31.Despedida.

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—¡Sorpresa!—exclama mi madre enseñándole los papeles de adopción a Toni.

Él no sabía que eran, por tanto, tuvo que leerlos para darse cuenta que oficialmente era mi hermano.

Y yo me alegraba mucho por eso.

—Habías tardado mucho, María—dice Toni y va hacia ella para abrazarla.

—Nada de María, mi nombre de ahora en adelante es mamá—dice.

Y se me estruja el corazón para ir directo hacia ellos y abrazalos luego de mi viene Carlos, y parecemos la familia perfecta.

—¿Foto para capturar este momento?—preguntó y todos sonríen mientras asienten.

Busco mi móvil rápidamente y abro la cámara, todos sonríen mientras que Toni enseña el papel que más felicidad le había dado en toda su vida, creo.

—Digan maíz—digo.

Y listo, aquel momento quedó capturado, y fue un momento que volvería a repetir.

La noche transcurrió muy tranquila, y eso es mucho pedir porque era el cumpleaños de Toni, no había bebidas, solamente una tarta en medio de todo, refrescos y claramente su comida favorita hecha por mamá: lasaña.

¿Cómo a alguien le puede gustar tanto ese plato?

En la mesa estábamos mi madre, Carlos, los padres de Carlos, y obviamente Toni y yo.

Luego de ya cenar y recoger todos los platos fuimos a la sala de estar y nos sentamos todos.

—¿Cantamos su canción favorita?—pregunta Carlos en mi oído.

—Bueno, no soy muy buena haciendo eso, pero si, podemos hacerlo, todo por Toni.

Comenzamos a cantar encima de la pequeña mesa que estaba en medio de la sala, y así él sonrió y nos grabo.

Siempre hace eso.

Por dios.

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El verano no fue tan especial, por así decirlo, transcurrió tranquilamente.

Mi madre, su novio y yo fuimos a Francia, para conocer la torre Eiffel, y así descubrir si esa era la verdadera ciudad del amor.

Todos los días hablaba con Toni y con Carlos los cuales iban a fiestas en España y a todas las playas posibles.

Ahora es mi tiempo de regresar a Benidorm y verles las caras a esos idiotas, solo queda un mes de vacaciones y pretendía ir a la playa con ellos y a algunas fiestas.

Por suerte todavía me acordaba de Jared, pero no tanto, solo me acordaba de...Bueno sí, lo extrañaba mucho, pero ya debía de superar ese ciclo enfermizo de mi vida, ya eso es pasado.

—¡Hola bitch!—grita Carlos cuando me ve.

Toni aún no me ha visto, pero cuando lo hace, parece que va a alucinar.

—¡Hola Mencía necia!—grita y viene hasta mí para darme un gran abrazo de bienvenida.

Así fue mi próximo mes, un día sí y uno no íbamos a las playas de Benidorm, ya había dejado mi trabajo, porque sinceramente no podía más con el, era lo mismo dejarlo dos meses antes que en septiembre.

Mi madre fue en alguna ocasión con nosotros a la playa, con un biquini que era de una sola pieza y sinceramente tenía un cuerpo bien cuidado.

Odiaba admitirlo.

Esta vez no estuve ebria ni un solo día, eso era demasiado bueno.

Hice algunos tiktoks con Toni, y además de que me hice muy popular en redes por mis dibujos influyentes.

Una Química PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora