Llevaba ya media hora despierta, eran apenas las nueve y media de la mañana según lo que indicaba el reloj que tenía al lado. Ya me había paseado dos veces por la habitación sin nada que hacer, tenía la cama hecha y me encontraba sentada en el escritorio. Dudaba que alguien estuviera despierto a esta hora, pero mi hambre no podía esperar. Salí de la habitación con cuidado y de puntillas bajé las escaleras sin hacer ruido, miré a mi alrededor y al no ver a nadie me adentre en el pasillo que da a la cocina. Suspire aliviada llegando a esta, cuando alguien carraspeó detrás mío, solté el grito más agudo de mi vida dándome la vuelta para ver de quien se trataba.Era el hermano de Hanne, Adler.
— Joder, que susto.
De nuevo su sonrisa divertida apareció en su cara. No me había fijado en su rostro hasta en ese momento, ayer me pareció tan aburrido que no me fije en que tenía muchos rasgos parecidos a los de Hanne, o más bien ella de él, porque se notaba que él era el hermano mayor.
Para empezar tenían el mismo color de pelo, seguidamente sus labios eran más o menos iguales que los de su hermana solo que un poco más finos, una mandíbula marcada, su nariz igual que la de Hanne, perfectamente perfilada, su piel era un poco más pálida que la de ella, y sus ojos, no tardé en fijarme que sus ojos eran de distinto color. Uno de un verde con miel y el otro de un gris claro que tenía alguna que otra línea azul claro. No me di cuenta que me quede mirándolo fijamente hasta que el carraspeó de nuevo.
— Perdón, es que tus ojos... — los señalé — son muy bonitos.
— Lo sé.
Su voz era ronca, parecía que no recién despierto, pero si lo llegaba a estar se notaba que llevaba un buen rato despierto, porque no había ningún rastro de chico recién despierto con cara de perezoso.
— ¿A donde ibas?
— A la cocina, tengo hambre y como pensaba que nadie iba a estar despierto decidí bajar y hacerme yo el desayuno, ¿he hecho mal?
Negó con la cabeza y pasó por mi lado dirigiéndose a donde yo iba antes, lo seguí rápidamente y me senté en la silla cuando él empezó a sacar comida.
— ¿Tenéis algún plátano?
— ¿Por qué desayunas eso?
— Es lo que desayunaba en mi casa — solté algo nerviosa, su presencia me ponía de los nervios.
— Pero no estás en tu casa, no hace falta que seas tan — suspiró buscando la palabra adecuada — perfeccionista.
— Es lo que me han enseñado, si no soy así, me... — corté antes de seguir.
— ¿Te que?
— Nada.
Me pasó un plátano que me dispuse a comérmelo mientras él se hacía su desayuno. El silencio volvió a reinar la cocina, era un ambiente algo tenso, o al menos yo estaba tensa de los nervios. Intente hablar un par de veces, pero al decidirme volvía a cerrar la boca, ¿por que me costaba tanto hablar delante de él? Reuní fuerzas para hablar de una vez por todas expirando el aire que contenía dentro.
— Se que no confías en mi, pero sinceramente no sé qué motivos te he dado para que desconfíes de mi, tu hermana me encontró en la calle porque mis padres me echaron de casa, ella me ayudó porque estaba toda sucia y tenía hambre, ¿tanta molestia es para ti? — este bufó sonriendo de nuevo — ¿todas las situaciones serias te hacen gracia?
— Si.
— Contigo no se puede tomar nada en serio, Adler.
— ¿Y?
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Shirley
Misteri / Thriller"Más vale diablo conocido que uno nuevo por conocer" se suele decir, ¿no? Encontrarte sin nada cuando lo tenías todo en una persona, puede pasar mala factura. Cuando Shirley conoce a dos personas, su vida da un giro de ciento noventa grados. ¿Será...