Los niños correteaban por la zona del lago. Jugaban entre la hierba, observaban los peces y ranas que se encontraban por alli, mientras escuchaban a los pájaros que descansaban un rato sobre los árboles.
La más pequeña vio una pequeña barca con una familia sobre ella. Se le iluminaron los ojos y se acercó emocionada a su madre, que se encontraba con el niñero, a unos pocos metros de los niños.— ¡Madre, madre! ¿Podemos subir a una barca?
La condesa miró a la otra familia y sonrió.
— Está bien, hija. Avisa a tus hermanos.
La hija menor sonrió e hizo lo que le dijo. Después, todos se acercaron al puesto para alquilar una barca. Ayudaron a subir a los niños y a la condesa. Le dieron un remo al niñero y comenzaron a navegar lentamente por el lago.
— Madre, ¡mire! ¡patitos!
La pequeña Darcy señalaba a las aves que se dejaban mecer por el agua. El rizado sonrió con dulzura.
— Se nota que tienen un mes.
— ¿Cómo lo sabe, señor Harry?El hijo mediano preguntó aquello, mientras observaba los patitos junto a su madre. El ojiverde sonrió.
— Por su tamaño y tipo de plumaje. Apenas está desarrollado.
— ¡Es usted muy inteligente, señor Harry!Los niños disfrutaban mucho aprender con su niñero. Sin embargo, para Marilyn, no estaba muy feliz con aquello. Rodó los ojos y comenzó ha hablar.
— Los patitos pueden nadar desde el primer día.
— No, señora. Su plumaje no se desarrolla al completo hasta las tres o cuatro semanas. Si nadaran según salen del cascarón, podrían morir de hipotermia.
— Aja, ¿y como sabe eso, si ni habrá ido a la escuela?El rizado hizo una mueca y remó lentamente.
— Me gusta leer, señora. Mis padres se encargaron de educarme para llegar a ser lo que soy ahora.
La condesa resopló y se acomodó en su asiento.
— Yo también leo, para su información.
— No lo niego, señora, ¿cuál es su libro favorito?
— ¿Y a usted que le importa?
— No, nada. Tan solo era, para conversar de algo...
— Solo reme.
— Si, señora.Apretó su mandíbula. Su actitud le hacía rabiar un poco, pero se contenía. La hija menor de acercó al niñero sonriendo.
— Señor Harry yo quiero remar.
— Ven, pequeña.La puso con cuidado delante suyo. Le dio el remo y, con sus manos sobre las suyas, le ayudaba a remar. Darcy sonreía.
Una voz irritante de mujer se escuchó a sus espaldas.— Darcy, deja el remo.
— Pero madre.
— Dámelo.Comenzó a tirar del remo, provocando que la barca se zarandeara a los lados. El rizado trataba de evitar que se lo quitara.
— ¡Señora vamos a volcar si continúa!
La condesa logró arrebatarle el remo col un empujón. El niñero se golpeó con la madera en la nuca y cayó al agua inconsciente. La pequeña soltó un grito. El resto de sus hermanos se asomaron asustados.
— ¡Madre, tiró al señor Harry!
— ¡Se golpeó y se desmayó!La niña vio a lo lejos a un hombre. Movió desesperada sus manitas.
— ¡Señor ayúdenos! ¡Un hombre cayó al agua!
Logró ver a la chica y se lanzó al agua. Se acercó nadando hasta el lugar donde se encontraba la barca. Se sumergió para coger al niñero. Pasaron unos segundos y ambos hombres aparecieron. Varias personas aparecieron para acercar la barca a la orilla junto a los hombres. Colocaron al rizado sobre el suelo, boca arriba, y comenzaron a sacarle el agua.
Pasó un gran minuto que fue eterno para los hijos de los Tomlinson. La tensión se notaba en el ambiente. El ojiverde comenzó a toser, terminando de expulsar el agua sobrante. Se enderezó y tomó su cabeza. Los tres niños fueron a abrazarlo.
— ¡Señor Harry!
— ¡Está usted bien!
— ¡Nos tenía preocupados!El niñero los abrazó a todos y sonrió cerrando sus ojos.
— ¿Están ustedes bien?
— Si, señor Harry.Miró ahora a la madre de los chicos, que se mantenía indiferente ante la situación.
Nadie dijo ni una sola palabra en aquel tiempo. Llegaron a la mansión y el conde les recibió. Todo fueron sonrisas hasta que vio al niñero empapado hasta arriba.
Los ojos azules del mayor reflejaban preocupación.— ¿Qué le pasó, señor Harry?
— Nada, no se preocupe.Iba a quedar así la cosa, cuando el hijo mediano negó.
— ¡Madre le empujó y se golpeó con la barca! ¡Cayó al agua sin conciencia!
— ¿Qué?La mujer apareció por detrás y miró a su hijo.
— ¡Bruno, no seas un mentiroso! Él resbaló accidentalmente.
— ¡No es verdad, madre!
— ¡Bruno, cállate!
— ¿Es cierto lo que dice nuestro hijo, Marilyn?Ella cerró la boca. El castaño observó al ojiverde.
— ¿Ella le empujó?
— Quiso quitarme el remo, y al hacerlo, la barca se zarandeó y caí, señor.El conde mandó subir a los niños. Se acercó con cuidado al otro hombre y acarició su hombro.
— Vaya a darse un baño, señor Harry. No quiero que coja frío.
— Si, señor.Se dedicaron una pequeña sonrisa y el menor subió. El esposo de la condesa la fulminó con la mirada.
— ¿Cómo se te ocurre?
— ¿Qué? Él quería que Darcy remara.
— ¿Y cuál es el problema? Si ellos disfrutan con Harry, ¿por qué tienes que fastidiarlo?
— ¿Y por qué siempre lo defiendes a él?
— No lo defiendo siempre.
— Todo para ti lo hace bien. ¿De qué va todo esto?
— Soy realista, Marilyn. Si él hace bien su trabajo, no le hagas la vida imposible. Ya estoy harto de tus inmadureces.
— ¿Mis inmadureces?
— Actúas de forma inmadura cuando se trata de él. ¿Qué te pasa a ti?
— ¿Sabes? No quiero seguir discutiendo por un simple panadero.
— El “simple” panadero es más querido por los niños.Y, dicho aquello, abandonó la mansión, para lograr despejarse. No quería escuchar a su esposa hablar mal de su chico rizado. No lo iba a permitir.
— Inconsciente al agua, ¡será posible! Si hubiera pasado a más, dios.
Pateó una piedra y resopló para después, encenderse un cigarro. Soltó el humo para lograr calmarse. Después de aquel día, el amor por su mujer cesó al completo. Ya no la amaba, ya no. Tenía claro, que a quien amaba realmente, era al niñero, a aquel hombre de ojos verdes, de suaves rizos. Sonrió al cielo al imaginarlo a su lado, sin ser juzgados por la misma sociedad, que rechazaba a aquellos que amaban fuera de lo que creían común. Tenía claro de que llevaría mucho trabajo poder verse con su amado de aquella forma, pero quería lograrlo...
Perdón, pero no puedo subiros dibujito en este capítulo. Tengo un concurso en el que participar, muchos trabajos que entregar y la verdad todo es muy complicado. Para él siguiente, prometo poneros ilustración como de costumbre. Os quiero mucho, bonito día.
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~ Una niñera para un corazón
FanfictionEl conde Louis William Tomlinson es un hombre de alto cargo, casado y con tres hijos que, cansado de no encontrar a la niñera adecuada para sus rebeldes muchachos, decide dar una oportunidad al joven Harry Edward Styles, un aprendiz de maestro que b...