Desenmascarar

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Narra Marcus:

—No confío en esa mujer, no creo que te convenga —le suelto antes de beber mi café.

Estoy teniendo una conversación con Ricardo acerca de mi parecer de su "novia" porque no estoy convencido de que sea buena cosa, tengo una intuición y pocas veces he estado erróneo así que vine hablarlo personalmente con él.

—¿Por qué eres así? No todas las mujeres son iguales —se defiende mi amigo Rick.

—Y por eso hay que saber elegir —le respondo sin titubeos y se enoja —Desconfío de ella, no te conviene...

—No tienes motivos para desconfiar de ella, en estos meses mi relación ha ido de maravilla, eres un pesimista y hasta suenas egoísta —le da un sorbo a su taza de café mirando a través del vidrio viendo el panorama.

—¡Corrección! Soy analítico y realista.  Siempre querré la felicidad para Ed y para ti pero si no me cuadra algo, se los diré no importa qué —le hablo seriamente porque no bromeo —Algo en esa mujer me resulta tan... no sé, mi percepción de ella me dice que no es de fiar —prefiero ser sincero que ser hipócrita —Cómo me mira, tampoco me gusta...—le confieso a mi amigo intentando que me entienda pero creo que fue mala idea.

—¿Crees que todas las mujeres giran alrededor de ti? —lo ha malinterpretado, y no lo culpo, está enamorado —¿Todas las que te miran, ya te desean? —ya se alteró y es lo que quería evitar.

—No, no dije eso...—me interrumpe.

—Es lo que insinúas —lo ha tomado de muy mala manera — ¡Alexandra es mi novia y si no te gusta, vete a la mierda! —el se para furioso poniendo en la mesa el dinero que le costó su taza de café y se va de la cafetería.

Esto se me salió de las manos y de qué manera, espero que yo esté equivocado y no termine lastimado.

Regreso al trabajo dándole mente que no salió como esperaba y lo he arruinado, mi sinceridad me juega sucio muchas veces. Salgo del ascensor recibiendo saludos de algunos empleados que me pasan por el lado y le devuelvo el saludo. Paso por delante del escritorio de mi secretaria y me detiene.

—Señor Marcus, su hija lo espera en su oficina —¿Ámbar? ¿Qué hace aquí?

—Gracias Nelfa —me apresuro para hablar con ella preocupado.

Abro la puerta de vidrio viéndola sentada en el sofá de la derecha, cerca de la entrada y me pongo frente a ella de brazos cruzados y su sonrisa cambia a un rostro con miedo.

—Me puede decir señorita ¿qué haces aquí y cómo viniste? ¡Sola! —me enojo un poco pero estoy más preocupado que enojado.

—Lo siento papi, estaba aburrida en casa y por eso vine a visitarte —está cabizbaja, no le gusta verme incómodo.

—Está bien pero ¿cómo llegaste? —de sólo pensar que vino sola desde tan lejos y más a el centro de la ciudad, entro en pánico.

—Tomé un Uber desde la casa, incluso mandé la ubicación a tu teléfono pero no respondiste — cojo el teléfono del bolsillo de mi saco corroborando que dice la verdad.

Derrotado me siento al lado de ella y agarro su manita, es tan tierna pero me da miedo que le pase algo.

—No vuelvas a venir sola para acá porque me preocupo bastante, al menos que Alex te recoja ¿de acuerdo? —ella asiente y la abrazo.

Cuelgo mi saco en el perchero y comienzo a trabajar mientras Ámbar se acuesta en el piso para dibujar, de reojo la miro sonriendo como tonto por ser tan afortunado de ganarme su amor. La entiendo perfectamente ya que empezó hace 4 días sus vacaciones de verano y se aburre en casa al no estar, la sorprenderé con un viaje este fin de semana. Tecleo mi computadora bien concentrado redactando y corrigiendo algunos errores de un proyecto nuevo que pienso lanzar el año que viene. Un beso en mi mejilla me desliga de mi trabajo sonriéndole a mi princesita y la cargo sentándola en mis piernas.

Paso a paso al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora