𝖀𝖓 𝖕𝖔𝖈𝖔 𝖊𝖓𝖔𝖏𝖆𝖉𝖆... 𝕾𝖔𝖑𝖔 𝖚𝖓 𝖕𝖔𝖈𝖔.
JACK EMPEZABA A ARREPENTIRSE de haber aceptado acompañar a Evey.
Estaban en el salón de Ramshackle, él sentado en el sillón con las orejas bajas y mudo como un muerto, mientras que la chica iba y venía, insultando en todos los idiomas que conocía.
Tenía la sensación de que de cruzarse en su camino, ella lo arrojaría a los confines de la tierra de un solo golpe.
── Tan idiotas... ¡Tan estúpidos! ── renegaba ella por lo bajo, gesticulando con brusquedad y echándole miradas asesinas al fuego prendido en el hogar. ── ¡Tan increíblemente tarados! ──le dió una patada a la pared cuando pasaba junto a ella. ── ¡Confiar en Azul! ¡Darles su magia! ¡Todo para aprobar un maldito examen!
──... Con la gran cantidad de estudiantes que se registraron, la mayoría de ellos nunca tuvo la oportunidad de ingresar. ──se animó a hablar Jack, cuidando de no levantar mucho la voz. ── Ese fue el juego de Azul desde el principio.
── ¡Por supuesto que sí! ¡Pero esos tontos no fueron capaces de conectar dos neuronas y darse cuenta!
── Quiero decir, ¡Vamos! Si estás sacando buenas notas del trabajo de otra persona, ¿Qué prueba eso? ──bufó el hombre bestia contagiandose de la sed de sangre de la rubia. ── Están desperdiciando una oportunidad perfectamente buena para mostrarles a los demás de lo que son capaces.
── ¡Exacto!
── Si el resto del cuerpo estudiantil pensara de forma tan recta- digo, honrada como ustedes, ¡Tendría menos dolores de cabeza! ──se sumó una nueva voz, asustando a los de primero.
Dire Crowley acababa de aparecer por el pasillo de entrada, llegando junto a ellos.
── ¡GUAU! ¿Director? ¡Me asustó!
── Director...
El hombre suspiró, apoyando sus manos en el respaldo de uno de los sillones individuales. ── Así transcurre otro año en el que no puedo tomar medidas drásticas contra el pequeño "negocio paralelo" de Ashengrotto.
ESTÁS LEYENDO
𝕀𝕄ℙℝ𝕆𝔹𝔸𝔹𝕃𝔼
FanfictionEvangelyn Minerva, a pesar de su aspecto ordinario, no es una chica común. Haber sobrevivido dos años al Devildom y ser adoptada como hermana menor de los Pecados Capitales no es ningún chiste. Pero cuando su vida comenzaba a acomodarse, Evangel...