Dentro de una de las tantas habitaciones de la mansión del temible Duque Kim, Taehyung mira una y otra vez su reflejo en el espejo, no muy convencido por lo que sus ojos ven, insatisfecho por su traje, sus joyas, y su cabello rizado; quizás sus labios, el color de sus ojos, o, mejor dicho, todo él, y lo que ser un doncel representaba.
El joven castaño de mirada soñadora, sabe perfectamente que su condición como doncel lo limita en múltiples aspectos de su vida cotidiana; desde que tiene uso de razón ha sido de esa manera, pero, aún después de tantos años viviendo bajo su propia piel, no logra acostumbrarse por completo.
El día, con el frío viento del otoño calandole los huesos, presume ser uno de los más importantes de su vida; y es por ese motivo que sus nervios parecen querer hacerle una mala jugada. Puede sentir sus piernas flaquear, incapaces de sostener su propio peso, sus manos sudorosas se mantienen inquietas y sus dientes tintinean ante el choque de la expectativa.
Por más que intenta tranquilizarse y respirar con normalidad, no logra hacerlo; y justo como venía haciendo desde que despertó hace solo unas cuantas horas atrás, vuelve a mirarse, sonriendo débilmente en un intento por parecer contento.
El traje que lleva puesto, esconde un corsé demasiado ajustado para su gusto, pues le limita la respiración y la cómoda movilidad. A su corta edad, no es capaz de comprender el porqué debe usarlo, pues sabe, que moldea su figura, pero él ya posee una cintura pequeña, bastante proporcional con sus caderas y hombros; pero claro, eso es solo lo que él cree, y no lo que la estricta etiqueta dicta.
Es un doncel bastante agraciado a ojos de su primo y padre, quienes le recuerdan diariamente lo delicado y bello que es, pero, en la sociedad que lo rodea, no basta con ser hermoso. Quizás y de haber nacido como mujer, el joven nacido en el ducado Kim, sería la señorita con más propuestas matrimoniales del reino, tristemente no lo era, en cambio, la naturaleza le jugó en contra, y lo dotó con un aparato reproductor que jamás podrá darle el uso debido.
Ensimismado en su autodesprecio matutino, las puertas de su habitación fueron llamadas con sutileza; pero antes de que pudiera dar su consentimiento, estás se abrieron de manera abrupta, dejando al descubierto un rostro deslumbrante y bastante conocido para él.
La hermosa sonrisa de su primo brilló al instante en que la miel y el pastizal se encontraron; brillante cuál sol en verano, y destilando adoración por cada poro de su piel.
–Hoseok hyung—, saluda el doncel devolviéndole la sonrisa, bastante apenado por la intensa mirada que el otro sostiene sobre él—. No me molesta su presencia, pero, no puede simplemente tomarse este tipo de atribuciones. Imagínese que me encuentra en paños menores, sería una desgracia.
Las mejillas del hombre se tiñeron rápidamente de escarlata al darse cuenta de su intromisión; su sonrisa impecable vaciló con evidente nerviosismo, e intentando no hacer el momento aún más incómodo, carraspeó la garganta y miró hacia otra dirección.
–Lamento si te importuné. Debo admitir que me sentía bastante ansioso por verte…No bajaste a desayunar y me preocupé—, se excusó lleno de timidez, y mirando de soslayo esa sonrisa que el otro seguía manteniendo en su dirección, fue que decidió volver a encararlo—. ¿Estás listo? El carruaje espera por nosotros.
El corazón del doncel se aceleró nuevamente, su mirada fue directamente hacia el espejo para rectificar que su apariencia fuera medianamente aceptable para la familia que iría a conocer; sus manos viajaron hasta la tela de su corsé, el cual alisó aunque realmente no lo necesitara, y tras un suspiro lleno de pesadez e incertidumbre asintió sin entusiasmo.
El castaño mayor al notar el semblante decaído de su primo, no tardó ni un segundo en acercarse hasta él, tomándolo por los hombros con firmeza mientras lo miraba por el reflejo.
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FATE
Fanfiction¿La venganza es tan dulce como dicen? ¿Cómo pudo un corazón tan puro llenarse de tantas espinas? En un mundo donde ser un doncel es considerado antinatural; el apuesto príncipe heredero de un reino en desdicha, se ve obligado a contraer matrimonio c...