Evangelyn Minerva, a pesar de su aspecto ordinario, no es una chica común.
Haber sobrevivido dos años al Devildom y ser adoptada como hermana menor de los Pecados Capitales no es ningún chiste.
Pero cuando su vida comenzaba a acomodarse, Evangel...
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𝕻𝖗𝖎𝖓𝖈𝖎𝖕𝖊𝖘, 𝖉𝖊𝖈𝖊𝖕𝖈𝖎𝖔𝖓𝖊𝖘 𝖞 𝖒𝖆𝖗𝖊𝖔𝖘
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LA ENERGÍA NEGATIVA que emanaba Leona estaba empezando a afectar a todos los que lo rodeaban.
De él salían olas de odio y rencor, que eran absorbidas por el resto y los debilitaban.
A esas alturas, ya casi no se podía ver por la tormenta de arena, pero Evey tenía miedo de cerrar los ojos por un momento y perder de vista a Ruggie, que apretaba los labios para no gritar del dolor.
── ¡Leona! Si tienes tanto poder, ¡¿Por qué haces esto?! ──lo cuestionó Riddle levantando su cetro con la intención de desviar la arena que atravesaba su espacio personal.
── ¿Por qué? ──repitió. ── ¿Qué te importa, chico? ¿Me vas a regañar? ¿Tratar de convencerme? ── solo ver el rostro del león le provocaba escalofríos. ── ¿No lo entiendes? El poder por sí solo no es suficiente para hacer olas en este mundo. Mira a Ruggie aquí. ──tiró de él hacia arriba hasta que el chico casi quedó colgando de su agarre. ── Es como un perro con bozal. Patético, ¿no? Es difícil no compadecerlo.
El rubio gimió en pura agonía.
── ¡Ruggie!
── ¡Ya es suficiente! ──rugió Jack, sacando su bolígrafo. ── ¡Unleash the Beast!
Un poderoso ¡Puf! sonó, y para cuando Minnie giró en dirección al chico, se encontró mirando a un enorme lobo albino, que gruñía mostrando los dientes de forma amenazante.
── ¿Qué acaba de...?
El lobo aulló con fuerza antes de arremeter contra su líder de dormitorio, que tuvo que soltar a Ruggie para esquivar un mordisco que iba directo a su hombro.
── ¡Gah!
── ¡Así se hace, Jack! ──exclamó emocionada.
── ¡Rompió la concentración de Leona! ── felicitó el pelirrojo sin perder tiempo. ── ¡Perderás la cabeza!
