del impresionante hotel Pearl Palace, cuyo dueño era el distinguido Robert Knight, y lo sé porque desde años había investigado los lugares más importantes de Nueva York y por alguna razón salió este estúpido hotel lujoso como parte de la lista.
Estoy harta de no tener un respiro del apellido Knight, todo el tiempo están presentes y ya ni siquiera nos estamos dando cuenta de la enorme jaula de oro en la que nos tienen encerradas.
Puede que mi madre disfrute de su nueva vida y del lujo que viene con ella, pero yo no, no me siento como Skyleen Evans, él único capaz de recordarme quien soy, de donde vengo es Killian, y no lo digo de una forma romántica, sino todo lo contrario. Él es como un ancla clavada en tierra firme, me mantiene alerta y debido a que no debo fingir nada con él puedo seguir siendo la misma Skyleen fuerte y desafiante que salió de Texas. Con Killian no me da miedo decir lo que pienso, actuar por impulso o mantenerme firme en una decisión. En cambio, con mi madre, debo comportarme como la dulce niña buena que accede a todo lo que le pongan enfrente. Es agotador.
Tuve que morderme la maldita lengua para no soltar un comentario negativo al respecto, pero mi cara lo decía todo y estoy segura de que mi madre se dio cuenta de mi actitud más de una vez, aunque prefirió no decirme nada.
Las dos tomamos una ducha rápida y nos arreglamos para la visita a mi universidad. Normalmente no le doy tanta importancia a mi aspecto, pero no sabía con qué clase de personas iba a cruzarme, así que opté por ponerme un vestido corto color rojo de tirantes con estampado de pequeñas flores blancas. Coloqué el collar de mi abuela alrededor de mi cuello, nunca salía sin él, era como sentirla cerca de mí, dándome suerte. Recogí mi cabello en media coleta con algunos mechones sueltos, cubrí mi rostro con un sutil maquillaje y finalicé por ponerme unos zapatos de piso blancos con un moño pequeño de adorno. No estaba acostumbrada a esta clase de calzado, pero algo me dice que si me atrevía a ponerme mis amados Converse a mi madre le daría un infarto.
En cuanto terminamos de desempacar, salimos del hotel y caminamos por los alrededores hasta encontrar un lugar en donde comer algo. Había tratado de convencer a mi madre de comprar los típicos hot dogs o pizza de los carritos que había en cada esquina, pero ella respondió con un rotundo no y una mueca de asco. Ahora era una mujer irreconocible, había dejado de ser sencilla para fingir ser como aquellas mujeres estiradas, que no eran nada más que las esposas de los empresarios. Mi madre no sólo dejó atrás los recuerdos del pasado en nuestra antigua casa, también olvidó la mujer que solía ser, y honestamente no me está gustando la nueva versión de Sonia Evans.Creí que mi primera visita a Nueva York sería de lo más turística, pero es todo lo contrario, me está resultando agobiante y aburrido.
Nos encontramos en un restaurante lujoso y carísimo, rodeadas de personas vestidas de trajes finos y vestidos de marca. Tan sólo ver los precios hace que se me quite el apetito. No puedo ni siquiera decir cuan indecente se me hace pedir una mísera hamburguesa en este lugar, así que terminé por pedir la pasta carbonara mientras que mi madre eligió el salmón en salsa de trufa.
No veía la hora para terminar con todo esto.- Has estado callada todo el viaje- comenta mi madre antes de tomar un sobro de su copa de vino blanco. -¿Quieres decirme qué te sucede?
- Sólo estoy cansada- juego con el tenedor, enrollándolo en la pasta.
- Cariño, estás en Nueva York- dice emocionada. -Por fin, tu sueño hecho realidad.
- Sí, claro- suelto un sutil resoplido.
- Sky, sé que habías imaginado esto diferente, que vendrías con tu pa...
- ¡No...!- alzo la voz. -Lo menciones.
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Amor Inquebrantable (2)
Любовные романыSkyleen: Si alguien me hubiera dicho en lo que Killian y yo nos convertiríamos con el paso del tiempo, jamás lo hubiera creído. Hemos pasado por tantas cosas y aún no sé qué es lo que realmente siento por él. Los problemas no terminan, los secretos...