14.Sorpresa para mal.

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Malas noticias.

Eso era lo que más me consumía en esto días, y muy malas.

El café donde trabajaba iba a cerrar porque uno de los clientes encontró un hilo dentro de una sándwich, y odio eso porque sé que es mentira ninguno de nosotros jamás haría algo así, es cierto que  el café “ready for you” no tiene tan buena clientela como algunos lugares de aquí, pero si vendemos lo necesario y aunque sea da para pagar a dos personas y que la jefa se mantenga con la inversión de todo su negocio.

La brisa alborotaba mi cabello negro, y aveces odio eso también, en estos momentos odio todo, ahora mismo en la escuela deben de estar dando clases de natación mientras yo prefiero estar cogiendo el sol de la playa porque nadie me entiende mejor que yo.

—Hola—dice la persona que menos esperaba encontrarme en la playa.

—Hola—digo, por educación, y ella se sienta a mi lado.

Sinceramente fue por educación, porque no tenía ganas de hablar.

—No debes de estar mal porque el café donde trabajas va a cerrar, velo como una buena noticia, no todas las cosas son malas.

¿Cómo sabe eso?

Bueno, ya la policía debe de haber puesto los carteles de : Clausurado, en frente del café.

—Tienes unos padres millonarios que te lo dan todo, y no estoy diciendo que mi madre no me quiera simplemente estoy queriendo decir que me hace falta un trabajo para seguir comiendo, porque es lo único que me hace falta para  vivir—digo y ella pasa sus brazos por mis hombros.

Eso no era lo único que me atormentaba, me atormentaba mi madre, mi trabajo, y también me atormentaba la confusión que llevo dentro, de Liam y Jared, por qué sentí cosas por Jared el día que estuvimos en aquel puente, y no sentí nada cuando Liam se acercó a mí y casi me besa.

Vale, lo último era lo que más odiaba, aunque he hablado con Toni y también he hablado con Jared y Liam después de eso, pero siento que todavía no lo he confirmado del todo.

—Te voy a confesar algo, pero debes de prometerme que no se lo dirás a nadie—dice Dina y yo asiento.

—Jared te llevó a ese maravilloso puente porque Liam se lo pidió, le pidió que te llevará porque no quería que una persona como tú estuviera enamorada de él, y no me gustó la actitud de Liam en ese momento, pero como dice el dicho: "Las apariencias engañan"—dice, así sin nada.

—¿Por qué se supone que me estás contando esto?—pregunto, y aún mis lágrimas no salen.

—Porque no quiero que Jared te lleve a la cama y luego te deseche como alguien que no tiene sentido, porque para mí vales oro, y no debes de dejarte utilizar solo por unos niñatos millonarios que no saben qué rumbo darle a su vida.

Me fui de allí con tan solo escuchar esas últimas palabras, porque no quería estar más allí.

¿Por qué todos me mienten?¿Por qué todos se enfadan conmigo?¿Por qué me utilizan?

Mientras corría lloraba porque de alguna forma había comenzado a sentir cosas por Jared, y ahora mismo lo que siento es asco y no creo que este enamorada de él, pero me duele eso que Dina dijo, así de simple.

¿Por qué Liam no quería estar conmigo? Soy una persona como cualquier otra, y no soy millonaria, pero no me quejo de las cosas que tengo, porque con esas pequeñas cosas me divierto mucho, y no tengo una vida amargada como muchos la tienen.

No me dirigí al departamento de Toni, sin embargo, me dirigí al lugar donde siempre había sido feliz y donde la personas me querían tal y como era.

Mi casa, mi hogar.

Di unos toques en la puerta y me abrieron, jamás pensé que mamá se sorprendería tanto al verme, pensé que no habría nadie en la casa, pero al parecer estaban ellos dos.

Me abrazo como nunca lo había hecho, muy fuerte.

—¿Qué le pasó a mí peque?—fue lo primero que pregunto mientras me daba la mano para caminar hacia dentro del salón de clases.

—Lo siento tanto, yo no quería ser egoísta contigo, jamás, solo no quería que nuestra noches de M&W se acabarán por completo.

—Sabes que nuestras noches jamás se acabarán, siempre seré la misma madre, la que te apoya en todo y te dices cosas guarras aveces—dice tomando mi rostro con sus dos manos.

Ella seca mis lágrimas y yo sonrió, porque a pesar de todo, mi madre siempre ha estado para mí desde el primer momento y nunca dudaría en venir a casa cuando me duele algo.

Decidí no contarle nada de lo sucedido con Liam y Jared porque no quería atormentarla ahora con eso, prefiero quedarme hoy a dormir en casa, le envío un mensaje de texto a Toni.

Yo:Me quedaré en casa, deséame suerte.

Tardó media hora en responder, seguro estaría en su casa haciendo guarradas con Carlos.

Toni:Rompeté una pierna, ah, hoy Jared me ha preguntado por qué no habías venido a clase, lo tienes coladisímo por ti.

Si claro, lo coladisímo que alguien tiene que estar como para mentirle a alguien y jurarle a su hermano que la va a enamorar para que se olvide de él, y al parecer lo hizo demasiado bien.

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Toni y yo tirábamos palomitas de maíz al televisor, nos encontramos viendo una película, A dos metros de ti, que de hecho esta lo suficiente triste como para llorar.

Y cuando tengo ganas de llorar, que ahora tengo muchas, lloro por cualquier estupidez, pero me digo yo misma en mi mente, que no es por lo que me dijo Dina.

Ahora mismo lloro por Stella y Will, ¿vale?

—Los hombres no sirven, solo tú—digo.

—Creo que nos estamos desviando del tema de la película—dice Toni y para de derrochar las palomitas de maíz.

—No, estoy hablado de que él quiere morir, y, ¡no se puede morir, debe de vivir, aunque no la puedes tocar!—grito.

—¿Sabes que es lo mejor para detener toda esa rabia que llevas dentro?—pregunta Toni.

—¿Qué es?

—Gritar,¡grita como toda una mujer hecha y derecha!—grita.

Comienzo a gritar con todas las ganas posible, grité hasta el punto en que mi garganta dolía.

De hecho, algunos de los vecinos vinieron a quejarse por todos mis gritos y decir que no los dejábamos dormir.

Si, porque son la una de la madrugada.

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La vida, en resumidas cuentas es esto, un montón de emociones juntándose con el fin de explotar en algún momento, cuando creí que lo había dado todo, cuando creí que estaba sumamente enamorada de un chico de él que nunca me imaginé estarlo, lo conseguí, o bueno, mi corazón lo consiguió.

Mamá me lanza una almohada y esta da justo en mi cabeza, tenía una puntería terrible y eso era genial, o bueno, al menos conseguía darme cuando yo no lo hacía.

—¿Te encuentras bien?—pregunto.

—Si mamá, estoy mejor de lo que crees—respondí, mientiendole a la persona que más confiaba en mí.

Una Química PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora