Secretos

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El regresar a ver a Jack era una idea que me entusiasmaba mucho, pero sólo pensar en cómo iba a hacer para salir de casa de Peggy, otra vez, sin que nadie me preguntara a donde iba, me hacía doler la cabeza. Trataba de encontrar un millón de ideas para no hacer sospechar a nadie, creo que no hallaré una solución en el corto tiempo que tengo. Cada idea que me surgía, le veía una falla.

Para ese tiempo, ya todos estaban desayunando. Me tardé un poco en bajar junto a Lily, no había conseguido nueva ropa para ella y no había nadie cercano a su edad que se la pudiera dar; por lo que me demoré cortando y cociendo una especie de blusa, intentando con toda la creatividad que había dentro de mí, hacer un vestidito para Lily. Al ponerle mi obra de arte, se veía como una roquera con problemas de comportamiento. Lily me dijo que le encantaba, se paseó por la habitación muy feliz con su "vestuario".

Bajamos a el comedor, esperaba que nadie en la casa se diera cuenta de la rara vestimenta de Lily y por suerte, nadie excepto María pareció notar la ropa de última tendencia en moda. María soltó una carcajada en cuanto la vio.

Yo tomé mi habitual lugar en la mesa, tenía a Jimmy a la izquierda y a Lily a la derecha. Todos lucían tan tranquilos, lo que me hizo preguntarme si ellos también tendrían problemas para dormir, aunque lo dudaba, muchos de ellos no vieron el caos por completo, quizá Daniel o el oficial podrían pasarlo, pero en ellos se notaba una forma secreta y súper avanzada de olvidar los problemas, cada que los veía parecían estar felices. Podría ser que enserio lo estaban o son muy buenos fingiendo.

Comimos lo que era costumbre, arroz con frijoles, una muy buena comida mexicana a mi parecer, hasta que llegabas a comerla tres veces al día, aunque no me quejo. Pensaba en que, antes, dudábamos que hubiese alimentos para la semana, ahora agradezco cada que tengo un plato del cual alimentarme y más cuando veo que Lily también lo tiene. El desayuno pasaba como los otros, la mayoría no hablaba de nada y solo se concentraban en comer. Nos mirábamos entre todos esperando que alguien tuviera el valor de contar algo. Yo hacía lo mismo, deseaba que alguien hablara contando una buena experiencia, la mayoría de las veces que eso pasaba, era María la que relataba historias. Amaba que lo hiciera, más la vez que contó cuando estuvo en el ejército y se enamoró del que fue su esposo, abuelo de Jimmy. La historia era muy linda.

Me levanté al finalizar de comer, no hubo ninguna buena historia ese día. Ayudé a la madre de Peggy a recoger los platos. Mi madre siempre me enseñó que debo ser amable, más si la madre de Peggy ha sido tan buena conmigo y con Lily desde que llegamos. Al terminar, ella me agradeció con una sonrisa que le devolví.

En la sala, me senté junto a María que se mantenía calmada observando las llamas de fuego bailar ante ella.

—Hola, ¿Cómo estás? —saludé sonriendo.

—Bien, mi niña —respondió y su cara cambió en segundos, sus ojos me miraban con compasión y supe en el instante que iba a hablarme de algo serio—. Jimmy me dijo lo que pasó entre ustedes, pero no puedo evitar notar, que parece que solo te dolió unos días.

—No, por supuesto que sí tardé en superarlo, pero... —no sabía cómo es que lo había hecho, ni siquiera si enserio lo había logrado, superar a Jimmy. Creo que gran parte era por Jack, ahora no pensaba en otra cosa que no fuera él—. No lo sé, creo que no es tiempo de estar triste o algo por el estilo.

—¿No pelearás por él? —María hablaba como si mi vida fuera una telenovela, una no muy entretenida—. No te rindas así de fácil.

—No me estoy rindiendo, lo acepto y sigo avanzando —sonreí a María—. No vale la pena luchar por algo que me hace daño.

—Estoy totalmente impresionada de tu habilidad para hacerlo tan rápido, al menos que... hayas conocido a alguien —ella tomó mi mano y la acarició.

RendirnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora