Capítulo 37

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Killian

Jamás pensé que pudiera sentirme tan abrumado por una persona, mucho menos por una mujer. Es tan extraño para mí ser abatido por tantas emociones ilógicas, que no logro pensar con claridad. Lo único presente en mi mente es que a pesar de la jodida situación en la que me encuentro, estoy con la única persona importante en mi vida.
Aún puedo recordar sentirme aterrado cuando recibí aquel maldito disparo, pero no tenía miedo de morir, sino de no volver a ver a la chica que quiero más que a mi desgraciada vida.
Mi mente no dejaba de recordarme todas las cosas que no tuve con Skyleen, como lograr convencerla de mis sentimientos por ella, pasar más tiempo juntos sin que una pelea llevara todo a la mierda, el escuchar de su propia voz que también me quería a pesar de ser un maldito dolor en el trasero, pero sobre todo, temía dejarla sola en este maldito mundo, rodeada de personas que buscan destruirme.
Admito que una parte de mí odió el hecho de desperdiciar tanto tiempo con ella por ser un cabrón arrogante, que no puede dejar su egoísmo de lado y lo único que hace es cagarla una y otra vez, aunque hay días en los que trato de convencerme a mí mismo de que puedo cambiar, pero sé que mis intentos serían en vano, ya que cuando se trata de ella no pienso con claridad, dejo salir al maldito monstruo que vive dentro de mí y actuó de la peor manera posible, dándole más motivos a Skyleen para alejarse de mí de forma definitiva.
Sé que estoy dañado, no tengo ni idea de cómo cuidar a alguien, mucho menos de como amarlo. Jamás tuve una relación seria y no me importaba dañar los sentimientos de las mujeres, lo único que hacía era utilizarlas, manipularlas, y jugar con ellas hasta cansarme, lo cual sucedía después de una noche.
Con Sky todo es diferente, y joder, sé que no la merezco, terminaré por consumir su ultimo rayo de luz hasta destruirla por completo, pero soy incapaz de mantenerme alejado de esta maldita mujer.

-     Yo no soy bueno para ti, Sky- dije, mirándola a los ojos. -No soy fácil de manejar.

-     ¿Y quién dijo que quiero algo fácil?- replica. -Yo no busco una relación ficticia donde sólo tenga las partes sencillas del amor, puedo manejar las partes oscuras y difíciles que nadie soporta.

Puede que ahora tenga la fuerza suficiente para superar todas las jodidas tormentas que provoque, pero sé que algún día se cansará de tratar de salvarme y me abandonará sin mirar atrás.

-     No quiero hacerte daño.

-     No te preocupes por mí, amor- roza la punta de su pequeña nariz con la mía. -Estoy dispuesta a ser consumida por tu oscuridad.

«Ojalá sigas pensando así por el resto de tu vida, porque ahora que te encontré no dejaré que te vayas nunca.» resalta mi conciencia antes de volver a besar a Skyleen.
De pronto, escuchamos la puerta abrirse y de inmediato tomamos una insoportable distancia.

-     Killian- entra mi padre acompañado de su mujer. -Gracias a Dios, despertaste.

-     ¿Cómo te sientes?- pregunta Sonia.

-     De maravilla- respondo, mirando a Skyleen. -Nada como recibir una bala para empezar bien el día.

-     No estamos de humor para tu sarcasmo-reprende mi padre. -Pudiste morir.

-     No me digas que ahora te preocupas por mí.

-     Por supuesto que sí, sigues siendo mi hijo.

-     ¿Tú hijo o la única salida que te queda?- suelto sin esperar respuesta.

-     ¿Qué rayos significa eso?

Ver la expresión ofendida de padre me exaspera. No puedo creer que tenga el descaro de fingir que no sabe de lo que estoy hablando, debe ser el hijo de puta más descarado o el peor padre del mundo. Por su culpa estoy metido hasta el cuello en las malditas peleas del viejo decrépito y no puedo alejarme de esa jodida vida hasta que pague una maldita deuda que no me pertenece, una deuda que le correspondía a él saldar, ya que fueron su estupidez la que nos terminó por destruir como familia. Y por si eso no fuese suficiente, también está el hecho de que prefirió salvar a Elijah de todo esto al ayudarlo a fingir su muerte para evitar que fuera él quien viviera esta vida de mierda. Me aventó a mí por un precipicio sin que le afectara en lo más mínimo, sólo pensó en lo mejor para él y su maldito primogénito, así que no pienso disculparme por seguir pensando que le importo una mierda.

Amor Inquebrantable (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora