25.Su aniversario.

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—Quiero que vayas a casa de mis padres conmigo, y no solo tú, también tu madre—explica Jared mientras me recojo el cabello en una cola.

—Sabes lo que pasó la última vez que vi a tus padres, no creo que se alegren mucho cuando vaya allí, y más si está mi madre—suelto, mientras voy hasta él.

Me siento a su lado, y sonrió dejando un beso corto en sus labios carnosos.

—Pero volviendo al tema, por favor, hazlo por mí, y si esta vez sale mal juro que jamás te volveré a molestar con mis padres, solamente debes de ir ese día con tu madre, cenar y luego volver a casa, como lo haces todos los días—dice.

—¿Así de simple?—pregunto.

—Así de simple—responde.

—Lo pensaré y mañana te doy respuesta, ¿vale?.

—Como usted mandé, Stormi.

—No me llames así.

—Te encanta que te llame así, ¿por qué te haces la dura?

Su móvil comienza a sonar, es una llamada y veo que la pantalla dice: Liam.

Él la coge y habla con Liam de cosas que a mí no me interesan en lo más mínimo.

—Me debo de ir, pero recuerda que tienes que ir a la cena de mis padres—dices.

—Ya te he dicho que lo pensaré, además a mi madre me costará mucho tiempo convencerla—digo.

—¿Eso es un sí?

—Eso es un tal vez, Jared—digo.

Antes de irse me da un beso corto en los labios, y sonrió.

Lo despido en la puerta y quedamos en que le diría en un mensaje la respuesta.

Esas eran las buenas noticias, ya Jared  y yo somos novios oficiales, es decir, que lo sabe todo el mundo.

Las noticias geniales es que faltan dos alrededor de dos semanas para que acabe el último curso de bachillerato y faltan unos días para que envíe mi dibujo a la escuela de artes.

De hecho, mañana tengo el examen de literatura y no he estudiado ni un poco.

Genial.

Estoy muy orgullosa de mi misma, ojalá y suspenda todos los exámenes.

Me dirijo a la habitación y saco todos los libros de literatura que pueden a
haber en mi habitación, por suerte eran sólo siete libros.

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—¡Mencía!

Siento que alguien grita mi nombre y mueve mis hombros ligeramente.

—¿Hoy no es tu examen de literatura? Vas a llegar tarde—escucho la voz de mamá.

Me levanto rápidamente.

Veo que estoy tirada encima del escritorio con todos los libros debajo de mi cabeza..

¿Cómo me pude quedar así de dormida?

—¿Por qué no me despertaste?—trato de gritar pero sale más como un susurro.

Me levanto de la silla lo más rápido que puedo, para luego irme a duchar y despertarme de una vez por todas.

Cuando descendí por las escaleras lo único que hice fue despedirme de mamá porque ya iba tarde y por mi falta de responsabilidad Toni también llegaría tarde.

En cuanto llegué al frente de mi casa, Toni me dijo muchas cosas gritando y maldiciendo por lo bajo.

—No es culpa mía, ¿vale?, mi madre no me ha despertado, aún así podemos hacer el examen—digo.

Cuando llegamos a la escuela, por suerte era que el timbre sonaba en ese momento, pero al parecer ya todos estaban en el salón de clases.

Corrimos hasta allí, y sí, todos estaban sentados en sus respectivos puestos.

—Pasen—dice la profesora que estaba frente al salón.

Toni y yo suspiramos, relajados.

—Gracias—digo y sonrío de lado a la profesora.

Me senté en mi puesto y Toni detrás, pasaban los minutos y nadie escribía nada en sus hojas de exámenes y es que la verdad estaba muy difícil, yo solo había hecho la mitad, y espero que esté bien.

—¿Por qué no rezamos?—pregunta el más chistoso del salón.

—Genial, vamos a hacerlo todos juntos, entre más es mejor—dice otro de mis compañeros.

Todos juntamos nuestras manos y comenzamos a murmurar.

—Que yo les puedo decir la prueba, solo esperen a que la profesora salga—murmura Toni en mi oído y así va de uno en uno.

—Dios haces milagros, muchas gracias—digo.

Todos se ríen, y esperamos al momento justo para pasarnos la prueba de Toni.

||

Se escucha el timbre por todo el salón, y salimos todos fuera, solo hay que esperar que la prueba de Toni este bien.

Me dirijo hasta el comedor junto con Toni y Carlos, y allí estaban en una mesa sola Jared y Liam.

—Hola chicos, ¿cómo estáis?—pregunto dejando mi bandeja en la mesa.

—Hola, Stormi—dice Jared con una sonrisa.

—Hola, Mencía—dice Liam, serio, pero por lo menos me saludó.

—Hola, Jared y Liam—dice Carlos.

—Nuestro aniversario será en nada y ustedes se están diciendo hola, que falta de respeto por falta tuya Mencía—informa Toni.

—¿Su aniversario?—hago memoria.

Y lo recuerdo.

—Es cierto, es en menos de una semana—digo.

—Os voy a regalar un bebé—anuncia Liam, ya con una sonrisa plantada en el rostro.

—No saben cuidar de ellos mismos, van a saber cuidar de un bebé—digo, burlona—No me digas, si recuerdo el día que me debían de cuidar porque estaba enferma y casi me muero, terminé en el hospital.

—Jaja—dice Carlos, haciendo una mueca—Además tú eras mayorcita sabías cuidarte, un bebé no sabe hacerlo.

—Vale, vale, como tú digas.

—Yo os voy a regalar, un...un...un consolador—grita Jared.

—¡Jared!—grito yo, abriendo los ojos.

—Vale, vale, mejor le regalamos un bebé, ¿vale?

—Esa es la mejor opción—digo.

Charlamos por un rato más y estaba decidido, en menos de una semana le daríamos un bebé a Toni y Carlos, aunque en el fondo sabía que era un chiste, porque jamás le daría eso a mi mejor amigo, me dejaría de lado con un bebé, si ya le presta más atención a su novio que a mí, me imagino con una criatura corriendo por toda su casa.

Mencía a la casa de ella, que aquí no pinta nada, o tal vez, me tendrían de la tía cuidadora, y eso no va conmigo.

Una Química PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora