Inmune

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Buenas nuevas, soy vidente.

—No... no lo puedo creer, eres tú —lo abracé colgándome de él—. Pensé que estabas muerto —tocaba su cara comprobándome que no era un sueño.

—Pues no lo estoy —me sonrió—, es una sorpresa hasta para mí.

— ¿Cómo es que estás aquí?

—Buscaba comida... He sobrevivido solo todo este tiempo, no sé cómo, pero lo he hecho, yo... —explicó casi saltando de la felicidad—. Estoy tan feliz de verte.

Me abrazó de nuevo, con más fuerza esta vez, hasta que incluso me hizo pararme de puntas.

—Bien, bien, que alegría —Jack caminó hacia nosotros—, ¿quién eres? Lo siento, pero alguien que ha logrado sobrevivir solo, no me transpira mucha confianza de primera vista.

—Tranquilo —James miró a Jack—, jamás traicionaría a mi chica del baile.

—May, ¿segura que confías en él? —Jack preguntó sin dejar de observar a James.

—Claro que sí.

En serio lo extrañaba y ahora estaba ahí, de pie con una enorme sonrisa.

—Entonces lo haré yo también, vendrá con nosotros —Jack le tendió la mano a James—. Soy Jack Reyes.

—Mucho gusto, yo soy James Morales.

—Te llevaremos a un refugio, ahí estarás seguro —le explicó—, tendrás comida, ropa, todo lo que necesites, pero a cambio, tendrás que proteger a las personas que ahí viven, es una corta explicación...

—Sí, sí, con tal de comer haría lo que fuese —aceptó James sin dudar.

—Vámonos, tenemos una camioneta —Jack se adelantó, nosotros lo seguíamos de cerca.

En la camioneta, esta vez me senté junto a James en la parte de atrás. Él estaba completamente sucio, pensé que yo me veía igual el día que llegamos a la hacienda. Aun así, en su cara se mantenía la enorme sonrisa.

—¿Cómo es que has sobrevivido todo este tiempo? —cuestioné sorprendida.

—Encerrado en casas abandonadas, comiendo basura —hablaba con desagrado—. La pistola que tengo me la dio Daniel, él pensó que me convertiría en un zombi y cuándo llegará el momento yo me... ya saben... dispararía a la cabeza. Cuando me mordieron, estábamos bastante alejados de la casa de Peggy, me dejaron ahí y no supe como regresar.

—Espera, espera, espera —interrumpió Jack. Detuvo la camioneta de un golpe—, ¿Qué es eso en tu brazo?

Revisé el brazo de James buscando de lo que Jack hablaba. James tocó su herida, una mordida, la marca de los dientes se había quedado como una cicatriz, una que curó.

—Me mordieron —confesó James demasiado tranquilo para lo que iba a pasar.

—¿Qué? —no había nada más que decepción en mi cara—, ¿cómo que te mordieron?

—Amigo, vas a morir —Jack comentó con menos sutileza de la que yo lo hubiera hecho. Le lancé una mirada de reproche—. Perdón, me sorprendí.

—No, bueno eso creo —James pasó sus ojos de Jack hasta mí—, esto me ocurrió hace ya un tiempo, casi más de un mes, desde la expedición en casa de Peggy, no me he contagiado, mis venas no cambian de color. Estoy bien.

—¿Es eso posible? —miraba la herida confundida, no me entraba en la cabeza la idea de que alguien pudiera llegar a sobrevivir a una mordedura, el pensar en eso era creer el que podría haber una cura, en que quizá todos pudiéramos sobrevivir.

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