XXIX

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ADLER

Siempre pensé que matar a personas de la manera divertida y larga era lo mejor, me gustaban los retos de tener que correr detrás de alguien para matarle así que eso iba a hacer, aunque no ahora. Caminaba tranquilo por el laberinto de Luke construido por la tía de él, varias veces coincidí con su tía y hablamos tranquilamente, era cómodo hablar con ella y sobretodo no te juzgaba por nada, te escuchaba y te daba atención.

No como mis padres que no me daban atención casi nunca, desde que nací hasta que murieron su prioridad fue Hanne, a veces me daba rabia que no hicieran mi comida favorita porque iban a hacer la comida favorita de ella, pero me fui acostumbrando y por ello aprendí a cocinarme yo mis platos favoritos. Habían días en los que mis padres me prestaban un poco de atención, me preguntaban cómo iban mis clases online, ya que como viajábamos mucho nunca podía quedarme en un colegio al cien por cien, y decidí aprender por internet ya que lo veía más fiable. Esos días en los que me enfermaba y me cuidaban eran momentos en los que cuando me acordaba de ellos me entraba nostalgia, siempre quería enfermarme para que me dieran atención pero por mis increíbles genes nunca tuve que ir al médico si no era para las vacunas que me tenían que poner cuando cumplía equis edad.

Recordaba un día en el que Hanne tenía competencia de baile, estábamos en el mes de junio y nos habíamos quedado un año entero en Italia por lo que nos podíamos apuntar a actividades extraescolares a pesar de que Hanne y yo no íbamos a la escuela. Hanne estaba preparándose para bailar con las demás chicas del concurso, iban todas igual vestidas y maquilladas, en esos momentos ella y yo ya éramos mejores amigos por lo que iba a ir a verla si o si, me gustaba la idea de que mi hermana hiciera algo que le entretuviera y no se centrara en los asesinatos que cometían nuestros padres así que siempre le apoyaba en todo lo que pudiera, tenía una buena dependencia hacia ella hasta que aprendí a depender de mí mismo y simplemente cuidarla con mi vida.

Ese día aparecieron mis padres, fueron a ver a Hanne en su competencia como yo había ido, pero ese día a parte de molestarme porque ellos nunca vinieron a verme en mis combates de karate, después de terminar el concurso de baile nos dieron una noticia que no me hizo nada de gracia. Nos teníamos que ir de Italia a España para cumplir un asesinato que tenían por ahí de una familia, al día siguiente de que Hanne bailara yo tenía una pelea de karate y por ello me enfade más, durante el camino a casa para hacer las maletas me peleé con ellos bastante fuerte y no les hablé hasta que no llegamos a España y pasaron un par de días de vivir ahí.

En ese tiempo de empezar a vivir en España mis padres se dieron cuenta de que ahí habían más asesinos de lo que esperaban, solo tenían en mente matar a una familia enorme de asesinos pero investigaron por internet y al enterarse de que cientos de asesinos habitaban por España, volvimos al sitio donde conocí a Luke y a Jakob, decoramos nuestra casa diferente ya que íbamos a vivir ahí, y después de eso y pasado un tiempo mis padres murieron.

El día que ellos perdieron su vida me sentí la persona más culpable del mundo, estaba aprendiendo a usar armas en el sótano mientras mi hermana pequeña dormía en su cama por una pastilla que no debía tomarse, mientras asesinaban a mis padres. Durante un buen tiempo sentí que era mi culpa la muerte de ellos, siempre pensé que si no hubiera estado en el sótano ese día mis padres se hubieran salvado, pero pasó el tiempo y el sentimiento de culpa pasó al sentimiento de venganza.

El día que conocí a mis padrastros fue uno de los peores días de mi vida, me negaba a irme de mi casa a pesar de que con menos de quince años no podía cuidarme solo ni cuidar a mi hermana, no podía trabajar con once años y si o si nos teníamos que ir. Nos mudamos a Nueva York y obligadamente nos metieron en una escuela, ahí conocí a un amigo que me ayudó al pasar los años a conseguir dinero para que cuando tuviera la suficiente edad como viajar solo con mi hermana, volviéramos a España. Y desde ahí a pesar del horror que sufrimos con esos padrastros que no sabían como cuidar a unos niños, pude vengarme de la muerte de mis padres.

ShirleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora