Capítulo 7: Derechazo contra Kamil Dixon

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Kamil

¡Carajo!

Caminé de un lado al otro, me estoy mordiendo incluso las uñas, ¿por qué hice algo como eso?

—Kamil, con el enemigo no se empatiza… ¿cómo carajo voy a engatusarla y luego botarla si se pone a llorar? —rezongué con fastidio.

Si la enamoro y luego la abandono… mierda, sería igual que el esperpento ese que la engañó. Yo no puedo hacerle eso a alguien y menos cuando sus ojos esmeraldas se inundan tan rápido de lágrimas… tengo una hermana y no me gustaría que le hicieran eso, si su esposo cometiera tal falta contra mi Emma, sería capaz de matarlo.

La ciudadana apareció en mi campo de visión y se ve como si nada, parece un poco más relajada… no le haré eso, lo único que me queda como método de venganza es colmarle la paciencia hasta que llore, al menos eso no involucra sentimientos… y alguien como yo no debería hacer lo mismo que le hicieron en el pasado.

—Amiga de mi alma—exclamé con gracia—, ¿vienes por más besotes? —corrió hacia mí y estampó su mano contra mi boca.

—Cállate que alguien puede oírte…

Hice a un lado su mano y sonreí. —Te preocupa eso después de casi irnos a la cama—indagué en ese tono que sé que la irrita.

—Yo no iría a la cama contigo, deja de exagerar—anunció al adelantarse, por lo que, aceleré mis pasos hasta igualarla.

—Es que, yo tampoco te haría caso, no cumples con los requisitos para despertar a mi lado.

—Por momentos pareces ser una buena persona y luego regresa tu irritante verdadera naturaleza, ¿te cuesta seguir fingiendo?

—Los amigos conocen la verdad detrás de los suyos, así que, querida Briana, agradece que tienes el placer de conocerme—seguí mofándome durante todo el pabellón hasta que nos detuvimos frente a la puerta del lugar, ya casi todos entraron.

—¿Cuál amigos? Yo no soy nada tuyo, deja de repetir eso por ahí que pensarán que es cierto, no quiero que me involucren contigo—rezongó con enojo.

Sonreí, ya la irrité, esos sonidos y chillidos que salen de su garganta, son alegría pura para mi aburrida y monótona vida. —¿No somos amigos? Creo que te equivocas, todo piensan que los somos.

—Yo no entraré allí, eso debe estar lleno y…

—Vamos amiga de mi alma oscura—la tomé de la mano y tiré de ella, se resiste un poco, pero, intentar domar a la fiera será mi trabajo.

—Que no quiero—bramó bajo tirando hacia atrás—, no quiero, déjame, ahí dentro me atravesarán con la mirada.

—Si vas conmigo nada te va a pasar, anda ven—coloqué mis dedos en el manojo de la puerta y la condenada se zafó.

—No quiero—procedió a correr.

Meneé mis manos y de largas zancadas dancé hacia ella, en cuanto estuve cerca la acorralé contra la pared y sonreí. —Vamos querida Briana, acompaña a tu amigo del brazo…

—Cumplí con aparecer en las cámaras, no voy a entrar a ese sitio cuando ya todos se hallan conc… ¡ah! —la levanté y la tumbé sobre mis hombros como un mediano costalito—, bájame—pidió a gritos suaves para no atraer a nadie al pasillo desolado.

—Vamos a ver esa película, nuestros asientos deben estar vacíos y es mejor ocuparlos si no deseas rumores corriendo—avancé hacia la entrada con ella removiéndose como una lagartija—. Quédate quieta que te vas a caer.

—Maldito Kamil Dixon.

—Condenada Briana Russo.

La dejé en el suelo, la hice apoyarse de mi brazo, acomodé mi cabello y ella se acomodó la parte superior del vestido… creo que acabo de ver su pezón. Moví mi cabeza de un lado al otro y eliminé esos pensamientos.

Sabotaje/ luz, cámara y... ¡Te tengo!✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora