Etapas

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Narra Marcus:

—¡Papi llegaste antes y a tiempo! —nos abrazamos fuertemente al verla tan feliz por mi llegada sorpresa.

—¡Por supuesto! Mi niña hermosa estaba en peligro y no podía estar más lejos de ti —le confieso agradecido con una persona aquí presente de no volverme loco en Roma por la seguridad de Ámbar—Por cierto, gracias Alex por proteger a mi hija a toda costa.

—Aunque no lo crea, lo hice con todo el placer del mundo, al igual que usted, la señorita Ámbar goza de mi respeto y cariño —le sonrío dándole la razón —¿Pudo resolver con la planta? —cuestiona intrigado.

—Si, gracias a Dios no fue tan grave, no hubo heridos ni muertos y sólo se quemó una de las máquinas principales, las demás funcionan y antes de volver, la he dejado en reparación —exhala profundo sintiendo su alivio y alegría.

—¿Cree que fue una falla? —niego enojado.

—Claro que no y tengo pruebas de quién fue que mandó a quemar mi planta—Alex se sorprende como también Ámbar — esto fue una advertencia de una persona que se ha vuelto mi enemigo.

—¿Pero quién Señor? A lo que tengo entendido usted no tiene enemigos —el menciona estupefacto.

—Tenía, ahora debo estar más pendiente que nunca y mover mis fichas —tengo un plan en mente y Ámbar me aterriza a la realidad.

—Papi ¿sabes dónde está Martha? No la veo desde ayer y me preocupa...

—Ella está bien, me llamó a mi y a Alex preocupada ya que Amanda le dijo que tomara el fin de semana libre sin consultarme a lo que encontró sospechoso y más cuando se enojó al negarse.

—¿Pero ella no está herida ni nada? —me pregunta mi muñeca.

—No, ella está perfectamente bien —toco la punta de mi nariz con la suya —ella volverá mañana.

—¡Yei...! —nos reímos por su alegría extrovertida.

Culmino la conversación con Alex pautando vernos mañana en la oficina como siempre, regresa a su casa pero antes me escribió que Amanda abandonó la residencia estando más tranquilo por ese lado. Mientras tanto paso tiempo con Ámbar para que no piense mucho en lo qué pasó hoy y miramos una película animada en la sala comiendo palomitas de mantequilla y helado de chocolate, extraña combinación convirtiéndose en una explosión de sabores.

—Papi no pude recibirte con las galletas —ella se pone triste al no cumplir con lo que me prometió.

—Bueno... ¿Y por qué no la hacemos juntos? Así aprendo a hornear —le encanta la idea y vamos a la cocina.

Primero nos ponemos los delantales, ella de color rosado y yo uno azul oscuro. La ayudo a buscar loa ingredientes para ponerlo en la isla central, que se está encuentra en medio de la cocina. Colocamos la harina y los huevos recién partidos en los recipientes, siguiendo la receta pero soy un completo desastre ya que no puse la harina correctamente llenándome la cara de polvo de harina pero es gracioso cuando Ámbar se ríe, restándole importancia y siguiendo con la receta. Su cara esta llena de harina y sabor a chocolate ya que salpicó cuando batía provocando que coja con mi dedo índice y lo apruebe quedando rica la mezcla, ella hace lo mismo dándome entender que yo también estoy sucio de harina y chocolate.

Ya por último, le agregamos chispas de chocolate y los colocamos en la bandeja en forma circular dicha mezcla y la ayudo a ponerlo en el horno para evitar que se queme. Nos sentamos en silla de la isla satisfechos y esperando las ricas galletas.

—Debemos darnos un baño porque estamos bien sucios —digo divertido y ella se ríe admitiendo.

—Papi hoy quería ir a un cumpleaños de un amigo pero no fui —la miro fijamente ya que no me habló sobre eso.

Paso a paso al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora