Capítulo 29

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Killian

Existen dolores diferentes en la vida. Algunos son más pasajeros que otros, pero el peor dolor es aquel que no sangra, sino el que se lleva por dentro y deja una herida emocional para siempre.
Sufrí la pérdida de mi madre y hermano menor, he sido engañado durante años por mi padre, el afecto hacia mi hermano mayor se transformó en un irreversible odio y hay personas tan desgraciadas que no descansarán hasta quebrarme y convertirme un hombre miserable para ser felices y estar conformes con su estúpida vida.
Me sentía una persona indestructible, y con justa razón, superé cada mierda que el destino puso en mi camino. Me volví, más fuerte, impenetrable e inalcanzable. Cerré mi corazón, tomaba decisiones con la mente fría, calculaba cada uno de mis movimientos, me olvidé por completo de las emociones, logré que las personas me respetaran y me temieran. Básicamente construí un imperio gracias a mi actitud e imagen de cabrón insensible, pero cuando Skyleen apareció en mi vida, no consideré y mucho menos le di importancia a las consecuencias que tendría por permitirme divertirme con ella. Pensaba que era un coño más, una chica virgen que cedería ante el primer tacto, y que, al igual que todas, sería fácil cogermela sin que llegase a importarme en lo más mínimo.
A decir verdad, no veía razón para que fuese diferente, no existía peligro alguno, ya que me he acostado con cientos de chicas y nunca he deseado tener ningún reencuentro con ninguna. Sin mencionar que odio las relaciones monógamas, yo no fui hecho para el compromiso ni fidelidad, me gustaba la variedad y presumir sobre ello. Tenía muy clara mi posición: ninguna mujer se merecía más atención de la que estaba dispuesto a darle en una noche y jamás permitiría que ninguna cruzara mis límites, así evitaría que se creyeran con algún control sobre mí. Hacia lo que quería, con quien quería y cuando lo quería.
Quizás la excepción era Jessica, pero no porque me interesara de verdad o estuviera sintiendo alguna clase de jodido sentimiento hacia ella, era más bien una cuestión de costumbre, Jess no representaba ningún trabajo, ella sola se me ofrecía y yo sacaba provecho de sus ganas. Algo simple, sencillo, sin compromiso ni exclusividad, y siempre manteniendo a Jessica y todas las mujeres con las que tenía sexo en una posición donde no pudieran verme, tocarme ni besarme. Aunque no puedo decir lo mismo de la maldita rubia con actitud desafiante, que lograba sacarme de mis casillas con sólo respirar. Desearía volver al pasado y advertirme cuál letal podía ser esa chica tan hermosa y obligarme a no ceder ante el insano deseo que aún siento por ella.
Desde el primer momento en el que vi a Skyleen me atrajo de una manera que ninguna chica había logrado antes. Tal vez fue la esencia de su inocencia y la tentación de ser el primero en corromperla, pero mi deseo por ella fue creciendo un poco más con cada día que pasaba. Mis fantasías fueron carcomiéndome por dentro hasta que ya no pude más y me metí con ella, traspasando mis propios límites, cegándome por completo y volviéndome dependiente a su presencia.
De haber sabido todos los problemas que conllevaría acostarme con mi hermanastra hubiera mantenido mi verga dentro del pantalón.
Tal vez Skyleen tenga razón, y lo que siento por ella no es amor, sino obsesión. Convencerme de ello sería más sencillo que aceptar mi derrota y admitir que tengo una debilidad.
Por mucho tiempo, viví cegado por el odio, rencor y tristeza. Me había cerrado ante cualquier posibilidad de felicidad como castigo y protección, ya que no quería tener a alguien que fuese el objetivo de mis enemigos para doblegarme y destruirme. Suficiente tuve con el ejemplo de mi padre, sólo que él tomó la estúpida decisión de rehacer su vida.
Me gustaría pensar que no he cambiado ni un poco, que sigo siendo el mismo hombre con reputación de hijo de puta, que hace que todos los chicos quieran pertenecer a mi círculo y las chicas comiencen a desvestirse al verme llegar, pero engañarme a mí mismo y vivir en esa maldita ilusión no cambiará el hecho que esa mujer de enormes ojos grisáceos, cuerpo de muerte y rostro de ángel, me rescató de mi maldad habitual, mostrándome que dentro de mí aún quedaba el rastro de un ser humano. Me enseñó que la vida no era tan insignificante como creía, revivió aquella parte de mí que siempre había tratado de desaparecer por miedo a volver a convertirme en aquel niño que lo perdió todo. Y así fue, tan pronto como rechazó mi corazón al darme la espalda y dejarme parado bajo la lluvia, odiándome a mí mismo cada segundo que transcurría por caer en el sucio juego del amor. Ahora que Skyleen dejará de ejercer su influencia sobre mí, me complace decir que volveré a ser mi antiguo yo, aunque me jode pensar que en algún momento me daré cuenta de lo mucho que la necesito y mandaré todo a la mierda con tal de recuperarla.
Es irónico cómo una persona puede cambiarte por completo la existencia. Antes pensaba que no existían las almas gemelas. Creía que el estar con una persona no era nada más que costumbre combinada con el usual deseo rutinario, pero conocer a Skyleen me hizo comprender que no se trata solamente de algo físico o el tener que soportar una usual compañía. El destino me dio una patada en el culo al dejarme en claro que si nuestros caminos no se hubiesen cruzado, yo había vivido igual, seguiría conformándome con vacío en mi interior, y nunca habría sabido lo que es amar de verdad.
Es difícil admitir que una persona, en específico, una mujer a quien yo creía detestar, me enseñó qué hay otra forma de vivir la vida. Me dio esperanzas, deseos e ilusiones que no había considerado jamás. Me hizo entender que yo aún tengo un corazón, que aún tengo oportunidad de olvidarme de mi tortuoso pasado y que puedo ser merecedor de buscar mi propia felicidad.
En un mundo perfecto, ella hubiese confiado en mí, tomaría mi mano y me dejaría demostrarle que lo que siento por ella es real. Pero si no llegamos a descubrir lo que pudo pasar entre nosotros, habrá sido solamente culpa de Skyleen Evans.

Amor Inquebrantable (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora