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El conde, tras ver los coches de la policía, miró a sus hijos.

— Vosotros subid arriba y jugad un rato, ¿de acuerdo?

Los niños asintieron y entraron a la mansión. Tras ellos, su madre entraba, con enorme tranquilidad. El castaño iba a entrar, cuando sintió que el niñero no caminaba. Le miró unos segundos y, rápidamente, entendió la acción de él.

— ¿Crees que es por ti?
— No lo creo, lo sé.
— Amor mío, no te preocupes. Ven, entraremos juntos.
— Tengo miedo, Louis.
— No te pasará nada, lo prometo.

La confianza que le daba su amado podía más que nada. El ojiverde sonrió y asintió. Ambos hombres entraron a la vez. Los agentes hablaban con Marilyn que, en cuanto sintieron la presencia de los últimos que irrumpieron en la mansión, les observaron.

— Buenas noches, señor Tomlinson.
— Buenas noches agentes. ¿Bonnard les ofreció algo de tomar?
— Oh no se preocupe, estamos bien. Debemos hablar con usted, en privado.
— De acuerdo, síganme.

El ojiazul, junto a los agentes, fueron a la sala de la biblioteca, donde tendrían privacidad para hablar. El rizado, un poco aliviado, se dirigió a su habitación.

Los tres hombres tomaron asiento alrededor de montones de libros apilados en enormes estanterías.

— Díganme, ¿qué ocurre?
— Verá, una de sus cocineras nos llamó esta mañana, alertando de una amenaza homosexual, de...
— El niñero. — agregó el otro agente.
— Exacto, de su niñero. Es por ello que debíamos venir a comprobarlo y arrestarlo.

El corazón del ojiazul latía algo acelerado en cuanto escuchó la palabra “arrestarlo”. Se limitó a negar y acomodarse en el sofá.

— ¿Quién les dijo semejante estupidez?
— Una tal Jocelyn. ¿Su empleada mintió?
— ¡Por supuesto! En esta mansión, no se cometen delitos de ningún tipo, se lo aseguro.
— ¿Está usted seguro, señor Tomlinson?
— Perfectamente.
— Es extraño, porque no hace mucho, uno de nuestros antiguos agentes fue destituido misteriosamente tras acusar a su mismo niñero de amenaza homosexual...un tal Zayn Malik, ¿le suena?
— Si, éramos amigos...
— ¿Me dirá que su antiguo amigo mentía?
— Pues y-

Los agentes estaban saliendo de la biblioteca cuando el conde apenas quería decir algo. Salió detrás de ellos rápidamente.

— Oigan, ¡esperen!

Ninguno hizo caso a la llamada del ojiazul. Subieron a por el menor.  Minutos después, con él esposado, bajaban. Marilyn se encontraba por ahí, viendo la escena. El rizado no oponía resistencia, pues ya había asumido su castigo. El castaño trató de ayudar como pudo.

— ¡Esperen!
— Debemos llevarlo a comisaría, señor Tomlinson. No es seguro para sus hijos.
— ¡Mis hijos no han tenido problemas!
— Por ahora. Ya nos lo agradecerá a largo plazo.

No podía hacer nada. La policía tenía más autoridad que Louis, por mucho dinero que tuviera. Los agentes subieron al ojiverde al coche y se lo llevaron. El recibidor fue inundado por una ola de frío, soledad.
La cocinera Jocelyn se acercó con miedo al escuchar la llamada del ojiazul. Se le veía muy enfadado, furioso. La fulminó con la mirada. Golpeó una mesita y comenzó ha hablar.

— ¿Cómo se atreve a llamar a la policía sin mi permiso?
— N-no, s-señor Tomlinson, yo seguí órdenes...
— ¡¿De quién?!
— La c-condesa, señor...

En aquel momento, la mirada furiosa del hombre se centró en la mujer de victoriosa sonrisa.

