Una Química Perfecta

29.Emociones.

—¡Date prisa!—gritaba Toni mientras se bajaba del auto.

A alguien se le ocurrió dormir toda la tarde porque según él estaba muy casando y no teníamos ropa nueva para la graduación y nuestro baile de graduación.

Genial.

—¡Ha sido tu culpa!¡No me apures!—grito.

Al menos encontramos una tienda que estaba abierta y era de ropa, y un letrero encima decía: ¡Abierto 24 horas!

Que maravilla.

Rápidamente entramos y comenzamos a ver toda la ropa que había.

Claramente Toni se iba a comprar un traje elegante y yo un vestido de color azul, y para el baile solamente sería un vestido de color blanco y Toni unos jeans rasgados con una camisa de color negra.

Estaba decidido.

No encontraba un vestido azul, por lo tanto, fui hasta donde estaba la chica de recepción.

—Buenas, ¿sabes dónde hay un vestido de color azul?—pregunto y ella me sonríe.

—Si claro, por esta fila de acá hay de todos colores—dice.

Me indica por dónde está la fila y justamente encuentro un vestido azul hermosos, es de tela de seda, y es largo.

En cambio el blanco que encontré es por encima de las rodillas y ajustado.

Ya Toni había hecho su compra, y le quedaba todo genial al igual que a mí, por lo tanto, yo también hice la compra.

Cuando llegué a casa mi madre no estaba tirada en el sofá, de seguro estaría en su cama durmiendo.

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Por fin, el gran día esperado.

Mi madre decidió que ella iba a hacerme todo, desde peinarme hasta vestirme, por lo tanto, ella se encargaría de eso.

Ahora mismo me está peinando mientras que ella ya está vestida, me encanta lo que hace, junta pequeños cabellos míos con ligas y más, creando un peinado perfecto.

Ahora sí parezco una princesa sacada de Disney y está vez si tuve que calzar con zapatos de tacón.

Si había alguna emergencia me los quitaría.

Escuchamos una bocina y ambas nos miramos las caras.

Bajamos rápidamente las escaleras.

—Traigo en mis pies zapatos de tacón, no puedo correr, esperame—digo.

Ella se detiene un poco y me toma de la mano para seguir caminando a mi paso.

—Te amo—dice y me da un beso en la mejilla.

—Yo también de amo, mamá—digo.

Los ojos se me empañaron, pero tuve que detener eso, porque se me iba a regar el maquillaje.

Toni me vio y al parecer quedó alucinando, porque también se tapó la cara con ambas manos y sonrió.

—¿A que hoy te gustan las mujeres?—pregunta mamá.

—Mucho—afirma Toni, ya mirándome—Dame un beso por favor—pide y voy directo a su boca para plantarle un beso corto.

Definitivamente le gustan las chicas hoy.

Nos montamos en el auto de Toni, esta vez me tocó a mí detrás.

Cuando llegamos a la escuela casi estaban todos los padres con sus hijos.