Recuerdos de abril.
EL CORAZÓN DE UN AMANTE DESTROZADO.
Sonrisas apagadas, miradas vacías, y una presencia opaca era lo único que Hoseok encontraba en ese delicado cuerpo que antes rebosaba en alegría y sinceridad.
Detrás de aquel cristal que fue colocado como barrera para el dolor, había una criatura encarcelada, agonizante y desesperada por un poco de libertad; quizás amor, o tal vez solo calor.
¿Cómo es que aquel brillante sol se apagó?
¿Cómo podía evitar que el fuego de la vida se extinguiera?
La frustración que venía acumulando por sentirse impotente, ya estaba cobrándole factura. Las noches en vela y el montón de papeles sin revisar en su escritorio eran prueba evidente de aquello que tanto tormento le causaba.
Hubiera. Hubiera. Hubiera.
¿Qué hubiera pasado si Taehyung fuera su esposo?
¿No fue muy cobarde de su parte confesar sus sentimientos después de ver a su más grande amor ser arrebatado por otro hombre?
Tal vez si hubiera actuado con más valentía en el pasado las circunstancias serían distintas.
Ahora ya no podía hacer nada. Y le dolía el corazón ver cómo su bonito castaño se iba marchitando.
"Se acabó"
¿Qué significaba eso? ¿Tenía algo que ver con lo que ellos tenían?
La noche anterior, en medio de una conversación que tuvo con el doncel, esa última frase lo había dejado bastante aturdido; y tras meterse bajo las mantas de su cama, el sueño que se apoderó de su inconciencia lo orillaron a mentirle.
"Haré un viaje, no podré cuidarte hoy"
Taehyung lo había aceptado sin rechistar, y aunque le pareció extraño, tampoco hizo por indagar.
Aunque era cierto que sus responsabilidades como futuro Duque, lo tenían bastante ajetreado; también debía admitir que ser el guardián de tan preciosa joya como lo era su primo, resultaba agotador, y no lo decía por el hecho de estar junto a él la mayor parte del tiempo, sino qué, verlo desvivirse por otro hombre, entregarle sus suspiros, sus besos y su tiempo lo estaban quebrando lentamente.
Él no era tan fuerte.
No emocionalmente, al menos.
Era exhaustivo tener que dividirse en pedacitos para sobrellevar todas sus obligaciones. Organizar campañas de entrenamiento, mantener a los rebeldes al margen, y socializar con la nobleza, lo hacían querer llorar.
No había tiempo para respirar con tranquilidad. Ya no conocía la paz.
Ese día en específico, el clima era bastante cálido; era más que evidente que la primavera había llegado, y que se encontraba en el punto más bello. Lamentablemente no pudo detenerse a admirar los hermosos colores de las frescas flores; y tampoco partió de la capital como le había dicho a su bonito ángel. En cambio, optó por su mejor opción: asistir personalmente al campo de entrenamiento.
Ese era su escape ideal, drenar su energía mediante ejercicios y riñas amistosas, era algo que siempre lo ayudaba a calmar la pesadez de sus pensamientos. Pero quizás se le había pasado la mano, pues, aunque estuvo alrededor de doce horas maniobrando la espada y disparando armas, se sentía mucho más agotado que al inicio, y su mente seguía opacada por esa neblina grisácea, por ese sueño que lo había obligado a despertar con el corazón acelerado y los ojos llenos de lágrimas.
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FATE
Fanfiction¿La venganza es tan dulce como dicen? ¿Cómo pudo un corazón tan puro llenarse de tantas espinas? En un mundo donde ser un doncel es considerado antinatural; el apuesto príncipe heredero de un reino en desdicha, se ve obligado a contraer matrimonio c...