Capítulo 17: Aceptación

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Durante todo el camino, la pitufa quejosa no me ha dedicado siquiera una mirada, creo que se ofendió por ello, no por el hecho que no quisiera contarle, sino por el tono en que se lo dije… la verdad sí soné muy grosero y no sé cómo disculparme por ello, estoy acostumbrado a que todos cedan por mí, así me evitan el bajón en el orgullo.

Se dejó caer en el sofá de la habitación, sí, ya estamos en una habitación, bueno, en el pent-house, no puedo dormir en cualquier lugar, necesito estar cómodo. —Presumido, podíamos usar cualquier habitación, a fin de cuentas, será solo una noche—murmura para sí misma—, ¿cuánto fue que dio? De solo recordarlo me da escalofrío.

Carraspeé y sus esmeraldas se posaron en mí, sigue enojada. —¿Eres alérgica a algo? —pregunté con desinterés.

—A los mariscos—a mí me responde de la misma forma seca en que lo hice hace una hora atrás.

—Algo que no te guste en la comida, ¿condimentos?, ¿vegetales? O no sé, ¿qué no te gusta?

—Odio las cebollas, me dan ganas de vomitar y no me gusta la mostaza. Si es relacionado con postres, me gusta todo, pero, amo con todo mi corazón cualquier cosa hecha de fresa o chocolate, aunque si tiene fresas y chocolate mucho mejor… ¿a dónde vas? —me detuve antes de abrir la puerta.

—Tengo algo que hacer, regreso dentro de un rato, pediré la comida para que no tengas que hacerlo, no me esperes para comer… —aunque quisiera que me esperaras, ¿soy ambicioso? Lo soy, desde pequeño siempre he querido tenerlo todo, aunque no lo merezca.

Egresé de la habitación y con mi cabeza hecha un enredo llegué al restaurante, el encargado acudió a mí con rapidez. —Kamil, ¿qué es lo que necesitas? Podías pedirlo y con inmediatez te lo llevaríamos.

Asentí lentamente mientras ojeo el menú. —Quiero esta página—apunté—, también todo de esta, de postre quiero fresas bañadas en chocolate y que en los platos principales no tenga ingredientes como cebolla o mostaza… por cierto, tampoco agreguen nada de mariscos, mi acompañante es alérgica.

—Anotado—comentó alegre, ¿por qué está tan feliz?

—Coche… ¿dónde consigo uno?

—Tenemos disponible un chófer, se lo asignaré inmediatamente, debe estar cansado por el viaje.

Un rato después

Me quedé pensativo mientras observo las prendas de esta tienda, la abrieron para mí hace un rato, solo hice descender del coche y eso bastó. Con mis prendas de vestir no me demoré tanto en elegirlas, con las suyas me estoy retrasando demasiado… sé que odia las faldas, adora los pantalones, le gusta llevar siempre algo azul en su vestimenta y utiliza colores bastante neutros y a veces opta por otra gama de colores, pero siempre son oscuros.

—No sé si le gustará… tomaré ese—apunté un conjunto de pantalón y una camisa que son muy elegantes de color azul marino—, este otro también—apunté uno más casual—y ese otro también—elegí de último el conjunto un poco más ligero y cómodo en negro—. ¿Zapatos? Dame cualquier cosa que vaya a juego con esos en la talla… —rebusqué las tallas de los calzados que tienen, si veo el número me acordaré—esta—levanté un tacón y asintió captando todo.

El conductor cargó mis bolsas mientras deslizan mi tarjeta. —Grazie, buona serata—se despidió la cajera con una sonrisa.

—Grazie a te—respondí en italiano… sí, sé el idioma, me hago el idiota que es otra cosa.

En cuanto salí, el conductor me abrió la puerta. —¿Hay alguna farmacia cerca?

—De hecho, sí, al lado del hotel hay una, ¿busca algo en especial? —debería consultar si hay para no perder el tiempo.

Sabotaje/ luz, cámara y... ¡Te tengo!✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora