Atentado

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—¿Nos veremos después? —me pregunta entusiasmada y dando saltos mientras caminamos.

—No estoy seguro —contesto desinteresado y seco porque estoy leyendo un libro de finanzas II.

—Bueno... está bien—noto su tristeza y trato de remediarlo.

—Intentaré terminar el trabajo antes de las siete y tal vez valla contigo —ella se pone contenta.

—¡De acuerdo, gracias por intentarlo! —me da un beso en la mejilla y recompongo mis lentes sonriendo, ella es tan alegre —Nos vemos más tarde entonces —se despide con la mano cruzando el peatonal hasta que...

—¡Cuidado! —un carro la golpea a toda velocidad huyendo de la escena y suelto el libro para correr hacia ella —Leila, mírame, estoy aquí... ¡Alguien llame una ambulancia! —su vista estaba perdida pero se reencuentra con mis ojos al acariciar sus mejillas.

—Mar...Cus...—brota sangre de su boca ahogándose con ella y comienzo a llorar.

—No hables, no hables... ¡Una ambulancia por favor!—grito desesperado a los demás estudiantes que nos mira alrededor de la salida del campus —No te esfuerces, ya vendrá la ambulancia —posa su mano en mi cachete y no puedo parar de llorar y estar asustado.

—Marcus Sálvala... —¿Qué? ¿De qué habla?

—Sh... No hables, guarda energías — no se de quién me habla y miro a todos lados creyendo que atropellaron a alguien más pero no.

—Salva a Ámbar —abro los ojos impactado y estático porque Ámbar es mi hija pero no la he conocido aún —te...necesita... —sus pupilas me imploran y ahora me está agarrando la camisa que se posaba en mi rostro antes, rogando que le haga caso pero justo en ese segundo su mano cae al pavimento entrando en pánico al negarme a mi mismo que se ha ido en mis brazos.

—¡Leila, Leila...! —gotas de mis lágrimas caen en su rostro ensangrentado y la abrazo llamando su nombre —¡Leila, no...Leila! —de reojo entre la multitud veo el rostro de tío Johnny.

—¿Tío? —mi llanto cesa al quedar sorprendido por lo que estoy viendo pero sin soltar a Leila.

—Debes protegerla Marcus...—el está lejos pero aún así puedo escucharlo... ¿Cómo es posible? —Ella te necesita...—se voltea para irse y se va caminando perdiéndolo de vista

—Espera, Tío...—lo llamo con todas mis fuerzas pero no me responde.

Narra Marcus:

—¡Tío Johnny! —despierto de golpe con miedo y aceptando poco a poco que estaba soñando secando el sudor de mi rostro con mi mano.

Miro a Alex que está conduciendo de camino a la empresa, ya que fue a recogerme porque estaba fuera del país y yo estoy en la cabina detrás, al parecer me quedé dormido por el cansancio que desprende mi cuerpo. Otra vez tuve sueños o mejor dicho, pesadillas con la muerte de Leila que pasó frente a mí y no pude hacer nada para salvarla. Me atormenta recordar su sonrisa en estos momentos. Creo que no he superado su muerte aún ni la del tío Johnny tampoco.

—¿Está usted bien Señor? —me observa con vista rápida por el retrovisor al estar en el volante.

—Si, estoy bien, sólo tuve una pesa...—Algo en mi pecho me punza teniendo un mal presentimiento.

—¿Ocurre algo Señor Marcus? —llevo mi mano a mi pecho pensando en un sólo nombre... Ámbar.

—¡Alex, da la vuelta, da la vuelta, vamos a mi casa! —le ordeno apurado siguiendo mis presentimientos.

Paso a paso al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora