Una Química Perfecta

10.Siempre viva.

Mi móvil vibra encima de la mesita de mi escritorio en mi habitación y lo miro, es un mensaje de Dina.

Dina:Hoy mi hermano mayor va a abrir un club,¿te animas a venir?Es solo para mayores de edad, pero dijo que podía llevar solamente a mis amigos más cercanos.

Le respondo de inmediato.

Yo:Claro, estaré allí, solo mándame la ubicación del club.

Nunca me llegó la ubicación de nada a mí móvil, solo una llamada de Dina está entrado ahora mismo a mi móvil.

—Hola—es lo que dice cuando cojo la llamada—¿Bajas de tu casa y vienes conmigo a la mía?

Miro por mi ventana y veo que su auto está parqueado en frente de la mía, le sonrió y sacudo la mano, mientras ella hace lo mismo, para luego colgar.

||

Finalmente llegamos al famoso club del que Dina me estuvo hablando por horas, y dijo que era lo más genial que podía haber en esta vida.

Claro, eso es sin contar que ella anda con un vestido rojo pegado al cuerpo y yo ando con uno de color negro que es un poco ancho, no me gusta mostrar mi cuerpo del todo, y menos a desconocidos.

—¡Iré a por algo de tomar, los chicos no tardan el llegar!—grita para que yo pueda escucharla.

Porque la música electrónica está demasiado alta como para escuchar.

Hay personas en el centro del club bailando, el DJ está en una tarima desde donde toca todo aquellos artefactos que le hacía falta para producir la música y hay una barra al lado derecho que es a dónde se dirigió Dina.

Hay unas escaleras a un lado, donde se puede ver que hay algunas personas, y tiene dos guardias donde comienza la escalera y también donde se acaba.

Mi mirada vuelve a dirigirse hacia Dina, la cual viene orgullosa con dos vasos de cristales pequeños en cada una de sus manos.

—¡Un trago por todo lo de este mundo!—grita casi en mi oído.

Ya creo que mi organismo se acostumbro al alcohol porque ya en mis dos fiestas he tenido una borrachera.

¿Qué podía pasar en esta?¿Otra más?

Me doy el trago de uno solo, y pasa por mi garganta caliente, para luego arder un poco.

Que bien se siente esto.

Me doy cinco o seis tragos más, para luego ir hacia la pista de baile y comenzar a bailar, sin pena alguna.

No sé por qué, pero cuando ya llevo como diez minutos bailando mis ojos se dirigen hacia la misma barra en la que estaba Dina, y la que está ahora en ella, es Jared.

El mundo se detiene a mi alrededor, la música, los gritos, también lo hacen, se detienen, y solo estamos él y yo, mirándonos fijamente, hasta que alguien me choca.

—Disculpa—dijo la persona para luego seguir caminando entre la multitud.

No me dio tiempo a decir nada, y para cuando volví a mirar hacia la barra ya Jared no estaba, pero no lo perdí, lo localicé por todo el club, hasta que vi su silueta a mitad de la escalera que daba con el piso de arriba.

Hay algo en mi mente que me dice que lo siga, pero mi cuerpo no se atreve a moverse desde donde está.

Pero aún así, voy hasta la escalera y los guardias me detienen.

—Zona VIP—dice uno de ellos.

Ah, claro, ¿qué me iba a esperar?

¿Qué yo pudiera entrar como Jared?

Pues estas muy equivocada, Mencía.

—Debes de decir la contraseña para poder entrar—informa el otro guardia.

Mierda.

¿De que contraseña están hablando?

Olvido la de mi móvil y creen que no voy a olvidar esa estúpida contraseña.

Por dios, para qué necesito subir a una zona VIP.

Por favor.

Mi móvil vibra en mi mano.

Dina:La contraseña es SIEMPRE VIVA.

—La contraseña es: SIEMPRE VIVA—le dije a uno de los guardias en el oído.

Quitó la pequeña cinta que había entre la escalera y yo, y entonces me dejaron pasar.

—Muchas gracias.

Los hombres asintieron.

Cuando llegué al segundo piso, le mandé un mensaje a Dina, donde le daba las gracias por decirme la contraseña.

Voy hasta donde está Jared, el cual localizo con la vista, y comienza a observarme como yo a él.

Lleva unos pantalones de color negro, y un pulóver con un estampado de una frase en inglés delante.

Genial, por ahora todo estaba bien.

¿Qué hacía yo acá si él ni siquiera me va a llamar o prestar un poco de atención?

Hace un gesto con la cabeza para que lo siga, y eso hago, porque debo admitirlo, subí aquí encima por él.

Y no sé porque siento cosas por él, si se supone que estaba enamorada de su hermano.

Jared está a unos pasos de mí, hay una distancia entre nosotros dos, que sinceramente odio.

Vamos hasta el fondo del pasillo, y él abre una puerta, que tiene una señal en ella.

Entra y luego yo.

Aquí está todo oscuro, apenas entra una luz tenue por una de las pequeñas ventanas, que están muy altas.

Jared no lo piensa dos veces y viene contra mí, dejando muy poco espacio entre ambos, nuestras bocas están a milímetros, pero él baja a mi cuello, no besa mi boca, si no sigue bajando.

Sus dos manos se encuentran con el principio de mi vestido, y lo sube poco a poco, me da un poco de vergüenza que vea mis bragas, aunque creo que hoy no tienen ningún animado en ellas.

Lo sube hasta que mi vestido queda en mi cintura y me deja expuesta ante él, tan solo en bragas.

Por suerte son Calvin Klein.

¡Gracias Diosito!

Jared se agacha ante mí, yo miro hacia abajo y él me mira a mí, él sonríe pícaro, sus labios se ven mojados.

Luego se para y se pone a mi altura, para susurrar algo en mi oído:

—Eres la droga más adictiva que he probado—dice y se va.

Dejándome sola en medio de aquella oscuridad, con la respiración agitada.

Salí de allí después de un momento, pero esperé a que él bajara las escaleras para yo también hacerlo, cuando por fin estuve en la barra nuevamente a el lado de Dina mi respiración se controló.

Pedí más licor, al igual que pedí más vino, se estaban convirtiendo en mis bebidas favoritas, fui hasta el medio de la pista de baile y comencé a bailar, sentía las miradas encima de mí, y creo que me sentí un poco libre en ese momento.

Tomé el comienzo de mi vestido con ambas manos y lo subí un poco mientras bailaba suavemente al ritmo de la música, que ahora sonaba una con un ritmo lento.

Con la mirada volví a buscar a Jared y allí estaba de nuevo en la barra, observándome con aquellos ojos que parecían querer acercarse a mi en todo momento, pero aún así, no lo hizo.