Ahora estamos juntos

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Ya no intentaba pensar en Meredith. No importaba que tanto tratara, no podría ni siquiera entender la mitad de las palabras que me decía. Si tengo que ser la devastación, pues puedo esperar sentada hasta que eso pase.

Dos semanas, acostada en una cama sin poder levantarme. Al intentar pararme, un dolor horrible que recorría desde mi cuello hasta llegar a mi espalda, no dejaba que me sostuviera. Lo odiaba, aunque el dolor, sin embargo, comenzaba a desaparecer. James les dijo a los doctores que cuando lo mordieron, tenía un dolor igual, pero a él le afectaba todo su brazo. El oír eso me dio esperanza de ser inmune y, después de dos semanas, ya se estaba haciendo un hecho.

Ese día estaba decidida, me levantaría, lo haría. El dolor ya era mucho menos, lo soportaría. Me detuve de un alto mueble en el que guardaban las medicinas, nunca intenté ponerme de pie sola antes, siempre había alguien que me ayudaba, María, James, Jack o algún doctor. Me apoyé en el mueble y me levanté. Lo estaba logrando y el dolor comenzó de nuevo, ya no era tan fuerte, casi invisible. Debí de haberlo intentado antes, quizá desde ayer pude haberlo logrado.

—Esto es increíble —celebré ya sin sujetarme. Estaba muy feliz, no podía creer que estuviera viva y ahora de pie. Comencé a saltar de felicidad, eso hizo que sintiera punzadas de dolor—. No, aun no es tiempo de eso —me regañé riendo.

Era apenas de mañana, la luz entraba leve por las ventanas.

Yo tenía puesto un camisón y un short de pijama.

Caminé por el pequeño cuarto, cada paso dolía un poco, aunque me llenaba de completa alegría poder estar viva, después de todo el caos, no dejaría que el dolor parara ese sentimiento.

Se escuchó como la puerta se abría. Jack entró con Lily de la mano, ella corrió al verme parada, se aventó a mis brazos para que la cargara. Si no la sostenía podía caerse, así que lo hice.

—May, puedes pararte —Lily me besó la mejilla—, ahora ya podemos jugar.

—No lo sé —bajé a Lily con cuidado solo para que Jack me abrazara—. Espera, espera, todavía duele.

—Lo siento —sostuvo a Lily—, es que estamos muy felices.

—Jack no es bueno cantando —comentó Lily fingiendo que me susurraba—, ni jugando a las muñecas. Necesito que tú juegues.

—Me dijiste que te gustaba tomar el té conmigo —reprochó Jack a Lily—, creí que era un buen amigo, ahora, me siento tan...

—Yo jugaré contigo, Lily —me senté de nuevo en la cama—, Jack es muy malo.

—Sabes que sigo aquí, ¿verdad? —dijo entre dientes—, las escucho.

Hace dos semanas estaba segura de que moriría, ahora podría ser inmune a la enfermedad que acabó con la raza humana, eso era lo mejor del mundo. Justamente hoy el padre de Peggy vendría por una muestra de sangre para verificar que mi cuerpo no estuviera infectado, pero mis venas no estaban moradas, lo que era una muy buena señal.

—Llevaré a Lily a sus clases, ¿quieres venir? —me ofreció Jack.

—El padre de Peggy —cerré mis ojos por un momento, cada que pensaba en Peggy sentía algo horrible en mi estómago—, Carlos, vendrá por una muestra de mi sangre, tengo que quedarme.

—Está bien, te veré después —Jack me abrazó y se fue con Lily.

Jack cuido de Lily muy bien, lo que le agradecíainfinitamente. Lily ahora lo adoraba solo un poco menos que a mí, lo que mehacía sentir muy feliz. María también fue de mucha ayuda, venía a verme todoslos días sin falta, traía a Lily y juntas me hacían compañía.

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