24.Cumpleaños y primera vez.

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—¡Esta son las mañanitas que cantaba el rey David, a las muchachas bonitas se las cantamos así!¡Despierta Mencía, despierta, mira que ya amaneció, ya los pajaritos cantan, ya la luna se metió!

Todos cantaban, mientras mi madre se acercaba a mi con una tarta de Feliz Cumpleaños, y una vela en medio para que pida una deseo.

Cierro los ojos y lo pido con todas las ganas del mundo.

—¡Ehhh!¡Ehh!—todos gritan mientras aplauden.

—Felicidades mi peque—dice mamá y me pega un abrazo.

—Felicidades Mencía Walker, mejor conocida como mi mejor amiga de toda la vida—dice Toni y me abraza.

—Felicidades bitch—dice Carlos y también me abraza.

—Felicidades Mencía—dice Luis el novio de mamá.

Y este si no me abraza para nada.

Ellos me dan mi espacio para que me pueda duchar y arreglarme.

No he recibido ningún mensaje por parte de Jared, solo de los compañeros más cercanos a mi en la escuela, a los cuales le agradezco mucho por eso.

Quizá él se había olvidado de mi cumpleaños, pero no lo creo.

Me meto en el baño y me doy una ducha, cuando salgo de el, veo el vestido rosado que hay encima de mí cama, y es hermoso, sé que lo ha hecho mi madre, porque se le da muy bien coser y hacer pequeñas ropas, pero siempre para mis cumpleaños me regalaba cosas como perfumes, o quizá también me regalaba pinceles y cosas que me servían para dibujar.

Dejo que la toalla caiga al suelo y me pongo aquel hermoso vestido, cuánto más podía haber tardado en ponérmelo, era justo de mi talla, y el color era justo como a mí me gustaba, porque no me gusta el rosado chillón ese que ves por ahí en los comerciales de televisión, soy más bien de este color: rosa viejo.

Me maquillo a juego con mi ropa y me olvidó de Jared por todo el día.

Mamá dijo que iríamos a cenar a su restaurante preferido.

De regalo ellos(los del restaurante) me hicieron una tarta donde decía: Feliz Cumpleaños Mencía.

¿Cuántas tartas más me podían caber en el estómago?

Pasamos prácticamente todo el día en la ciudad, observando la playa, comprando cafés, refrescos, y de hecho tomé un poco de vino a escondidas de mi madre cuando Toni me lo pasó por detrás a escondidas.

Cuando ya llegamos a casa me fui directo a mi habitación, estaba algo cansada por estar dando tantas vueltas hoy, me senté en la cama y me estiré un poco.

Mi móvil comenzó a sonar con varias notificaciones, o más bien, mensajes.

Jared:¡Stormi!

Jared:¿Creías que me había olvidado de tu cumple?Pues no.

Jared:Solo no quería arruinar los momentos con tu familia.

Jared:Ahora ven que te tengo una sorpresa.

Me mandó una ubicación y fui directo a ella, era en la playa, sinceramente, jamás me esperé que me hubiera felicitado aquí.

—¡Sorpresa, Stormi!—exclamó Jared mientras le quitaba todo aquel papel de nailon al que seguramente sería su regalo.

Y cuando vi lo que era, flipé.

Pero, si que flipé.

FLIPÉ (si, en mayúsculas)

Era el cuadro que había hecho donde estaban las dos personas (que seríamos nosotros) en la camioneta hippie observando un atardecer, y para más, estaba enmarcado.

Juro que me iba a derretirme por este chico.

Ayuda.

Que alguien haga algo rápido.

—¿Quieres helado?—pregunto.

Asentí, antes de correr a darle un beso.

Él me lo correspondió, sus manos llegaron hasta mi cintura, acoplando nuestros cuerpos.

Cuando nos separamos, él había preparado todo como un picnic, pero esta vez de noche.

Solo había helado, y también un poco de tarta.

¡Por dios!¡Iba a estallar gracias a las tartas!

Comenzamos a comer, Jared dejó el cuadro a un lado, para que no se estropeara.

El helado estaba delicioso, y la tarta también, aunque ya estaba un poco hasta la madre de comerla hoy.

Recogimos todos y lo echamos en el maletero del coche, nos subimos en el, y fuimos hasta mi casa, luego me ayudó a llevar el cuadro hasta mi habitación, ya después lo colgaría en un lugar de mi habitación.

—Habla bajo, y te puedes quedar toda la noche—digo.

—Como usted mande—susurra.

Me siento encima de mí cama y él hace lo mismo, a mi lado, nos miramos fijamente, pero después esa mirada baja a los labios de cada uno.

Nuestros labios chocan y nuestras lenguas se cuelan dentro de nuestras bocas, sus labios son tan suaves que jamás podría compararlos con algo en este mundo.

Me da un empujón suave y caigo en la cama y su cuerpo cae encima del mío, me comienza a besar salvajemente, y amo que Jared haga eso.

—Tengo una Stormi, cachonda—dice.

—Por el resto de tu vida—digo.

Me comienza a sacar el vestido rosa, y yo cedo para que me lo acabe de quitar por completo.

Siento la dureza que tiene su pantalón y no tardo en colar mis manos entre nuestros cuerpos, y en un movimiento ágil se lo desabrocho, ahora lo siento mucho mejor, él se lo saca del boxer, siento lo grande que es, este chico está súper dotado.

—Abre un poco más las piernas—me dice y yo le hago caso.

Abro las piernas, para que él se pueda sentir cómodo, acaba por sacarse el boxer y sacarme las bragas más también el sujetador, mientras ambos nos quedamos completamente desnudos.

Sus manos bajan a mi parte íntima, y diría que no, pero estoy hecha un río ahí debajo.

Cuando por fin siento que va a entrar dice:

—Te puede doler un poco, voy a tratar de ser lo más cuidadoso posible.

Asiento, porque ya me da miedo.

Oh, no, aquí es donde estaba la bomba.

—Esta muy estrecho—dice.

—¿Ya está todo dentro?

—¿Qué?No llega ni a la mitad de la mitad, Stormi.

Juro que iba a llorar, desde cuándo a los hombres los habían hecho tan perfectos.

Pero cuando pensé que no podía más dijo:

—Lo he conseguido.

Así sin más, sin que a mí me doliera, comenzó a moverse suave, sin dejar de mirarme a los ojos, luego tomo un ritmo más fuertes, hasta que comencé a mover mis caderas a su ritmo.

Nuestras respiraciones se mezclaban, nuestras miradas se conectaban, nuestras bocas se besaban, nuestros cuerpos danzaban al mismo ritmo, y así creo que nos encontramos por primera vez.

Una Química PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora