Nuevo hogar

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—No nos vemos unas semanas y te encuentro a punto de morir, hay que seguir viéndonos. —Jack atravesó el cuarto y quitó la pistola de la mano de su padre, dándosela a uno de sus amigos que estaban tras de él.

No podía creer verlo ahí, y más que otra cosa, no podía creer que estuve a segundos de morir. Limpió una lágrima de mi cara con su pulgar. Se acercó a mí, me abrazó y besó la frente. Tuve tanto miedo de lo que iba a pasar que el sentir sus brazos a mi alrededor fue el despertar de la pesadilla. Me aferré a él tanto como pude.

Alrededor, guardaron silencio asombrados de lo extraño que podría parecer que alguien interrumpiera mi muerte, o quizá que Jack le quitara el arma a su padre con tanta facilidad.

—Está bien, ninja —acarició mi cabeza—. Te hablé por el walkie talkie, no contestaste, pensé que... bueno, que estabas en problemas.

—Yo también estoy feliz de verte —contesté con emoción, aun temblando.

—Jack —el monarca exclamó divertido—, ¿Se conocen?

—Sí May, ¿cómo que se conocen? —Daniel se adelantó para acercarse a mí.

—Es mi amigo —respondí sin apartar mis ojos de Jack y dirigirle una enorme sonrisa—. Es el chico del que Jimmy habló en el túnel.

Jack me devolvió el gesto antes de envolverme de nuevo en un abrazo al cual no pude negarme. Observé a mis amigos que me miraban confundidos, pero a pesar de todo se veían aliviados, al igual que yo de que no tendría que morir, al menos no hoy.

—Sí, tienes que dejarlos —Jack le pidió a su padre mientras se aproximaba a él.

Fue hasta entonces cuando conecté todo, "Reyes", las cajas lo tenían escrito, era un apellido, el apellido de Jack.

Lo estúpido es que no me haya dado cuenta de todo esto antes.

—Ellos nos robaron, tienen que pagar —el monarca tomó a Jack por el hombro dándole unas palmadas—. Tú más que nadie debería saberlo, pero tranquilo no tengo intenciones de matar a tu amiguita, por más que ella parezca quererlo.

—Ella ya lo repuso, me ayudó a conseguir la comida que traje las semanas pasadas —Jack mintió, no recuerdo haber ayudado a conseguir nada, o al menos no algo que repusiera la cantidad de comida que tomamos—, eso debe reponer lo que hicieron.

El monarca lo apartó, llevándolo con él para distanciarlo hasta una esquina de la que su gente se alejó. Hablaban susurrando por lo que nadie alcanzaba a escuchar lo que decían, hasta que después de un rato Jack sonrió y pareció agradecer a su padre.

—Bien, los dejaré libres por ti, les daré una casa, comida, todo por ti. Si uno de ellos me traiciona, te castigaré y después los mataré a todos —amenazó y, sin embargo, en seguida cambió su rostro a uno amable—. Denles un lugar para dormir a todos, dense un baño, aliméntese, que nos alegra tener nuevos integrantes.

Los hombres salieron a una señal del monarca, dejándonos solos con el monarca y Jack. En cuanto la mujer que sostenía a Lily la soltó, ella corrió hasta mí para darme un abrazo, la sostuve en mis brazos para cargarla, ella se aferró a mi cuello escondiendo su cabeza al recargarla en mi hombro.

—Está bien princesa, nunca nos alejarán —murmuré en su oído dándole un beso en su cabeza.

Casi como si todo lo anterior no hubiera ocurrido, el monarca sonreía con amabilidad, no podía creer que Jack fuera hijo de alguien tan cruel como lo era él.

Aun dejándonos vivos no podía evitar preguntarme si algún día, por cualquier motivo, cambiaría de opinión poniéndonos en riesgo otra vez.

—A mi pueblo no le gustará que los dejé vivir —el monarca dijo con un largo suspiro—. Deben entender que la única razón por la que será así, es por mi hijo, confío en él, en que no sea estúpido dejarlos a todos respirando. —Regresó su mirada a Jack mostrándole desconfianza, como una señal de que en realidad no confiaba en él.

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