Evangelyn Minerva, a pesar de su aspecto ordinario, no es una chica común.
Haber sobrevivido dos años al Devildom y ser adoptada como hermana menor de los Pecados Capitales no es ningún chiste.
Pero cuando su vida comenzaba a acomodarse, Evangel...
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𝕮𝖆𝖓𝖘𝖆𝖓𝖈𝖎𝖔 𝖒𝖔𝖗𝖙𝖆𝖑 𝖞 𝖈𝖔𝖒𝖎𝖉𝖆 𝖉𝖊𝖑𝖎𝖈𝖎𝖔𝖘𝖆
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── AH. AQUÍ ESTAN LOS estudiantes que faltaban.
Luego de una corrida a tiempo récord, el cuarteto consiguió llegar justo a tiempo, unos segundos antes que sonara la última campana.
Sus compañeros de curso ya estaban sentados, y el profesor estaba a punto de iniciar la clase, pero técnicamente, no estaban tarde.
Divus estaba ahí, tan elegante como siempre, sosteniendo un largo puntero en sus manos. Su expresión de relajó cuando vio a Evangelyn entrar, pues en su mente se habían desarrollado los peores escenarios posibles por su tardanza.
Cómo eran los últimos, el único espacio libre para sentarse eran las mesas del fondo, así que luego de murmurar unas disculpas al profesor, los cuatro se encaminaron para allá.
── Minerva. ──le llamó la atención el de pelo bicolor. Ella giró la cabeza, sorprendida de haber oído su apellido. ¿Acaso el señor Crewel fingiría que no era su tutor frente a los demás? ── Tienes el cabello revuelto. Asegúrate de arreglarlo como es debido.
Ella asintió, totalmente roja por ser las miradas que estaba recibiendo. Las palabras del hombre eran firmes, pero denotaba preocupación.
Se sentó entre Grim y Ace con una sonrisita, dejando a Deuce del otro lado del pelirrojo.
── ¿Que fué eso? ──cuestionó el del corazón, que había visto la interacción sin entender.
De los cuatro, era el único que no sabía.
── Emm... El señor Crewel me propuso ser mi tutor legal mientras esté en este mundo. ──le susurró.
── ¡¿Qué?! ──gritó en el mismo tono bajo.
── Mi nombre es Divus Crewel. Pero pueden llamarme Maestro Crewel. ──dicho eso último, clavó los ojos en la única chica, cómo diciendo "te atreves a llamarme señor aquí y te conviertes en comida de perro".── Ahora, tomen sus asientos. La clase está a punto de comenzar. Vamos a empezar con lo básico. Y con eso, me refiero a guardar los nombres y las características distintivas de cien hierbas y venenos en sus diminutos cerebros.