Narra Ámbar:
Aún estoy de vacaciones y estoy en la empresa de mi padre porque me gusta estar aquí, justamente atraviesa la puerta avivando mi alegría pero ésta es interrumpida abruptamente cuando lanza con furia una carpeta en su escritorio asustándome y exhala provocando que se escuche a mi ubicación. Al notar mi presencia, se voltea y yo lo miro un poco angustiada la verdad.
—Cariño...—él se acerca a pasos lentos y me da miedo un poco pero trato de que no lo parezca.
Se pone de rodillas frente a mi que estoy sentada en el sofá.
—¿No estás aburrida? —niego con la cabeza no queriendo decir ni una palabra y me suaviza la mejilla —¿Segura?—ahora asiento sin dejar de mirarlo —¿Quieres ir a casa? —alzo los hombros un tanto indecisa —Bien, Alex te llevará a casa en un momento —se levanta y me da la espalda caminando hacia su escritorio mientras teclea en su celular.
No me sale decir nada para refutar y 10 minutos más tarde, aparece Alex quien se ofrece con gusto a llevarme a casa y de la manera más seca me despido de mi padre. Se nota que no lo esta pasando bien. Me decido marchar con mi mochila en un hombro y me voy a casa sin mirar atrás pero aún así con la idea en mente de que el no está bien.
Ya estoy en casa donde tengo ganas de dormir para descansar la mente y sin tanto rodeos quedo atrapada en mis sueños. Con el rostro de mi padre en mente, abro un párpado aceptando la realidad y despertando. Me he quedado dormida y nuevamente me llega a la mente la cara de decepción de Marcus, no puedo dejar de pensar en él.
¿Qué me está pasando?
Para mantener el cerebro ocupado, empiezo a practicar con el violín, el de la subasta, en mi habitación. Me gruña el estómago por comida, parando un momento y bajo las escaleras deprisa de camino a la cocina. Veo de reojo los zapatos de mi padre en la entrada deteniendo mi paso y poniéndome feliz porque ha regresado pero no lo he visto.
Al entrar al área de la cocina me encuentro con nana, la saludo buscándolo.
—Hola nana. —me sonríe pero luego al verme seria cambia su rostro a preocupación.
—Hola mi niña, ¿qué te ocurre? —cuestiona mientras corta algunas frutas para ponerlo en el congelador.
—Es que mi padre no fue a verme al llegar a casa y es extraño —pongo un puchero triste.
—Debe estar estresado, escuché que iría al gimnasio a desahogarse, estoy completamente segura de que no quería descargarlo contigo y mejor no fue a verte—lo pienso mejor —recuerda que tu padre tiene una manera distinta de ser pero te ama mucho —eso es cierto, sonrío por eso —Marcus le importa mucho tus sentimientos, te has convertido en su luz en su vida...
Voy en busca de él al departamento del gimnasio un poco indecisa pero al final me fui a buscarlo por lo que me dijo nana alimentando mi valentía para verlo. Llego a mi destino y procedo a terminar de abrir la puerta que estaba semi cerrada y al entrar no noto a Marcus, inundado en un silencio los alrededores. Verifico los rincones y otras partes pero no veo rastros de mi padre. Decido devolverme decepcionada de no poder admirarlo cuando, sin previo aviso, veo la silueta de un cuerpo bajar quedando de cabeza apareciendo frente a mis ojos mi padre semi desnudo aferrado con las piernas de un tubo colocado arriba de la puerta de entrada al gimnasio y él me mira fijamente.
—¿Me buscabas princesa?—me sonríe y yo no puedo evitar pensar de todo lo que me llega.
Lo guapo que se ve, lo ardiente que está mi cuerpo, creo que estoy avergonzada y no es la primera vez que lo veo con el torso descubierto mostrando sus abdominales, sus biceps, sus pezones. Bajo un poco la mirada estando tímida y me sorprendo yo misma de mi reacción.
ESTÁS LEYENDO
Paso a paso al amor
FantasySólo bastó una mirada a los ojos de una niña para que el giro de un empresario joven multimillonario frío y egoísta cambiara su vida para siempre. Nunca pensó en ser padre, jamás tuvo planes de casarse o tener hijos pero cuando el destino dispone al...