Una Química Perfecta

19.Otra Ruta.

Jared me ayudó a limpiar el resto de la casa, sus padres no vendrían hasta la mañana del siguiente día, y no es que este bien con él, ni que ese beso lo haya solucionado todo, solamente estaba decidida a darle otra oportunidad, aunque si fallaba ambos sabíamos que está sería la primera y la última de todas.

—¿Nos prometemos que jamás nos romperemos el corazón?—pregunta mientras se quita la ropa con la que me ayudó a limpiar toda su casa.

—Solo si...

—¿Solo si qué?No te cortes a mitad de la palabra.

—Que si tonto, que te lo prometo.

Me detuve para obsérvalo todo, hacía unos minutos estaba limpiando y ahora en la habitación de Jared, la cual era muy grande y por lo visto estaba decorada a su gusto.

Le miré todos los tatuajes sin disimular, creo que no me avergüenza mirar unas simples pinturas en la piel de alguien.

—¿Te gustan mis tatuajes?—pregunta y paso a mirarlo.

Asiento, porque están bonitos, no del todo, pero lo están.

—Me gusta todo lo que tengas.

Siento que ya es hora de irme por lo tanto de pongo de pie y me dirijo hacia la puerta sin despedirme.

—No te vayas aún, solo quédate hasta que yo me duerma—dice, casi pidiéndolo de rodillas.

—Nos vemos mañana, Jared Payne—digo y salgo de su habitación.

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Llego a casa y mi madre todavía está despierta, aunque media despierta, está tirada en el sofá con las babas cayéndole por un costado de su boca, es decir está más que dormida.

No la despierto porque sería muy malvado de mi parte, aunque la tentación me daba por lanzarle una de las almohadas de los sillones.

Lo hice.

—¡Mencía!—exclama y se sienta en el sofá de golpe.

—¿Cómo sabías que era yo?—pregunto.

—¿Quién es la única persona que me tira almohadas cuando estoy dormida?—pregunta.

Voy hasta su lado y me siento en el sofá, mientas que la televisión habla sola, porque ninguna de las dos la mira.

—Creo que se te ha pasado tu programa favorito—menciono.

—¿Por qué vienes tan feliz?—coge una almohada en sus manos.

Y mi reacción inmediata es taparme con mis brazos y manos la cara.

—La verdad es que me he besado con Jared—digo antes de que me dé un golpe con la almohada.

—¡¿Qué?!¿Con el chico por el cual estabas llorando hace unos días?O bueno, ayer en la noche—pregunta con una mueca en su cara.

Asiento.

—Toni y Carlos van a flipar—dice.

Aveces creo que actúa como una adolescente.

Le conté todo, desde cuándo llegué hasta que quede en la habitación de Jared, de hecho, le conté como había sido mi primer beso.

Después de eso ambas nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones.

Me duché, me quité todo el olor a polvo y suciedad que traía encima, lo cambié por un perfume de rosas que había encima de mi pequeña cómoda.

Me recosté en la cama para finalmente quedarme rendida.