XI

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Habíamos terminado de comer cada uno por libre, por lo que estábamos en la mesa grande del salón para seguir viendo el plan de esta madrugada. Hoy capturábamos al tercer violador de Hanne y yo estaba muerta por los entrenamientos.

Tenía unas agujetas increíbles del entrenamiento de ayer, no podía casi ni respirar sin que me doliera la barriga, si andaba me temblaban las piernas, había bebido agua con azúcar que es lo que normalmente se bebe para no tener agujetas, pero no había funcionado nada.

Mientras Adler, Jakob y Hanne repasaban el plan, Luke hackeaba el móvil del segundo violador para meterse en este y mandarle un WhatsApp al chico que íbamos a pillar hoy, yo de mientras me quejaba cada vez que me acomodaba. Intentaba con todas mis fuerzas prestar atención, pero me era imposible.

— Tenemos que hacer que dé vueltas por toda la casa, para que nosotros sigamos con tiempo y nos preparemos mejor, que salga por la puerta trasera y vea al maniquí moviéndose, claramente vestiremos al maniquí como chica, mi hermana hará ruidos para que este se crea que es una chica de verdad y cuando llegue y le toque aparecemos nosotros, la mansión tiene en el jardín árboles altos al lado de la valla de seguridad, nosotros nos quedaremos ahí y pondremos al maniquí atado al árbol, pondremos luces que solo dejen ver el cuerpo del maniquí y la cara no, lo pintaremos ahora de color carne y nos encargaremos de que esté seco para esta madrugada, de ahí yo le retengo los brazos mientras Luke le pone una cinta en la boca, Shirley ata las manos de él como le hemos enseñado y Jakob le ata los pies, ¿está claro?

Todos asentimos convencidos, esta vez había podido prestar atención, estar tan concentrada durante un tiempo me había hecho olvidarme del dolor de mi cuerpo, pero por desgracia había vuelto ese dolor. Eran las cuatro de la tarde más o menos y Luke ya había conseguido entrar en el móvil del chico, Adler nos enseñó el boceto de la mansión con las líneas que el chico debía seguir si o si, Jakob apuntaba cualquier fallo para que no lo tuviéramos ya que era muy observador, dijo que él debía atarle las piernas al chico porque era muy fácil que a mí me pegara una patada.

— ¿Y yo que hago? — dijo Hanne.

— Aparecer al lado del maniquí después de que él llegue para que se quede en shock y podamos cogerlo, luego aparecerás con Shirley y le diréis a sus padres que se ha fugado su hijo con sus dos amigos, los que tenemos en el sótano ya que haréis como que estabais en una fiesta con ellos y ellos de repente se dieron de fuga, los seguisteis con el coche de Hanne y llegaron al aeropuerto, se fueron sin mirar atrás y sin decir a donde, y ya vosotras fuisteis a la casa del chico.

— Me parece bien.

Después de repasar algunas cosas más, nos levantamos de la mesa menos Luke que seguía trabajando con muchos aparatos tecnológicos a su alrededor. Adler y Jakob tenían que ir a la mansión para ver qué todas las cosas estuvieran en su orden y que no se hayan dado cuenta de nada, era el mejor momento según ellos porque las cámaras de la mansión que había hackeado Luke mostraban la mansión en total desierto, por lo que al no haber nadie podían ir. A Hanne y a mi nos encargaron preparar el maniquí, lo cogimos entre las dos aunque yo con menos fuerza que normalmente y subimos a su habitación, decidimos usar su habitación ya que no había tanta decoración como en la mía por lo que estaba empapelada para que no se manchara nada de pintura. Dejamos el maniquí de pie en mitad de la habitación, nos pusimos una máscara que nos protegía toda la cara, unos guantes y la ropa que llevábamos era para tirar así que mancharla no nos importaba. En cuanto los zapatos, nos pusimos protectores en ellos, como esos médicos que usan gorro, guantes y como unos gorros pero en los pies, pues igual solo que la máscara transparente que nos protegía la cara también nos protegía el pelo, ambas llevábamos unos moños.

Cogimos la pintura de color carne y empezamos a rociarla por el cuerpo del maniquí, yo empecé con una pierna y Hanne con la otra.

— ¿No te da miedo que esta vez estemos más expuestos? Estarán los padres del chico en la casa, podrían escuchar cualquier cosa — comencé la conversación.

ShirleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora