Una Química Perfecta

Epílogo

Narrador omnisciente

Luego de dos meses de vacaciones algo felices para Mencía ella se iba de aquella ciudad dejando todos atrás.

Un Jared llegaba feliz a su casa, porque ya podía caminar y sus piernas servían como antes, las rehabilitaciones sirvieron de algo.

Al principio se negó a hacerlas, pero luego, Liam le convenció de que lo hiciera por Mencía y él aceptó.

Mencía no quería pensar en él, porque le había vuelto a fallar y esta vez no le perdonaría.

Solo quería hacer su vida en Estados Unidos, en una escuela nueva, y tan solo venir a Benidorm a ver a su familia, en vacaciones.

Sólo ambos se preguntaban:

¿Dónde quedó la promesa de no rompernos el corazón?

Jared no le miraba la cara a su padre después de eso, porque él fue quien prácticamente lo obligó a dejarla.

Ahora en este nuevo curso él no se iría de allí, él se quedaría, pero tenía claro una cosa, no trabajaría en la empresa de su padre, prefería vender bocadillos en la calle, antes que eso, por lo tanto, su madre comenzó a darle dinero de vez en cuando y comenzó a trabajar en el café "ready for you", aunque eso implicaría recordar a Mencía.

Algún día le preguntarán qué pasó con ellos, con la gran historia que tenían montada, con todo lo que fueron alguna vez, ella no responderá ,se quedará en silencio, porque si en verdad respondiera esa pregunta, mentiría.

Dirá que en sus momentos juntos fueron muy felices, fueron promesas que jamás cumplieron por miedo a romperse el corazón, fueron la ilusión de otros jóvenes.

Quisieron crear la historia más bonita de amor, pero ya era demasiado para ambos, tuvieron muchos momentos felices, pero era mejor ignorarlos antes que abrir las manos para recibirlos con una gran sonrisa.

Si algún día sé lo vuelven a preguntar, ella le responderá esa mentira, mientras que él hace su nueva vida y ella se refugia en las rosas marchitas que aún tienen espinas.

Y así fue como el mar acabó con el amor de Mencía y Jared.

Y ya, una química perfecta, no existía.