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Narra Ámbar:

—Nos vemos papi —me despido con un abrazo y un beso.

—Lindo día mi tesoro —le digo adiós con la mano mientras camino a la entrada.

—Ámbar estamos aquí —grita Dayana encontrándolos en el pasillo a mis mejores amigos y los saludo con un abrazo grupal.

—¿Qué tal sus vacaciones de verano? —nos pregunta David.

—Yo fui a donde mi abuela en Italia —dice Dayana feliz y radiante como siempre.

—Yo la pasé junto a mi padre —digo risueña.

—¡Que bien!

—¿Que hay de ti? —le cuestiono intrigada.

—Yo estudié para el torneo de matemáticas —nosotras nos asombramos aunque no tan alegres.

Entro al aula junto con ellos charlando del nuevo año y ocupo mi lugar en mi respectivo asiento teniendo al paralelo a mis amigos. Luego de una clases de matemáticas donde la maestra explica con detalle el ejercicio, yo anoto los puntos importantes donde me puedo guiar para resolver el problema. Pasan cuatro maestros de diferentes asignaturas como también la mañana y termina la clase matutina entrando la hora de almuerzo. Guardo mis útiles en mi mochila y me voy al comedor del colegio con mi comida. Nos sentamos los tres en una mesa en el medio y empezamos a comer.

—Oye Ámbar...—me llama David y lo observo mientras como —siento que algunas niñas te miran mucho... —volteo para analizar mi alrededor y están susurrando cosas sintiéndome incómoda.

—La verdad no sé qué pasa —encojo los hombros y sigo pendiente a digerir la comida.

—Iré a averiguar—menciona Dayana que esta al lado mío pero la detengo.

—No, no es necesario Dayana, estoy bien —le sonrío agradecida, ella asiente aceptando mi petición y vuelve a sentarse.

—Hola Ámbar —me habla la niña rubia de coletas insoportable que se acercó con su grupo de amigas pero no le doy importancia porque es una busca pleitos.

Ella es Paulette, es un niña caprichosa, mal hablada y chismosa que no deja de meterse con las demás, incluyéndome. Es nueva en la escuela pero ya tiene mala reputación en tan pocos días en las otras aulas por su mala actitud. Dayana cambia su rostro al verla porque no la soporta.

—Escuché en mi casa que tu papá es un ladrón y te trata mal —al oír eso, suelto la cuchara de golpe provocando un ruido espantador por el impacto que tuvo su comentario en mi.

—Eso no es cierto —le respondo calmada pero seria.

—Pues yo creo que sí lo es, porque lo dijo mi papá que es empresario —muestra su cara de ignorante presumida y me enoja.

—Pues no me importa lo que diga tu o tu papá —para evitar echarle los desperdicios encima, me paro llevando la bandeja a su lugar.

—Debería importarte ya que podría ir tu papá a la cárcel —no caeré en su juego así que la ignoro.

—Ya basta Paulette con tu veneno y mala vibra —me defiende Dayana indignada.

—Si, ya para, deja a Ámbar en paz que ella nunca te ha hecho nada —ahora lo hace David que nunca lo había visto enojado.

—¡Ustedes no se metan! —les reprocha.

—¡Y tu no te metas con mi padre ni con mis amigos sino quieres arrepentirte de tus palabras! —le amenazo firme viendo un poco de miedo en sus ojos y me volteo en dirección a donde se colocan las bandejas usadas.

Paso a paso al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora