Killian
Maldición, perdí totalmente la noción del tiempo. La última vez que revisé la hora en mi teléfono pasaban de de las cuatro de la tarde, pero acabo de recibir un mensaje de mi padre diciendo que Sonia y Skyleen están por llegar a casa, lo que significa que son las malditas ocho de la noche. No puedo creer que estuve más de tres horas encerrado en el gimnasio como un completo maníaco. Quizás mañana no pueda levantarme de la puta cama, pero necesitaba algo que distrajera mi mente de mi problema más grande, uno que tiene una larga cabellera rubia y unas jodidas curvas de muerte.
Las cosas con Skyleen no terminaron bien la última vez que nos vimos y no resolvimos absolutamente nada porque dejé que se marchara sin siquiera dirigirle la palabra. No estoy seguro de cuánto quiera verme ahora, lo más probable es que siga molesta y quiera continuar con nuestra guerra, así que debo estar preparado para seguir con el juego, no haré nada para hacerla cambiar de opinión, es su maldito problema y ella tendrá que venir a mí.
Decidido a ignorar a Sky, salgo del gimnasio y me dirijo hacia mi habitación, donde entré directamente al cuarto de baño y tomé una ducha fría, esperando a que eso calmara todo mi enojo y frustración. Después, me puse una camiseta de tirantes anchos con el logo de Led Zeppelin, al igual que unos jeans negros con rupturas en las rodillas y mi chaqueta de cuero, sin mencionar mis usuales botas militares.
Justo estaba terminando de anudar mi bota izquierda cuando escuché la suave vibración proveniente de mi teléfono. Al instante me levanto de la cama y tomo mi móvil, sorprendiéndome por ver en pantalla el nombre de la persona que llamaba.- Skyleen, ¿Qué es lo que quieres?- respondo cortante.
- Buonasera, ragazzo- la voz de Alonzo me heló toda la sangre, dejándome sin aliento y con un horrible escalofrío.
Mierda. Mierda. Mierda.
Todo en lo que podía pensar era en el peligro que Sky corría estando con Bagarella. Miles de escenarios llenos de muerte cruzaron por mi cabeza, torturándome con la idea de ver a la única persona que me importa y he amado sin vida.
Nunca creí que este maldito día llegaría, pero es justo decir que por primera vez me tienen agarrado de los huevos y haría lo que fuera por recuperar a mi mujer sana y salva.- ¿Dónde carajos está Skyleen? ¿Por qué tienes su teléfono? ¡¿Qué hiciste con ella?!- estaba completamente desesperado. -¡Te juro por Dios que si has hecho algo...!- espeto furioso.
- Calmati bambino, tua bella bionda sta bene.
Estaba completamente cegado por la rabia y el miedo.
- Eres un hijo de perra- apreté más el teléfono en mi mano. -No confío en ninguna puta palabra que salga de tu asquerosa boca. Quiero hablar con ella.
Hubo un breve silencio.
- Habla- lo escucho decir.
Los segundos se sintieron eternos mientras esperaba una respuesta proveniente de su boca.
- ¡Killian, no vengas! ¡Es una trampa...!
Su voz angelical se transformó en gritos ahogados, como si alguien estuviese obligándola a callar.
- ¡Skyleen! ¡No! ¡No!- grito.
- Ya la escuchaste, aún respira, pero eso puede cambiar en cualquier momento.
- Ni se te ocurra tocarle un maldito cabello o te juro que te mataré con mis propias manos.
- No creo que estés en posición de amenazarme- replicó. -A como lo veo, estás a una bala del jaque mate.
- ¡No! ¡No, por favor!- por primera vez sentí que le rogaba. -¿Qué es lo que quieres? Te daré lo que sea.
Incluso a través del teléfono podía ver su estúpida sonrisa de satisfacción, lo cual incrementaba mis ganas de asesinarlo.
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Amor Inquebrantable (2)
RomanceSkyleen: Si alguien me hubiera dicho en lo que Killian y yo nos convertiríamos con el paso del tiempo, jamás lo hubiera creído. Hemos pasado por tantas cosas y aún no sé qué es lo que realmente siento por él. Los problemas no terminan, los secretos...