18.Encuentro.

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Había conseguido un trabajo que no era lo que quería pero por lo menos  había conseguido que mi madre me llamase Cenicienta, solo quítamos la madrastra, el papá muerto y las dos hermanastras malvadas. Mientras que el café donde trabajaba abriera debía limpiar casas, o más bien mansiones que estaban cercanas a mi casa, y mañana debería de levantarme temprano para ir a una, donde los dueños ni las demás personas estarían ahí, y debía limpiar la casa completa.

Sé que terminaré fatal de la espalda, soy muy ñoña para eso de trabajar limpiando.

Me echo la sábana encima y trató de dormirme, hasta que lo consigo.

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La alarma suena y la apago, apenas son las 6:30am de la madrugada y ya debo de estar despierta para ir a una mansión, y si fuera a obsérvala sería mucho mejor, pero no, para mi mala suerte debía de ir a limpiarla.

Me duché y luego me vestí simple para irme.

Una bocina sonó y de seguro está vez sería mamá, porque Toni no se levantaría ni por Carlos para ir a cenar al restaurante más visitado de todo Benidorm.

Bajo las escaleras rápidamente y llego hasta el auto destartalado de mi madre en menos de un minuto, entro y ella me sonríe.

—Buenos días, enana—dice y yo le doy una mala mirada porque sabe muy bien que odio que me llamen enana.

—Buenos días, María—digo y ella pone mala cara también porque ella odia que especialmente yo la llame por su nombre.

—Si sucede algo debes de llamarme, o llamar a Toni para que te ayude si no puedes—dice.

—Claro que podré, además tendré toda una mansión enorme para mí, donde la estaré limpiando cuidadosamente sin romper nada—digo dramáticamente.

Ella sonríe tranquila mientras niega con la cabeza.

Pone la radio donde salen algunas de esas canciones que ella escucha, y que aveces yo a escondidas también lo hago, porque frente a ella digo que son horrorosas, pero a solas son maravillosas.

Al cabo de unos minutos mi madre detiene el auto y yo me bajo de el, antes de irse me mira y dice:

—Rompeté una pierna—sonríe, mientras me dice adiós desde dentro de su auto.

—También te quiero mamá—digo, mientras también sonrió.

Toco el timbre de la gigante puerta y esta se abre sola, de seguro debe de tener algunos de esos aparatos tecnológicos que sirven para abrir la puerta.

Cuando entro en la mansión veo todo el jardín hay dos fuentes, y unas escaleras para llegar hasta la puerta de la mansión, cuando ya estoy allí toco otro timbre y me abre una mujer que va vestida de servicio, de seguro es una de las trabajadoras de confianza.

—Hola...¿Usted es la señorita Mencía?—pregunta con una sonrisa y yo asiento devolviéndole la sonrisa—Ven es por acá.

Mientras miraba toda la mansión y lo hermosa que estaba, la chica me explicaba lo que debía hacer y cómo lo debía hacer, ella no estaría aquí, por lo tanto me quedaría sola, pero dijo que uno de los hijos de la familia estaba aquí, y que no se me ocurriera molestarle.

Cuando se fue por fin dejándome sola, comencé a hacer mi trabajo, era simple, limpiar todo sin ayuda de nadie.

Estaba todo muy regado como si hubieran tenido una fiesta el día antes.

Eran las 8:00am y empezaría por los cristales de la sala de estar.

Me coloqué los auriculares mientras escuchaba la canción de Gayle ABCDEFU.

La cual me encantaba desde que la había descubierto.

Al cabo de unos minutos esta terminó y para mi mala suerte cuando me quité los auriculares, me giré vi a el hijo de los dueños de la mansión, nunca me imaginé que fuera su mansión y mucho menos que él fuera el hijo que se había quedado aquí, preferiría mil veces a Liam.

Bueno, no.

Pasé por el lado de Jared y él me detuvo poniendo su mano en mi muslo, haciendo que yo me parase y lo mirará.

—¿En serio jamás me vas a perdonar?¿Perdonarás a un chico que te ha pegado en la nalga antes que a mí?—pregunto.

—Lo que tú me hiciste no se compara solo con una pegada de nalga—le solté.

—¿Qué debo hacer?¿Disfrazarme de ti?¿Seguir follando con la directora con tal de que no te suspenda?¿Qué hago dime?¿Qué hago para poder tenerte de vuelta?—soltó tranquilo, no había voz de enfado.

Pero algo me llamó la atención, se estaba follando a la directora solo para que no suspendieran.

—¿Qué acabas de decir?—fue lo único que pudo salir de mis labios.

—Pues eso, que...

No lo dejé terminar.

—No te pedí que lo hicieras, si te la estás follando es porque te pone...¿No crees?

—Antes de que tu llegarás mi mundo estaba bien, solo tuve que hacerle un poco de caso a mi hermano—murmura, mientras se para de donde estaba sentado y me toma de ambas muñecas—Mi mundo ahora está patas arriba por tu culpa, llegaste con tu belleza, tu inteligencia, tus bromas de mal gusto, tu interés por conseguir quién es la persona que está detrás de la cuenta de chismes, pero eso no era lo que más me dolía, ¿sabes qué era...

Para, y eso me hace pensar que va a hacer algo de lo que después puede arrepentirse y yo no lo perdonaría jamás.

—¿Qué era lo que más te dolía?—pregunto.

Sus ojos marrones se clavan en los míos, brillan, pero no de alegría, si no tienen un brillo siniestro.

—Que me llamarás futuro cuñado, eso me dolía—suelta y veo que en su rostro hay una expresión que se puede denominar como dolor.

Y no sé por qué, pero me acerqué un poco más a él, y terminé estampando sus labios contra los míos, al principio el contacto fue simple, pero después cerré los ojos para perderme en aquel momento tan genial, su lengua se cuela en mi boca y eso hace aún más maravilloso aquel beso.

Es un primer beso hermoso.

Jamás pensé que acabaría sintiendo cosas por el hermano de Liam Payne mi amor eterno, pero tú vida puede dar un giro inesperado y acabar haciendo lo mismo que yo.

Besándote con la persona menos buscada.

Nos separamos y ambos nos miramos sonriendo.

—No quiero que te folles más a la directora por mi...¿Esta bien?

—Me parece genial que me mandes.

Sonrió y eso me hizo hacerlo a mi también.

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Una Química PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora