Que la calle esté toda llena de policías, por los alrededores debido a la muerte de un chico, era un asco. Escuchar la sirena durante toda la mañana me petaba los oídos, por suerte recién a las una de la tarde aparcaron los coches por ahí y solo bajaron los policías, nada de alarmas ni sonidos fuertes por la mañana.Bajé al sótano y di de comer a los violadores, al principio me escupían la comida o se negaban a comer ya que se pensaban que era veneno en vez de comida, si me escupían les daba un puñetazo y si se negaban pues, ¿quien soy yo para obligar? Al fin y al cabo aceptaron que debían alimentarse y se fiaron de mi mano.
— Tienes ojeras, ¿has dormido mal? — preguntó Santy.
Lo miré con la ceja encarnada, no me importaba que me preguntara cosas, pero se estaba preocupando por mi y eso era extraño. Me dediqué a terminar de darle de comer y deje la bandeja en el escritorio que había detrás de ellos, a unos cuantos metros, volví a estar frente a ellos y me senté en el suelo.
— La policía ha estado toda la mañana con las sirenas de aquí para allá, ademas de que no fue bonito ver el cuerpo de alguien desplomado en el suelo a literalmente treinta centímetros de donde tú estabas, así que si, he dormido mal.
Todos se tensaron al escuchar eso, al parecer la palabra muerte o la frase de que alguien no tuviera vida, prácticamente lo mismo, no les gustaba mucho. Todos tenían la mirada gacha y los entendía, si yo estuviera en sus puestos estaría llorando del miedo que me provocaba que alguien me matara, que alguien decidiera el final de mi vida cuando es el destino quien lo decide, y el suyo lo habían desperdiciado el día que comenzaron a violar a chicas. Al ver a la segunda persona que cogimos, se me pasó una pregunta por la cabeza que jamas habría pensado con mis neuronas dormidas, pero era la primera vez que si podía pensar algo medio dormida.
— ¿Conocéis al asesino?
Que me respondieran era un reto, pero que no me respondieran era una confirmación. Me crucé de brazos esperando alguna respuesta que confirmara mis sospechas, al final conseguí que el chico del maniquí me respondiera.
Si, chico del maniquí.
— ¿Que te hace pensar que lo sabemos?
— Pues no lo sé, puede que tal vez no sea un asesino y sean dos, y que esos dos sean los que Hanne no puede reconocer, ¿no os parece?
De nuevo como me lo esperaba guardaron silencio, me levanté de la silla asintiendo y fui a coger la bandeja con los platos de comida. Empecé a subir las escaleras pero me detuve antes de llegar al final, los miré y sonreí.
— Gracias por la información.
— No te hemos dicho nada, Shirley.
Miré a Santy que me miraba fijamente pero con un brillo indiferente.
— Por eso mismo, el silencio es respuesta suficiente.
Salí del sótano y fui a la cocina dejando la bandeja, nosotros ya habíamos comido pero los demás se encontraban en la habitación de los juegos, con la play. Hanne se estaba duchando y planchando el pelo, según ella tardaba mucho por la cantidad de pelo que tenía. Fui con los chicos para decirles lo que me había enterado, o la teoría que había hecho.
Al entrar estaban Luke, Jakob y Adler jugando al FIFA, juego que nunca entendería como se jugaba, me senté al lado de Luke que estaba en la esquina del sofá y miré la tele en la que jugaban.
— Le he sacado algo a los violadores.
Al instante todos me miraron, dejaron de jugar y pusieron una silla en frente del sofá indicándome que me sentara, ya sentada los miré y me acomode algo nerviosa. No sabía bien como decirles que me habían confirmado y a la vez no, lo de que los dos últimos violadores pueden ser también los asesinos de las dos ultimas personas.
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Shirley
Mystery / Thriller"Más vale diablo conocido que uno nuevo por conocer" se suele decir, ¿no? Encontrarte sin nada cuando lo tenías todo en una persona, puede pasar mala factura. Cuando Shirley conoce a dos personas, su vida da un giro de ciento noventa grados. ¿Será...