— No puedo creerlo, maldita. ¡¿Te estoy dando dinero y aún así me jodes?! ¡Eres una...
— ¡Lo hice por nuestro bien, Louis!
— ¡¿Por nuestro bien?!
— ¡Sí, mirate! ¡Estaba afectándote a ti!
— ¡¿En qué me ha afectado, si desde que él llegó a mi vida he sido más feliz!?
— ¡¿Y qué hay de mi y de tus hijos?!
— ¡Tú me robas la felicidad y se la robas a ellos! ¡No les dejas ir a la montaña, no les dejas jugar, no les dejas aprender! Yo a mis hijos los amo como a nadie.
— ¡Si no les permito esas cosas son para protegerlos!
— ¡No los proteges, los encarcelas! Harry les enseñó naturaleza, animales, a cocinar pasteles, medicina...
— ¿Insinúas que él podría ser mejor madre que yo?
— No lo insinúo, lo afirmo.
— ¡Un hombre no puede hacer la tarea de una madre!
— ¿Ah, no?

El tono del castaño se alivió por unos instantes. Sin embargo, la furia y enfado seguían en él, reflejados en su mirada.
Se acercó a Marilyn y señaló a la puerta de la cocina, donde todos los empleados se escondían para evitar entrar en la discusión. El ojiazul comenzó ha hablar.

— Allí dentro, está el hombre que me crío verdaderamente. Alli dentro está el que fue una madre y un padre para mí. Ese hombre es Bonnard. Él me enseñó todo lo que sé ahora, me ayudó a aprender...¡todo! Mientras mi padre me gritaba y gritaba por cada cosa que hacía, él se acercaba a mi y, con calma, me ayudaba a entenderlo.

Los ojos del conde se fueron cristalizando. El hecho de recordar todo le encogía el corazón, llenándole de emociones.

— ¿Y sabes qué? Él me a-acepta como soy...acepta que a-ame a Harry, porque él sabe que no importa a quien a-amemos, mientras lo hagamos. Eso es algo q-que le hace ser como una madre para mí, como un padre...porque me ama y acepta como soy, y n-ni tú ni nadie ha sido capaz de hacerlo...

Las lágrimas nublaban la vista del castaño que, poco a poco, limpiaba lentamente.

— ¡A-ahora Harry ha sido arrestado p-por tu culpa! Sólo te ha importado el dinero...solo eso. T-te juro por Dios que, como le pase algo, yo...¡joder! Bonnard, vamos a comisaría.

El anciano, que había derramado alguna que otra lágrima, se acercó en silencio y asintió. Ambos hombres salieron de allí, dispuestos ha hablar con los agentes.

En el camino, nadie articulaba palabra, hasta que el mayordomo decidió romper el hielo.

— Señor, ¿se encuentra algo mejor?
— No, Bonnard, me siento asustado, preocupado. No quiero que mi Harry acabe en prisión.
— Descuide, hablaremos con la policía y buscaremos una solución.
— S-solo quiero vivir en paz y e-estar con mis hijos y c-con él... necesito fumar.
— Señor, no lo necesita...
— ¡Ahora lo necesito! Deme un cigarro, por favor.

El anciano le tendió uno y siguió conduciendo. El conde lo encendió y comenzó a fumarlo, tratando de ocultar sus penas a través del tabaco.
Poco después, llegaron a la comisaría. El ojiazul bajó, aún fumándose aquel cigarrillo, que le estaba sabiendo amargo, amargo por el dolor que sentía.
Su mayordomo le observó.

— ¿Entramos, señor?
— Si.


Holii, bueno, no pude subiros capítulo porque estuve conviviendo con mi familia. Además, el día 7 de abril, fue mi cumpleaños. Cumplí 20 años y nada, quería agradeceros por acompañarme en esta historia! Tampoco os pude hacer dibujo para este cap, porque no tenía tiempo y quería actualizaros ya, pero prometo que en los caps que quedan, tendréis más de una ilustración (esta vez si cumplo JAJAJ) Tampoco me deja poneros imagen de portada, no sé por qué ;(
Cualquier personita que lea esta novela, puede escribirme por Instagram y podemos hablar y todo lo que queráis! (@sansedraw). Después de esta historia, tengo en mente subiros un cómic con los personajes de One Direction, ¿que os parecería? Hacedmelo saber en los comentarios.
Os quiero mucho, bonito día :D

~ Una niñera para un corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora