Matar o confiar

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No importaba cuanto lo intentara, el miedo de que algo malo pasara no salía de mi cuerpo. Jugueteaba con el anillo de Jack todo el camino hasta el clan García de manera nerviosa. Intenté pensar en todas las cosas que podrían estropearse y buscar una solución antes de que pasen, sin embargo, estas resultaron ser demasiadas como para encontrarles una respuesta.

El clan García era ahora el más grande de todos, este era muy parecido a la hacienda del clan Reyes, solo que estaba adornada de colores azules, como una copia, pero en otros tonos. Antes de que el clan Reyes cayera, este era el más prominente, ahora que el más extenso era el García, eso hacía sentir a su líder como un triunfador, creía sin duda que no había falla en sus planes. Siempre tenía que mencionar que si él quisiera, nos acabaría a todos.

—Estaremos bien, tranquila —dijo Pablo mientras conducía—, fui muchas veces con Jack a este tipo de reuniones, te ayudaré.

—Era diferente, ellos no veían a Jack como un adolescente estúpido intentando ser un líder —respondí moviendo mis piernas de arriba abajo—, y él que estaba a cargo era su padre.

—Tal vez, pero has demostrado lo buena que eres en esto —Rosa hablaba desde los asientos de atrás—. Nosotros ya lo vimos, ellos también lo harán.

—Eso espero —recargué mi cabeza en el asiento.

—Jack estaría orgulloso, eso es seguro —Pablo sonrió.

—Desearía que él me lo dijera.

—Ojalá estuviera aquí para decírtelo —comentó Pablo—. Murió con honor y eso me reconforta.

—De verdad lo hizo.

Recordé el consejo que Jack me había dado una vez.

Era horrible pensar que estaba usando sus consejos para sobrellevar su muerte.

—El chico era un guerrero —agregó Rosa—, no cualquiera muere por amor, y el chico que corrió hacia él para protegerlo debió tener un enorme corazón. Quisiera alguien que se interesara en mí de esa forma.

—Y ambos murieron como comida de errantes. —Me arrepentí al momento de haber dicho eso, me trajo a la cabeza el sueño de esta mañana.

—¿No han pensado en buscar su cuerpo? —Rosa se acercó a los asientos delanteros asomando su cabeza—, quizá darle un funeral les ayudaría a estar más tranquilos.

—No creo estar preparado para eso —aceptó Pablo.

—Mandé a unos soldados, pero no encontraron nada. Quizá yo misma lo intente en un tiempo muy lejano —suspiré acariciando levemente la mano de Pablo en la palanca de velocidades—. Aunque si yo voy, tendrás que ir conmigo.

—No te dejaría sola.

******

Llegar al clan García era como volver a estar en la hacienda, lo que me hizo suspirar nada animada. Los otros líderes ya habían llegado con sus acompañantes, cada uno llevaba mínimo alguien que lo aconsejara, como yo que llevaba conmigo a Rosa y Pablo. Se saludaban entre ellos, a mí ni siquiera me hablaban. No me inmutaba que eso pasara, no es que los deseara como amigos. Pero al ver a Pablo, los otros líderes se acercaron casi como presenciando un milagro, lo abrazaron y dieron palmadas de apoyo, ¿dónde estaban mis palmadas de apoyo?

Una vez todos se saludaron, caminábamos a la sala de juntas del clan García mientras a Pablo y a mí se nos ocurrió comenzar a molestarnos, yo lo empujaba y él lo regresaba intentando hacer que me tropezara, hasta que lo logró y me caí.

Un hombre del clan García me ayudó a levantarme, Pablo se murió de la risa, yo le lancé una mirada burlona, hasta que me di cuenta de que el hombre llevaba una pistola escondida bajo su chamarra de cuero, lo noté cuando lo tomé del brazo y pude sentirla, aún bajo la chaqueta, conocía la forma. Me asusté mucho, eso era completamente anormal, ya que se suponía que todas las personas que se reunirían deberían ir desarmadas, no podían llevar ni un tenedor, debido a que eran reuniones pacíficas. Fingí el no darme cuenta de esto, le sonreí al hombre agradeciéndole. No podía ser coincidencia, la llevaba para matar a alguien, pensaba, si la reunión era para hablar sobre el clan Reyes, lo más seguro es que esa persona fuera yo, porque yo tengo el control sobre el territorio. Comencé a ponerme ansiosa, de nuevo, e intentaba no demostrarlo, mi corazón palpitaba con rapidez y sentía como empezaba a sudar, tenía miedo de morir.

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