Lo más cercano al cielo

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Porque somos belleza

La única certeza

En un mundo perdido.


No pude darme cuenta a tiempo de que el piso seguía estando húmedo al intentar quitar el último periódico de la ventana, por lo que caí con facilidad. Ya en el suelo comencé a reír. Cuando Jack caminó para ayudarme resbaló también, cayendo de espaldas. No pude parar de reír por unos largos segundos.

—Después del dolor, parece que por fin terminamos —comenté al levantarnos para contemplar el cuarto.

Ahora se veía totalmente diferente. Las paredes eran azules y combinaban con la cama que tenía cobijas limpias; los muebles de una madera café le daban un toque vintage, además, de desprender un aroma a madera vieja que fluía en el aire. Las ventanas que dejaban entrar tanto sol como lo necesitaba, cada detalle encantaba más.

—Somos bastante buenos, bueno... yo limpiando y tú ensuciando el piso que acabo de trapear —dijo entre dientes.

—No intentaba ensuciar tu piso —empujé su hombro.

—¿Te quedarás aquí?, después de todo lo que sufrimos me sorprendería que no.

—Si no hay otra opción.

Me senté en una esquina recargándome en la pared. Estaba cansada por tanto barrer, trapear y limpiar cada punto, aunque muy satisfecha ahora que veo donde dormiré.

Jack se sentó junto a mí viéndose igual de exhausto.

—Planeaba verte de nuevo en la tienda —confesó casi susurrando y jugueteando con su anillo—. Quería decirte que confió en ti, me has dado tanto desde que nos conocimos, sé que me quedaría contigo. —Él sonrío por un segundo sin mirarme—, me haces sentir como si fuera suficiente —admitió cabizbajo.

Sentí que no debía preguntar a que se refería con exactitud, el tono en su voz me mostró que no quería sentirse vulnerable, ya que ocultaba un dolor que no me enseñaría, al menos no ahora. Solo lo abracé para demostrarle que también me quedaría y él hizo lo mismo.

Me gustaba tener a Jack cerca, quería estar con él, pero no sabía cómo decírselo. Me daba miedo fallar, tenía un historial de haberlo hecho antes con Jimmy.

Con Jack era diferente a pesar de todo, estaba segura de lo que sentía y no me odiaba por ello, mientras que, con Jimmy, no lo soportaba. Pensar en Jack junto a mí me hace siempre sonreír.

******

Salimos del cuarto después de un rato en el que no hablamos, nos quedamos en ese abrazo por minutos que se sintieron tan cortos. Él se levantó y trató de ignorar lo que había pasado, me sonrió y dijo que había muchas cosas de la hacienda que aún no había visto, así que lo seguí fingiendo que no había nada que mi corazón quisiera gritarle.

—¿En qué piensas May? —indeciso me miraba esperando que le preguntara el porqué de lo que había dicho

—Lo siento, ¿qué? —fingí no escucharlo.

—¿En qué piensas? —no estaba dispuesta a decirle lo que en realidad pasaba por mi mente—. Es en la habitación, ¿verdad?

—No, tranquilo...

—No voy a atravesar esa puerta de madera para matarte en la noche.

—Por si acaso, pondré el seguro

—No tiene seguro —me pasó un brazo sobre los hombros con una sonrisa—. Espera aquí.

Se distrajo un segundo en el que vio a su padre pasar delante de nosotros. Él tal vez ni siquiera nos vio, pero Jack se encaminó corriendo hacia él.

RendirnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora