Killian
Al llegar a la fiesta ya me sentía jodidamente abrumado por tantas personas, no estaba de humor para convivir, beber o tener que soportar la música al máximo volumen, y es extraño admitir algo así, considerando que la mayor parte de mi tiempo suelo estar rodeado de multitudes, en primer lugar debido al Inframundo y en segundo lugar por el Coliseo. Supongo que comienzo a estar cansado de pasar por lo mismo una y otra vez, la única razón que tengo para no dar media vuelta y subirme a mi maldito auto es una chica de un metro sesenta que decidió usar el vestido más jodidamente revelador que haya visto en mi puta vida. Sería un imbécil si la dejara sola en esta fiesta llena de malditos pervertidos que están a la espera del primer descuido de las chicas para meter en su bebida algún tipo de droga, nosotros ya pasamos por eso y no estoy dispuesto a revivirlo.
Hay miles de caras conocidas en esta fiesta, otras son simplemente el recuerdo de un culo de una noche, nadie de los presentes me importaba un carajo, pero quizás pueda encontrar algo de diversión conforme pase el tiempo.
Después de que Tara nos abandonara para irse a charlar con otras personas, no pude evitar externar algo que me dejó con duda.- ¿Calavera y vampiresa?- repito su contestación previa. -¿Por qué no le dijiste la verdad?
Skyleen giró el rostro, dedicándole una mirada atrevida.
- La mitología griega debería ser algo exclusivamente nuestro. ¿No crees?- replica, guiñándome un ojo antes caminar y dejarme atrás con una maldita incomodidad en mi entrepierna.
Esta chica está colmándome la paciencia. Hasta ahora han sido dos veces las que me ha hablado con gestos provocativos, y no sé cuánto más vaya a soportar. No creo tener el control suficiente para seguir aguantando más de dos erecciones dolorosas sin recibir ningún tipo de liberación. Skyleen cree que tiene el control, pero está subestimándome. Últimamente ha estado olvidando la clase de cabrón que puedo ser y quizás ya es tiempo de recordarle que el jugar conmigo trae muy malas consecuencias.
Salgo al jardín en busca de mi chica, pero lo único que encuentro son a los idiotas de mis amigos teniendo una discusión, que si bien los conozco es sobre quién logrará beber más alcohol esta noche o alguna otra estupidez.
Miré por todos lados, tratando de buscar una larga cabellera rosa, pero lo único que había a mi alrededor eran un montón de ebrios bailando como si su vida dependiera de ello.
No tener ni puta idea de dónde se encontraba Skyleen me molestaba más de lo que me gustaría admitir, sobre todo después de lo qué pasó con Bagarella y Elijah, ahora siento que debo ser más precavido con ella y mantenerla vigilada todo el maldito tiempo. Tanto el italiano como mi propio hermano son impredecibles, no dudaría ni un segundo que estén vigilándonos, como si esperarán el momento perfecto para atacar nuevamente y hacernos entender que ellos siempre estarán un paso adelante de nosotros, pero no dejaré que tengan control sobre nuestras vidas. Skyleen es mía, por lo tanto, es mi responsabilidad cuidarla.Desvíe mi atención momentáneamente a mis amigos y me di cuenta de la ausencia de Rhett, causando que todas mis alarmas se encendieran.
Sin pensarlo, me introduje en la multitud, tomándome el tiempo de inspeccionar cada maldito rostro hasta encontrar el de aquel hijo de puta que está intentando cruzar mi límite desde hace mucho tiempo.
No soy tan idiota como para no darme cuenta del evidente interés que Rhett ha tenido por Skyleen desde que la conoció, sabía que él sería un problema y de hecho, tanto él como el resto de los chicos son una de las muchas razones por las que he tratado de mantener en secreto mi relación con Sky.
Por suerte, después de vagar durante varios minutos entre la gente, finalmente pude localizarlos. Rhett había llevado a Skyleen a una parte del jardín un tanto apartada de los invitados, donde la música ya no se alcanzaba a percibir, por lo que me fue fácil oír parte de su conversación mientras me acercaba a ellos discretamente.
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Amor Inquebrantable (2)
Storie d'amoreSkyleen: Si alguien me hubiera dicho en lo que Killian y yo nos convertiríamos con el paso del tiempo, jamás lo hubiera creído. Hemos pasado por tantas cosas y aún no sé qué es lo que realmente siento por él. Los problemas no terminan, los secretos...